Números 14:31-33 DHH
31 En
cambio, a sus hijos, de quienes ustedes decían que iban a caer en poder de sus
enemigos, los llevaré al país que ustedes han despreciado, para que ellos lo
disfruten.
32 Los
cadáveres de ustedes quedarán tirados en este desierto,
33 en
el que sus hijos vivirán como pastores durante cuarenta años. De este modo
ellos pagarán por la infidelidad de ustedes, hasta que todos ustedes mueran
aquí en el desierto.
No todas las cosas que nos pasan tienen que
ver directamente con nosotros. Es más, quizás la mayoría de ellas tienen más
que ver con otros.
Hay cosas que Dios permite o prohíbe,
circunstancias por las cuales pasamos, bendiciones que recibimos o que son
retenidas, dificultades y problemas que nos acontecen (¡y nos acontecerán!) que
tienen que ver más bien con lo que otros hicieron. Viceversa, otros estarán
siendo bendecidos o no de acuerdo a lo que nosotros hagamos o dejemos de hacer.
Como hablamos días atrás, el enfoque
estrictamente individualista del Evangelio inevitablemente falla; Dios no
planeó una sociedad humana formada por individuos inconexos y aislados sino todo lo contrario. En el plan
original, las conexiones humanas debían ser canales de bendición; luego de la
caída se transformaron en autopistas de maldición; pero el principio sigue
obrando.
¿Esto es una excusa para desentendernos de
nuestras responsabilidades? No, para nada; pero tampoco podemos asumir más carga de la que nos corresponde. Amado
del Señor: hay situaciones que, por más esfuerzo que pongas, no cambiarán
porque no dependen de vos.
Pero aquí entra el Dios sobrenatural en
escena: una generación completa había pecado y se había excluido ella misma de
las promesas divinas; todo el pueblo debía pagar por ese pecado, pero la
generación emergente sería preservada durante el tiempo de ese castigo para
alcanzar la promesa que ahora les estaba vedada.
Hermanos, no habrá justicia perfecta en esta
tierra en este tiempo; no todas las oraciones serán respondidas aquí y ahora
(¡aunque deban ser hechas!), no todo será alcanzado; y eso no necesariamente
debido a nuestros errores y pecados. Pero hay una justicia y una misericordia
mucho mayor, y una recompensa eterna que traerá perfecta justicia en todo lo
que hayamos hecho en esta tierra.
No tenemos control de todo, no depende todo
de nosotros; pero nosotros dependemos de un Dios que seguirá estando al control
por toda la eternidad. ¡Alabado sea por siempre el Señor, por los siglos de los
siglos!
Danilo Sorti
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