Efesios 6:12 RVC
12 La
batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra
principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo,
¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!
Es un pasaje conocido y predicado, y creo yo,
todavía no totalmente entendido en su magnitud. Lo que vemos en Apocalipsis,
aunque en realidad es más propio de un tiempo todavía futuro, creo que nos
muestra lo que “en anticipo” está ocurriendo ahora:
Apocalipsis 9:2-5 RVC
2 El
ángel abrió las profundidades del abismo, y de allí salió humo, como de un
horno enorme, y ese humo hizo que el sol y el aire se oscurecieran.
3 Del
humo salieron también langostas, que infestaron la tierra; y se les dio el
mismo poder que tienen los escorpiones de la tierra,
4 pero
con la orden de no dañar la hierba ni los árboles, ni nada que tuviera verdor,
sino sólo a quienes no tuvieran en la frente el sello de Dios.
5 No
se les permitió matar a nadie, sino sólo hacer sufrir a la gente durante cinco
meses con el mismo dolor de una picadura de escorpión.
Propiamente se trata de malignos seres
espirituales con el propósito de atormentar a las personas hasta un grado
extremo, aunque no matarlas. Hoy estamos viendo, como dije, “el anticipo”: hordas
infernales en número cada vez mayor atormentando a la gente. Y el resultado de
eso está a la vista: violencia y pecado creciendo desenfrenadamente.
La voz de los demonios produce falta de paz,
temor, odio, envidia, etc., etc., etc.; y la consecuencia de eso (que es en sí
mismo pecado) son los “frutos de la carne” en toda su expresión, tal como
podemos leer en el periódico de la mañana.
Bueno, pero seamos sinceros; ¡no le echemos
toda la culpa a los demonios! Reciben MUCHA, pero mucha ayuda de parte de los
seres humanos de este tiempo…
Lo cierto es que tenemos hoy una
manifestación de legiones demoníacas como nunca antes (no hace falta tener
mucho discernimiento espiritual para darse cuenta), y eso inevitablemente nos
afectará directamente a nosotros. Mis queridos hermanos, ¡NOSOTROS somos el
principal objetivo de ellos!
Pero el Señor ya nos ha dado las armas y Su
autoridad; lo que debemos evitar es la PRINCIPAL arma del enemigo: el engaño.
En la medida que nos distraiga de esta realidad espiritual demoníaca que está
ocurriendo en este tiempo, estaremos más desprevenidos de los ataques que
vendrán de muchas formas distintas y encubiertamente.
¡Señor, abre nuestros ojos para ver la
realidad espiritual!
Danilo Sorti
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