martes, 20 de junio de 2017

1. Responsabilidad compartida

Génesis 3:1-5 RVC
1 La serpiente era el animal más astuto de todos los que Dios el Señor había creado. Así que le dijo a la mujer: «¿Así que Dios les ha dicho a ustedes que no coman de ningún árbol del huerto?»
2 La mujer le respondió a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del huerto,
3 pero Dios nos dijo: “No coman del fruto del árbol que está en medio del huerto, ni lo toquen. De lo contrario, morirán.”»
4 Entonces la serpiente le dijo a la mujer: «No morirán.
5 Dios bien sabe que el día que ustedes coman de él, se les abrirán los ojos, y serán como Dios, conocedores del bien y del mal.»


La tentación de Génesis 3 nos muestra dos condiciones previas que abrieron el camino al engaño, y además algunas diferencias entre ambos géneros, aunque no deberíamos ser demasiado taxativos con esto porque nos pasa también sin diferencia.

Adán tenía la responsabilidad de cuidar el huerto, el "debía estar ahí", no debía permitir que nada extraño ingresara. Cuando ocurre la tentación, no estuvo. Eva era más fácilmente engañable, y tomó una decisión sola, sin buscar el consejo de Adán.

Quién debía cuidar no lo estaba haciendo y quién debía cuidarse y buscar el cuidado de otro se expuso sin reparos a escuchar el mensaje.

Alguien debe cuidar, y no ser negligente en hacerlo. Y alguien debe tener cuidado de lo que escucha y, más que nada, no tomar decisiones sin adecuado consejo; debe saber que tiene que ser cuidado. Creo que son las debilidades más frecuentes en hombre y mujeres respectivamente, aunque en realidad nadie está libre de ninguna.

Que el Señor nos ayude a no "ponernos en el lugar de la tentación" porque sin duda que la serpiente "acudirá a la cita". Que el Señor nos ayude a no corrernos de la función de protección, porque sin duda alguien va a sufrir.


 Danilo Sorti.




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprima aquí para enviarnos su ofrenda.
🙏

No hay comentarios:

Publicar un comentario