domingo, 14 de octubre de 2018

614. Confusión entre los enemigos del Señor


2 Crónicas 20:20-23 RVC
20 Por la mañana, se levantaron y fueron al desierto de Tecoa. Mientras ellos salían, Josafat se puso de pie y dijo: «¡Escúchenme, habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Crean en el Señor su Dios, y serán invencibles; crean en sus profetas, y obtendrán la victoria!»
21 Después de reunirse con el pueblo para ponerse de acuerdo con ellos, Josafat nombró a algunos para que, ataviados con sus vestimentas sagradas, cantaran alabanzas al Señor, mientras el ejército salía con sus armas. Y decían: «¡Demos gloria al Señor, porque su misericordia es eterna!»
22 Cuando los cantos de alabanza comenzaron a escucharse, el Señor puso contra los amonitas y moabitas, y contra los del monte de Seir, las emboscadas que ellos mismos habían tendido contra Judá, y acabaron matándose los unos a los otros.
23 Los amonitas y moabitas atacaron a los del monte de Seir, y los mataron hasta acabar con ellos, y después de eso, se volvieron contra sus propios compañeros y los atacaron hasta destruirlos.

Jueces 7:19-22 RVC
19 Gedeón y los cien hombres que iban con él llegaron al extremo del campamento, en el momento en que ocurría el cambio de centinelas de la primera guardia de la medianoche, y en ese momento tocaron las trompetas y quebraron los cántaros.
20 Los tres grupos hicieron lo mismo: tocaron sus trompetas y quebraron los cántaros; con la mano izquierda tomaron las teas y con la derecha las trompetas, mientras gritaban: «¡Por la espada del Señor y de Gedeón!»
21 Y cada uno permaneció firme en su puesto, rodeando el campamento. Entonces el ejército enemigo se espantó y, dando gritos, se echó a correr.
22 Mientras los trescientos hombres tocaban las trompetas, fue tal la confusión que el Señor provocó en el campamento de los madianitas, que se mataban entre sí con sus espadas. El ejército huyó hasta Bet Sitá, y luego hacia Sererá, que es la frontera de Abel Meholá en Tabat.

Génesis 11:5-8 RVC
5 Pero el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que los hijos de los hombres estaban edificando,
6 y dijo: «Esta gente es una sola, y todos ellos tienen un solo lenguaje. Ya han comenzado su obra, y ahora nada los hará desistir de lo que han pensado hacer.
7 Así que descendamos allá y confundamos su lengua, para que ninguno entienda la lengua de su compañero.»
8 Así fue como el Señor los esparció por toda la tierra, y como dejaron de edificar la ciudad.

Lucas 11:17-18 RVC
17 Pero él, que sabía lo que ellos pensaban, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda devastado. No hay casa que permanezca, si internamente está dividida.
18 Ya que ustedes dicen que yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú, ¿cómo podrá permanecer el reino de Satanás, si él está dividido contra sí mismo?


Muchos ejemplos de guerras se han dejado en la Biblia para nuestra instrucción, no deberíamos verlos solamente como la triste realidad de tiempos duros y sangrientos, sino como enseñanzas para la guerra espiritual.

Uno de los tantos principios que podemos ver allí y que creo nos sirven en este tiempo en el conflicto espiritual que enfrentamos en nuestros países es el de la división y confusión. Dios lo hizo en Babel, y también en otras oportunidades. No siempre ocurrió, por supuesto, hubo veces en que Israel fue derrotada por coaliciones enemigas, o bien dichas coaliciones fueron vencidas completamente. Y se trata, obviamente, no de un ejército enemigo sino, como estamos diciendo, de una coalición: un “joint venture” o una UTE militar, por decirlo en términos empresariales, una alianza estratégica… es decir, de la estrategia satánica.

Este modo de actuar de Dios tiene una larga data, es algo de lo más antiguo que podemos leer. Si empezamos con Génesis 3 nos encontramos con las siguientes acciones de Dios como castigo hacia los rebeldes:

·         Los expulsa del lugar de bendición, los maldice y maldice su entorno (con Adán y con Caín)
·         Envía destrucción (el Diluvio)
·         Causa confusión de tal forma que deban separarse (Babel)

Digamos que la última forma resultó la más misericordiosa de las tres, pero no es eso lo que me interesa analizar sino el hecho de que nos encontramos con un accionar divino muy “temprano” en la revelación bíblica, y por lo tanto, fundamental o “fundacional” si se quiere en relación con Sus enemigos.

