martes, 18 de julio de 2017

59. No sos vos, soy yo… ¿o al revés?

Números 14:31-33 DHH
31  En cambio, a sus hijos, de quienes ustedes decían que iban a caer en poder de sus enemigos, los llevaré al país que ustedes han despreciado, para que ellos lo disfruten.
32  Los cadáveres de ustedes quedarán tirados en este desierto,
33  en el que sus hijos vivirán como pastores durante cuarenta años. De este modo ellos pagarán por la infidelidad de ustedes, hasta que todos ustedes mueran aquí en el desierto.

No todas las cosas que nos pasan tienen que ver directamente con nosotros. Es más, quizás la mayoría de ellas tienen más que ver con otros.

Hay cosas que Dios permite o prohíbe, circunstancias por las cuales pasamos, bendiciones que recibimos o que son retenidas, dificultades y problemas que nos acontecen (¡y nos acontecerán!) que tienen que ver más bien con lo que otros hicieron. Viceversa, otros estarán siendo bendecidos o no de acuerdo a lo que nosotros hagamos o dejemos de hacer.

Como hablamos días atrás, el enfoque estrictamente individualista del Evangelio inevitablemente falla; Dios no planeó una sociedad humana formada por individuos inconexos  y aislados sino todo lo contrario. En el plan original, las conexiones humanas debían ser canales de bendición; luego de la caída se transformaron en autopistas de maldición; pero el principio sigue obrando.

¿Esto es una excusa para desentendernos de nuestras responsabilidades? No, para nada; pero tampoco podemos asumir  más carga de la que nos corresponde. Amado del Señor: hay situaciones que, por más esfuerzo que pongas, no cambiarán porque no dependen de vos.

Pero aquí entra el Dios sobrenatural en escena: una generación completa había pecado y se había excluido ella misma de las promesas divinas; todo el pueblo debía pagar por ese pecado, pero la generación emergente sería preservada durante el tiempo de ese castigo para alcanzar la promesa que ahora les estaba vedada.

Hermanos, no habrá justicia perfecta en esta tierra en este tiempo; no todas las oraciones serán respondidas aquí y ahora (¡aunque deban ser hechas!), no todo será alcanzado; y eso no necesariamente debido a nuestros errores y pecados. Pero hay una justicia y una misericordia mucho mayor, y una recompensa eterna que traerá perfecta justicia en todo lo que hayamos hecho en esta tierra.

No tenemos control de todo, no depende todo de nosotros; pero nosotros dependemos de un Dios que seguirá estando al control por toda la eternidad. ¡Alabado sea por siempre el Señor, por los siglos de los siglos!


Danilo Sorti




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