Apocalipsis 12:13-16 RVC
13 Cuando el dragón
se dio cuenta de que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que
había dado a luz al hijo varón.
14 Pero a la mujer se
le dieron las dos alas de la gran águila para que volara a su lugar en el
desierto, donde es alimentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un
tiempo, para estar a salvo de la serpiente.
15 Entonces la
serpiente arrojó mucha agua por la boca, para que la mujer fuera arrastrada
como por un río.
16 Pero la tierra
vino en su ayuda, pues abrió su boca y se tragó el río que el dragón había
arrojado por su boca.
Nuevamente tenemos aquí un texto que se refiere a un tiempo
futuro, pero que tiene una aplicación parcial en el presente. Lo que Dios hará
en el futuro no es, en esencia, distinto a su modo de actuar en el presente.
Mejor dicho, casi diría que ni necesita Dios hacerlo, la misma creación de Dios
lo hace por él, porque en la segunda parte de esta confrontación es la misma
Tierra la que se encarga de proteger al Pueblo de Dios.
Aunque no ha llegado el tiempo del cumplimiento pleno de
esta profecía, veremos hoy que Dios tiene y tendrá cuidado milagroso de Su
Pueblo y de Su Obra, y no importa cuán devastadora parezca la obra de Satanás,
cuán absoluta y sin salida; Dios tiene un recurso para eso; la misma creación
toma partido a favor de Sus Hijos.
Si ves venir el río hacia vos, tenés que saber que hay una
grieta abriéndose un poco por delante de ti para tragarlo. Y estoy pensando en
los ríos de inmundicia y pecado que Satanás está lanzando contra todo el mundo,
y que pretenden penetrar en la Iglesia del Señor. Aferrate a esta promesa y
reclamala: no entrarán en el pueblo santo, no importa cuán impetuoso sea su
caudal, no importa cuán avasallante parezca; ¡no entrarán!
Teniendo esta promesa, no le abramos las puertas nosotros
mismos…
Danilo Sorti
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