Mateo 25:6-10 RVC
6 A la
medianoche se oyó gritar: “¡Aquí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!”
7
Todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.
8
Entonces las insensatas dijeron a las prudentes: “Dennos un poco de su
aceite, porque nuestras lámparas se están apagando.”
9 Pero
las prudentes les respondieron: “A fin de que no nos falte a nosotras ni a
ustedes, vayan a los que venden, y compren para ustedes mismas.”
10
Pero mientras ellas fueron a comprar, llegó el novio, y las que estaban
preparadas entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta.
Quizás esta sea una de las relativamente
pocas profecías para este período de tiempo específico (aunque haya muchas que
tengan un cumplimiento parcial) y el mensaje que tiene es bastante claro.
Una predicación del hermano José García Tomas
me hizo entender una verdad evidente de esta parábola: sabremos cuándo esté por
llegar Cristo, poco tiempo antes lo sabremos. De hecho hoy y ahora la
expectativa de Su regreso está creciendo, según me parece, en todos los
cristianos fieles; eso no es simplemente una “sensación de este tiempo”,
motivada por la crisis mundial; hay un clamor que está viniendo del Espíritu.
Cuando la venida sea inminente todos lo
sabremos. El problema será si Cristo podrá “vernos” como para llevarnos. Me
explico. El aceite de las lámparas representa al Espíritu Santo, como sabemos;
en medio de la oscuridad de la noche, en el momento más oscuro, debían tener
sus lámpara encendidas para ir a recibir al novio.
Todas se durmieron, es decir, todos pasaron
por el momento de la prueba y la distracción, todos, en algún momento, se
desviaron del camino; digo, ¡todos nosotros! Pero hubo una diferencia: algunos
procuraron tener más del Espíritu, estuvieron más dispuestos a escuchar Su voz,
a alimentarse de Su Palabra; y ellos pudieron “recomponer sus lámparas”
rápidamente y hacer así que su luz brille. Pero no les sobró nada; cada uno
debía tener su propio aceite.
Claramente es la realidad de la iglesia hoy y
me gustaría dar alguna solución de último momento para ser llevados a las Bodas
del Cordero, pero no la tengo. El mundo está entrando en la noche más oscura de
su historia; si creemos que ahora está “oscuro” mucho más lo estará en el
tiempo que viene. No tenemos más alternativa que mantenernos con nuestros
depósitos de aceite llenos, ahora, no mañana, no pasado. El tiempo es breve
pero aún tenemos un poco. ¡No desechemos la advertencia del Espíritu en Su
Palabra por nuestros enredados razonamientos!
Señor, no dejes que nuestros depósitos se
vacíen de Tu Aceite.
Danilo Sorti
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