2 Pedro 3:3-4 RVC
3 Pero
antes deben saber que en los días finales vendrá gente blasfema, que andará
según sus propios malos deseos
4 y
que dirá: «¿Qué pasó con la promesa de su venida? Desde el día en que nuestros
padres murieron, todas las cosas siguen tal y como eran desde el principio de
la creación.»
No es demasiado ilógico que el engaño inmediatamente
anterior a la segunda venida sea, precisamente, ¡negarla!
Y como siempre, estas doctrinas se generan a
partir de ciertas personas con autoridad e influencia dentro de la iglesia. El
hecho de que sea “gente blasfema” no quiere decir que estén fuera de la iglesia
ni renegando de Dios, sino que “sencillamente” niegan la verdad.
Hay una corriente doctrinal que tiende a
pasar por alto esta enseñanza, y es aquella que tiene que ver con la obra del
Reino de Dios transformando sociedades y culturas. Este enfoque en esencia
enfatiza en ser “sal y luz”, para llevar bendición al mundo, lo cual es parte
del ministerio de la iglesia; también enfatiza en la importancia de bendecir al
“mundo” para ser de testimonio y ganar almas para Cristo.
Creo que deberíamos tener presentes siempre
en el valor de este enfoque, porque es tan fácil de olvidar a medida que nos
involucramos en nuestro “mundillo evangélico”. Pero junto con esta verdad viene
la tendencia a olvidar las doctrinas del fin de los tiempos: con todo el bien
que podamos hacer en la sociedad, finalmente el destino de ella dependerá de lo
que quiera la mayoría, y la mayoría no somos nosotros!
Hay un programa que inevitablemente ocurrirá;
nosotros habremos cumplido con nuestra función, y parte de ella será exponer
claramente el poder de Dios para transformar sociedades, pero el mundo
finalmente lo rechazará y ya no habrá más testimonio posible de parte de los
cristianos. Mejor dicho, el último testimonio que daremos será, precisamente, no
hablar más. Entonces, aquellos que ya para entonces habrán estado totalmente
endurecidos hacia cualquier mensaje cristiano podrán comprobar en carne propia
qué ocurre cuando la luz ya no está más.
Mientras tanto, hasta que llega ese momento,
vivimos en una “tensión”: no dejar de influir en la sociedad y procurar
transformar sistemas y naciones mientras sabemos que muy pronto nos iremos. Y
por cierto, esta tensión no se soluciona ni con la “doctrina del raje” ni
negando la segunda venida.
Danilo Sorti
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