Génesis 41:54 RVC
54 y comenzaron a llegar los siete años de
hambre, como José lo había dicho. Y hubo hambre en todos los países, pero en
toda la tierra de Egipto había pan.
Uno de los roles principales que vemos en las
páginas bíblicas tiene que ver con la administración / gestión / liderazgo.
Realmente hay mucho escrito en relación con ese tema amplio (aunque en realidad
podría subdividirse, es más natural verlo en conjunto). José es un ejemplo paradigmático, aunque
nadie querría tenerlo hoy como ministro de economía (¡esclavizó a toda una
nación!), lo cierto es que gracias a su administración de la crisis logró
salvar a Egipto, muchos pueblos de alrededor y a la naciente Israel. Conocemos
muy bien la historia: José fue preparado para el momento de la crisis; teniendo
una palabra profética que parecía no cumplirse en absoluto, estaba siendo
capacitado precisamente para aquel momento.
Si damos una mirada rápida a la Biblia
podemos decir lo mismo de Moisés, luego de capacitarse durante cuarenta años en
todo conocimiento, pasó otros cuarenta aprendiendo a “no ser”, a escuchar la
voz de Dios, y a caminar por el desierto.
Josué, antes de entrar en la Tierra Prometida,
tuvo que pasar los cuarenta años en el desierto, lo cual forjó en él un temple
y una decisión que lo llevaron a avanzar sin temor en medio de pueblos feroces
y perversos.
David otro tanto, huyendo de Saúl. Se
perfeccionó en las estrategias de guerra, en la confianza en Dios, e incluso se
supone que aprendió el manejo del hierro mientras estuvo con los filisteos. No
podemos decir lo mismo de sus descendientes, y la mayoría de ellos no fue del
todo agradable para el Señor, o no lo fue en absoluto.
Algunas historias las conocemos en
profundidad, muchas otras no, pero el tiempo de prueba y capacitación previa a
una labor difícil es una constante. El mismo Pablo, siendo un jovencito, fue
introducido en el árido espíritu de la religión, con lo cual, una vez convertido,
pudo entender la gracia de una manera maravillosa.
Y aún el mismo Jesucristo:
Hebreos 5:8-9 RVC
8 Aunque era Hijo, aprendió a obedecer
mediante el sufrimiento;
9 y una vez que alcanzó la perfección, llegó
a ser el autor de la salvación eterna para todos los que le obedecen,
¿Cómo habría de pedirnos a nosotros que
obedezcamos si Él mismo no lo hubiera hecho? Pero obedeció perfectamente, y por
eso tiene toda la autoridad para pedirnos lo mismo: nuestra entrega total, nada
menos.
Esos tiempos, a veces muy largos, de pruebas
y aflicciones fueron preparación para un momento clave. Podríamos hablar allí
de Ester, “en preparación” toda su vida, habiendo sufrido desarraigo y orfandad
por la muerte de sus padres, ¿quién podía estar más capacitada para entender el
dolor de la muerte? Y aún así no le resultó fácil presentarse ante el rey.
Hermanos, muchos de nosotros somos igualmente
preparados, para un tiempo que aún no nos ha llegado. Los que no han pasado por
esos tiempos de sufrimiento sin duda tienen también su lugar en el Reino, pero
no en la hora crítica. No nos compete juzgar porque hay una cuota de
sufrimiento que no es visible a los ojos de los otros, pero si tenemos que
atravesar esos valles de sombra de muerte, es porque hay un propósito con eso.
A lo mejor no se cumplen algunos de tus sueños o anhelos, pero el aprendizaje
de esos senderos oscuros sin dudas que va a ser necesario en el futuro, y no
muy lejano.
Esos días vienen, y vienen pronto, y serán
tiempos muy decisivos, aunque puedan ser momentos relativamente cortos, o
incluso puntuales. Mantengámonos alertas para cuando suene el llamado.
Danilo Sorti
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