Estoy asumiendo que el lector es plenamente consciente de que nos encontramos en una guerra espiritual cada vez más encarnizada. A veces se nos olvida, otras tantas nos quedamos dormidos, pero el Señor en Su misericordia nos despierta… digamos que de la forma en que los padres solemos despertar a nuestros hijos adolescentes cuando no quieren ir a la escuela, pero finalmente lo hace. El 08/08/18 marcó para la iglesia Argentina, y sin exagerar, de Latinoamérica, tal “despertar”. Resultó obvio que no podíamos esperar ninguna buena voluntad de parte de los grupos de poder ni de los políticos progresistas, y eso marcó el tenor de las relaciones de ahí en más. Hoy nos encontramos en medio de la batalla y nada hace suponer que disminuya, en todo caso, podrá haber alguna especie de tregua o “rearme estratégico” del enemigo, nada más. Por lo tanto, se hace necesario contar con todas las armas espirituales a nuestro alcance.

En los textos que leímos antes vemos cómo Dios obra con estas coaliciones, pero con un prerrequisito: la batalla espiritual fue ganada antes. En el ejemplo de Crónicas, antes de enfrentar a los enemigos, el pueblo se humilló y clamó:

2 Crónicas 20:3-13 RVC
3 Lleno de miedo, Josafat se dispuso a consultar al Señor, y ordenó que todos en Judá ayunaran.
4 En todas las ciudades de Judá la gente se reunió para pedir la ayuda del Señor,
5 y Josafat se puso de pie en el templo del Señor, delante del atrio nuevo, y ante la asamblea de Judá y de Jerusalén
6 dijo: «Señor y Dios de nuestros padres, tú eres Dios en los cielos, y dominas sobre todos los reinos de las naciones; en tus manos están la fuerza y el poder. ¡No hay quien pueda oponerse a ti!
7 Tú, Dios nuestro, expulsaste de la presencia de tu pueblo Israel a los habitantes de esta tierra, y se la diste para siempre a los descendientes de Abrahán, tu amigo.
8 Ellos la han habitado, y en ella te han edificado un santuario a tu nombre. Han dicho:
9 “Si alguna vez nos sobreviene algún mal, o se nos castiga con la espada, o la peste, o el hambre, nos presentaremos ante este templo, y ante ti (pues tu nombre se halla en este templo), y clamaremos a ti por causa de nuestras aflicciones, y tú nos oirás y nos salvarás.”
10 ¡Mira ahora a los amonitas y a los moabitas! ¡Mira a los del monte de Seir, por cuya tierra no dejaste pasar a Israel cuando venía de Egipto! Tú nos apartaste de ellos, para que no los destruyéramos,
11 ¡y ahora ellos nos pagan tratando de arrojarnos de la tierra que tú nos diste en propiedad!
12 ¡Dios nuestro! ¿acaso no los vas a juzgar? Nosotros no tenemos la fuerza suficiente para enfrentar a ese gran ejército que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer, y por eso volvemos a ti nuestra mirada!»
13 Todo Judá estaba de pie delante del Señor, con sus mujeres y sus hijos.

Notemos bien qué está ocurriendo:

·         Todo el pueblo se reunió para pedir la ayuda del Señor, esto es, nadie estaba confiando en sus propias fuerzas
·         Clamaron al Señor
·         Reconocieron el poder y la soberanía de Dios
·         Reconocieron las grandes obras de Dios en la historia
·         Reconocieron que Dios había hecho provisión para que Su pueblo pidiera ayuda
·         Pidieron justicia: no había razón para esa invasión, Israel era inocente
·         Reconocieron su debilidad pero confiaron en el poder de Dios
·         Reconocieron que no sabían que hacer

Como resultado, recibieron una palabra:

2 Crónicas 20:14-17 RVC
14 Allí estaba también Jahaziel, levita de los hijos de Asaf y descendiente en línea directa de Zacarías, Benaías, Yeguiel, Matanías. En el curso de la reunión, el espíritu del Señor vino sobre él,
15 y dijo: «¡Escúchenme ustedes, habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Y escúchame tú, rey Josafat! El Señor les dice: “No tengan miedo ni se amedrenten al ver esta gran multitud, porque esta batalla no la libran ustedes, sino Dios.
16 Mañana, cuando ellos suban por la cuesta de Sis, ustedes caerán sobre ellos. Los encontrarán junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.
17 En este caso, ustedes no tienen por qué pelear. Simplemente quédense quietos, y contemplen cómo el Señor los va a salvar. Judá y Jerusalén, no tengan miedo ni se desanimen. ¡Salgan mañana y atáquenlos, que el Señor estará con ustedes!”»

