Deuteronomio 28:23 RVC
23 Los
cielos que cubren tu cabeza serán como el bronce, y la tierra que pisas será
como el hierro.
La problemática ambiental ha resultado
especialmente “problemática” para los cristianos evangélicos. Casi no hablamos
de ella, y la consideramos simplemente con fatalismo, como una de las cosas que
inevitablemente tienen que suceder. Pero con eso nos perdemos de dos cosas
fundamentales: primero, de obedecer los mandamientos de Dios respecto del
cuidado de la naturaleza (que en realidad es una de las primeras cosas que Dios
encarga al hombre, allá en Génesis 2, y quizás el mandamiento más olvidado de
todos) y segundo, nos “perdemos” de discernir la voz del Padre a través de
dichos juicios.
Deuteronomio capítulo 28 es clave, no
solamente en lo que tiene que ver con la maldición y la bendición de personas y
naciones, sino también en relación con el medio ambiente y todo lo que con él
se relaciona (la producción de alimentos, las enfermedades y plagas, los
desastres naturales, etc.). Y también es clave en darnos los principios para
traer sanidad a la tierra: a través del arrepentimiento y la justicia.
Es cierto que nosotros no traeremos el reino
milenial a la tierra y que vendrán terribles juicios a través de la Creación
(la naturaleza), pero también es cierto que la iglesia sigue estando en esta
tierra, y seguimos siendo sal y luz. En ningún momento el Señor nos “retiró” el
mandato de bendecir y restaurar. Además, los juicios de la tribulación
corresponden, precisamente, al período de la tribulación, no a este.
Y hay una cuestión estratégica: los no cristianos
no están esperando ni que Cristo venga ni que sucedan los juicios de la
tribulación (aunque se los ven venir); si nuestro testimonio implica
preocuparnos por las problemáticas ambientales, y manifestar el poder de Dios
trayendo protección y restauración sobre ellas, hoy día, creo yo, será una
herramienta evangelística muy poderosa.
Les dejo el link de un artículo de actualidad
sobre la pérdida de biodiversidad de estas últimas décadas y un artículo que
escribí hace unos años en donde analizo Deuteronomio 28 mostrando más en
detalle la relación con el medio ambiente.
Danilo Sorti
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