miércoles, 26 de julio de 2017

67. Rápidamente sanados y activados en el ministerio

Colosenses 2:2 RVC
2  para que su corazón se anime y para que permanezcan unidos en amor, hasta que alcancen todas las riquezas que provienen de la convicción y el entendimiento, para que conozcan el misterio de Dios el Padre y de Cristo,

Pablo luchaba por algo que, creo yo, no pudo ver en su tiempo. Él se esforzaba para que las iglesias alcanzaran TODAS LAS RIQUEZAS de la “convicción y el entendimiento”. Esta expresión tiene que ver directamente (al menos en parte) con lo que hoy llamamos “Sanidad Interior”, u otros nombres que en definitiva se están refiriendo al conjunto de enseñanzas y ministraciones que solemos dar a los hermanos (especialmente nuevos) a fin de tratar con todos los conflictos del alma.

Yo sé que habría mucho para hablar del tema, y que hay iglesias que no están de acuerdo con el término o con el “paquete”. No pretendo polemizar sobre eso, tampoco pretendo defender los excesos o desviaciones que existen en torno al concepto de “Sanidad Interior”. Pero creo que todos podemos estar de acuerdo en que es necesaria una ministración enfocada en las diversas áreas de la vida interior, emocional, heridas, herencias y opresiones demoníacas, ¡y pecados!, que todos los cristianos traemos cuando recién llegamos al Señor... y que muchos continúan arrastrando durante décadas después.

De lo que sí estoy convencido es de que tenemos un tema muy importante, que algunos lo trabajan mejor que otros (y algunos, en exceso!), pero que, según entiendo, es fundamental para esta época, y mucho más a medida que el fin se acerca. No es ninguna “revelación” decir que las personas que se convierten vienen cada vez más heridas y más “deshechas” tanto en su psiquis como en sus emociones, y cada vez con más ataduras y maldiciones encima. Si hace algunas décadas atrás un mensaje de exhortación desde el púlpito podía lograr cambios importantes en las vidas de las personas, la profundidad de las tinieblas que arrastran los inconversos hoy (y los cristianos carnales también) no se soluciona “así nomas”.

Y para peor los tiempos se han acortado tanto que la Venida de nuestro Señor está muy próxima; esto significa que el Evangelio debe terminar de ser predicado a cada nación y a cada persona; y que la Novia (la Iglesia) debe terminar de arreglarse, es decir, ser perfecta. ¿¡Cómo podemos hacer esto con cristianos cada vez más conflictuados y heridos!?

Bien, no podemos.

Es que, sencillamente, no lo haremos con “ellos”, no al menos como están muchos de nuestros hermanos hoy. Para eso es necesario que despleguemos TODAS las herramientas divinas de sanidad y restauración, y lo hagamos rápidamente y las apliquemos adecuadamente y sin pérdida de tiempo a cada nuevo creyente que llega.

Mis hermanos, hay mucho que se ha escrito y publicado sobre el tema. Habrá que seleccionar y filtrar, por supuesto, pero dentro de todo eso hay perlas preciosísimas. ¡Que el Señor levante poderosos ministerios de sanidad!


Danilo Sorti




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