Y la reconocieron como palabra de Dios y obraron en consecuencia.

2 Crónicas 20:18-19 RVC
18 Entonces Josafat se inclinó de cara al suelo, lo mismo que todos los de Judá y los habitantes de Jerusalén; se postraron delante del Señor, y lo adoraron.
19 Luego se levantaron los levitas coatitas y coreítas, y a gran voz alabaron al Señor y Dios de Israel.

¿Resulta sorprendente que Dios obrara? La batalla ya había sido ganada en el ámbito espiritual. Buscando un poco me encontré con esta misma frase en boca de un antiguo estratega chino: “Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después.” (Sun Tzu, “El arte de la guerra”, 400 – 320 a. C.). La victoria consistió en sembrar confusión en una coalición enemiga, que en realidad no estaba tan “coalicionada” como parecía…

Con Gedeón pasa otra cosa. Allí la misericordia divina fue mayor, porque el pecado de Israel era también muy grande. Pero todo empieza con el clamor del pueblo al que Dios atiende llamando a Gedeón, luego el derriba el altar idolátrico que había en la casa de su padre (es decir, en su propia familia), es puesto a prueba en su fe y arma un ejército que termina siendo pequeño por fe, y finalmente avanza por esa misma fe. Arrepentimiento, consagración, obediencia, fe y decisión. La acción de Dios fue la misma: confusión en el ejército enemigo.

Ahora bien, esto no debe sorprender porque el ejército enemigo, es decir, las huestes demoníacas, se encuentran en estado de casi caos, al borde de la rebelión y de la lucha interna, ¿cómo podría ser de otra forma si es el espíritu del mismo Satanás sembrado en esos ángeles caídos? Por lo tanto, sus coaliciones se mantienen mientras pueden enfocar el odio sobre los cristianos, tal como vemos hoy en la sociedad, pero cuando la batalla es ganada espiritualmente con las armas que hemos visto, la confusión les infringe una derrota humillante.

Jesús expuso ese principio “incidentalmente” en el texto que leemos en Lucas 11: cuando el reino de las tinieblas se divide contra sí mismo, y eso ocurre, resulta derrotado. Proféticamente hemos escuchado que eso ocurrirá hacia el final de la gran tribulación, mientras tanto se encuentra en un momento de relativa unidad ya que ha logrado convencer a grandes hordas de demonios de que tienen la victoria asegurada. Pero las realidades nacionales y locales bien pueden ser distintas, y lo serán porque así ha sido profetizado para el fin de esta edad presente.

Salmos 55:9-13 RVC
9 ¡Destrúyelos, Señor! ¡Confunde su lengua! ¡En la ciudad sólo veo violencia y rencillas,
10 que día y noche rodean sus murallas! En su interior sólo hay iniquidad y violencia;
11 en su interior sólo hay continua maldad; el fraude y el engaño no se apartan de sus calles.
12 No me ha ofendido un enemigo, lo cual yo podría tolerar; tampoco me ha atacado quien me aborrece, pues de él podría haberme escondido.
13 ¡Has sido tú, que parecías ser mi amigo, mi compañero, mi hermano del alma!

¿Podemos orar para que Dios confunda a nuestros enemigos? Creo que debemos, y creo que es estratégico en este momento. Por supuesto, nadie está hablando de una guerra física, es espiritual. En este salmo se nos recuerda el episodio de Babel, y es muy aplicable para lo que estamos viviendo ahora, una verdadera guerra de palabras y mentiras, en la cual los cristianos hemos sido en cierto sentido engañados por actores sociales y políticos que prometieron algo que no cumplieron (bueno, vaya novedad, ¿no?). Es necesario que nos ubiquemos en el lugar correcto delante de Dios, y veremos con nuestros ojos como el espíritu de confusión enviado por el Señor hará que los adversarios que estaban unidos contra el Pueblo del Señor terminen atacándose unos a otros.


Danilo Sorti




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprime aquí para enviarnos tu ofrenda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario