Mateo 20:9 RVC
9 Los
que habían llegado cerca de las cinco de la tarde pasaron y cada uno recibió el
salario de un día de trabajo.
Siempre ha sido un tema de debate dentro del
“mundillo” evangélico la cuestión del liderazgo: quién puede ser reconocido,
quién no, qué responsabilidades se le pueden dar a uno y qué a otro, cuánto
tiempo debe ser creyente antes de ser ubicado en algún ministerio, quién tiene
más autoridad, si es el pastor, el apóstol, el patriarca, el pater, o vaya a
saber qué título nuevo estaremos inventando en este preciso momento, etc.,
etc., etc.
Bueno, no seamos tan críticos, todos esos
temas tienen su importancia y su valor, al menos en tiempos “normales”, ¡y ahí
está el problema! ¡No estamos en tiempos normales!
La parábola de Mateo 20 nos muestra a un
estanciero buscando desesperadamente obreros para su viña: todos eran
bienvenidos, todos eran necesarios, ninguno sobraba, y aún el trabajo más breve
(el que había entrado a las 5 de la tarde, porque la jornada terminaba a las 6)
merecía igual recompensa.
Dejemos de lado la protesta de los trabajadores
de la primera hora (¿se parecerá en algo a la protesta de ciertos líderes
evangélicos añosos de hoy…?), el hecho es que para el señor del campo ninguno
estaba de más. Y para el Señor del mundo ninguno está de más hoy.
Nadie sobra, todos son importantes, todos son
necesarios; el creyente de hace 80 años y el pecador recontra pecador que se
arrepintió esta mañana; ninguno debe quedarse sentado; aunque las
responsabilidades sean distintas, cada uno es necesario e imprescindible. Aún
el trabajo más “pequeño” o breve en el final de los tiempos (las 5 de la tarde
en la parábola) tiene tanta recompensa como el ministerio más largo y “exitoso”
de los cristianos de antaño. Y si tiene le misma recompensa es porque,
proporcionalmente, resulta igual de importante.
Ni podemos quedarnos sentados en un
rinconcito esperando unos cuantos años hasta que nos “mejoremos” lo suficiente
ni podemos dejar sentado a nadie. ¡Por supuesto que esto no es de ningún modo
una excusa para seguir pecando! Lo cierto es que TODOS Y CADA uno tiene una
labor muy importante que hacer AQUÍ Y AHORA, antes del fin. En el cielo
analizaremos cuán bien o cuán mal la hicimos, pero para eso falta todavía, aunque no mucho.
¡Señor, ayúdanos a servirte fielmente!
Danilo Sorti
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