Apocalipsis 20:7-10 RVC
7 Al cabo de los mil años, Satanás fue puesto
en libertad de su prisión,
8 y salió a engañar a las naciones que están
en los cuatro extremos de la tierra, y a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para
la batalla. ¡Su número era incontable, como la arena del mar!
9 Y subieron por todo lo ancho de la tierra,
y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero del cielo cayó
fuego y los consumió.
10 El diablo, que los había engañado, fue
lanzado al lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta.
Y allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Apocalipsis 9:1-5 RVC
1 Cuando el quinto ángel tocó su trompeta, vi
que una estrella cayó del cielo a la tierra, y que se le dio la llave del
profundo abismo.
2 El ángel abrió las profundidades del
abismo, y de allí salió humo, como de un horno enorme, y ese humo hizo que el
sol y el aire se oscurecieran.
3 Del humo salieron también langostas, que
infestaron la tierra; y se les dio el mismo poder que tienen los escorpiones de
la tierra,
4 pero con la orden de no dañar la hierba ni
los árboles, ni nada que tuviera verdor, sino sólo a quienes no tuvieran en la
frente el sello de Dios.
5 No se les permitió matar a nadie, sino sólo
hacer sufrir a la gente durante cinco meses con el mismo dolor de una picadura
de escorpión.
Estos episodios, aunque ocurren en momentos
diferentes, tienen algo en común: por alguna razón que no se dice en el texto,
a los seres malignos encarcelados se les permite salir de su prisión. En una
lectura descontextualizada esto puede parecer un “capricho divino”, algo que
Dios dispuso hacer “porque sí”, o en todo caso, ya que Apocalipsis nos habla
del contexto de los juicios, PARA juzgar a la humanidad.
Sin embargo, ese “para” no nos conforma,
porque sigue sin responder al “por qué”. ¿Por qué Dios soltaría sin motivo el
mal sobre la Tierra? ¿Cómo un Dios bueno puede “voluntariamente” dejar libre al
mal?
Estas preguntas pudieron haber inquietado a
más de uno durante mucho tiempo, pero la respuesta es por demás de sencilla,
aunque no tan fácil de encontrar en la Biblia. Entendamos que en la Palabra no
está escrito todo lo que a nosotros nos gustaría leer, de hecho se basa en un
estricto principio de economía de palabras. Basta leer el momento más
importante de la historia, la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús, que
ocupa no más de dos, o tres, capítulos en cada uno de los Evangelios, para
darnos cuenta de este principio. Bajo el mismo principio, por ejemplo, nunca
intenta demostrar la existencia de Dios porque, según nos aclara Pablo, eso se
puede entender a través de la Creación.
Entonces, ¿podemos buscar algo en el contexto
de los lectores de Apocalipsis, en realidad, de los primeros lectores de todos
los libros de la Biblia, que nos explique eso claramente? Sí, una verdad
espiritual tan básica que cualquiera en esa época la sabría, y cualquiera
acostumbrado a invocar a espíritus y dioses hoy también: los seres espirituales
se manifiestan cuando se los invoca, cuando se les ofrecen sacrificios, cuando
la gente los adora, cuando vive de acuerdo a sus principios (vida es igual a
adoración, a Dios o al Adversario).
Todo el sistema de sacrificios del Antiguo
Pacto atestigua esta verdad
Sencillamente, si en determinado momento los
espíritus malignos son liberados es porque las personas le dieron autoridad
para eso. Pero si van a ser liberados es porque en determinado momento fueron
encarcelados:
1 Pedro 3:18-20 RVC
18 Porque también Cristo padeció una sola vez
por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. En el
cuerpo, sufrió la muerte; pero en el espíritu fue vivificado;
19 en el espíritu también, fue y predicó a
los espíritus encarcelados,
20 a los que en otro tiempo desobedecieron,
en los días de Noé, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se preparaba el
arca, en la que unas cuantas personas, ocho en total, fueron salvadas por medio
del agua.
¿Por qué pudieron ser encarcelados en ese
juicio si aún Cristo no había obtenido la victoria? Pues en vista a lo que
ocurriría en el futuro, y por eso Jesucristo fue a confirmar la justicia de su
encarcelamiento. Estos son los que serán soltados del abismo al fin de los
tiempos, y ya está ocurriendo.
Apocalipsis 20:1-3 RVC
1 Vi entonces que un ángel descendía del
cielo. Llevaba en su mano la llave del abismo y una gran cadena.
2 Apresó al dragón, que es la serpiente
antigua, y que es también el Diablo y Satanás, y lo ató durante mil años;
3 luego lo arrojó al abismo y lo encerró, y
selló la puerta, para que no volviera a engañar a las naciones hasta el cabo de
los mil años. Después de esto es necesario que se le suelte por un poco de
tiempo.
Cuando se complete el número de los santos
que habrán de morir como mártires, la medida de los sufrimientos de Cristo, de
los que Pablo se enorgullecía de ir completando en su propio cuerpo (mientras
nosotros nos enorgullecemos de comprarnos un automóvil nuevo…) entonces el
dominio del Anticristo habrá llegado a su fin y ya no tendrá absolutamente
ningún derecho legal sobre esta Tierra. Allí será arrojado al infierno y
Satanás encarcelado, ¿por qué? Porque todavía el pecado no habrá desaparecido,
por lo tanto, existirá aún en los hombres que queden sobre la Tierra una
semilla, una raíz, que lo mantendrá “en suspenso” por un tiempo.
Si habrá de ser soltado después, ¿por qué
razón? No puede haber otra que el pecado de la humanidad, aún durante ese
tiempo maravilloso del Reino Venidero. Los profetas hablan de eso, pero no
vamos a profundizar aquí sobre el tema.
Muy bien, ¿cómo podemos aplicar esto hoy? ¿Se
trata solo de una verdad escatológica futura? No, primero porque la
“escatología” ya “está aquí”! Segundo
porque nos muestra una verdad que en realidad ya sabemos, pero que debemos
aplicar en toda su magnitud.
Hay acontecimientos que ocurrirán a nivel
mundial por la maldad de los hombres pero así como Dios hace diferencia entre
persona y persona, también la hace entre nación y nación. Cuando leemos los
acontecimientos mundiales pensamos que en todo lugar será exactamente igual,
pero la Biblia nos muestra que no deberíamos considerarlo así.
Entonces, según la gente de cada país,
hablando de la nación como un todo, se acerque o se aleje más de Dios, haya más
o menos pecado, se abrirán puertas más grandes y más fácilmente para los
espíritus malignos o no. Por cierto que en todo lugar se abrirán, pero no de la
misma forma. Todo lo que hagamos por establecer justicia en nuestra tierra,
nuestra región, nuestra nación (Dios las considera como una “persona jurídica”)
redundará en una menor libertad de acción para los demonios, tanto hoy como en
el tiempo de los juicios (no solo por la razón que mencionamos aquí), y eso
significará más personas que serán salvas, hoy y durante los juicios.
Por lo tanto, no es en vano lo que hagamos,
ni tenemos que caer en el fatalismo de que “como todo va a ir de mal en peor
mejor me ocupo de lo mío y listo”. En el “ajuste fino” de las naciones y de los
juicios sobre la Tierra, toda justicia que sembremos hará una diferencia
llegado el momento. Mientras es de día, sigamos haciendo las obras de la luz.
Cuando la noche llegue, ya no habrá más para hacer… por un tiempo.
Danilo Sorti
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