martes, 20 de junio de 2017

14. No hay murallas de separación

Gálatas 3:25-29 DHH
 25 Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la ley,
 26 pues por la fe en Cristo Jesús todos ustedes son hijos de Dios,
 27 ya que al unirse a Cristo en el bautismo, han quedado revestidos de Cristo.
 28 Ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo.
 29 Y si son de Cristo, entonces son descendientes de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo.

Quiero que veamos el versículo 28. Lo que Pablo está diciendo resultaba tremendamente revolucionario en un mundo profundamente dividido como el de su época. Las brechas (hoy se puso de moda la palabra "grieta") que separaban a esos grupos sociales, los estereotipos y las enemistades mutuas eran enormes; pero todo eso quedaba cerrado gracias a la obra de Cristo y por la acción de Su Espíritu, y por lo tanto, ya no tenía vigencia en Su Cuerpo, es decir, la Iglesia... ¿o sí?

Bueno, digamos que sí. La obra perfecta y completa de Cristo necesitaba todavía expresarse entre ellos, como lo necesita hoy.

Quiero ser franco: nunca he sido partidario de que debamos estar "todos juntos y amontonados" porque sea "políticamente correcto" y no nos haga sentir "discriminadores". La realidad es que, al venir de tan distintos trasfondos y tener tan distintas historias e incluso visiones de ministerios, muchas veces lo más conveniente y productivo para el Reino es que estemos en iglesias distintas, que puedan así atender específicamente a las necesidades y llamados de cada grupo humano. En otra oportunidad podremos charlar si este es el modelo perfecto o es un paso intermedio hasta que lleguemos a una unidad completa, inmediatamente antes de la venida del Amado.

Hecha esta salvedad, he visto como todavía en distintos ámbitos y sociedades la mujer sigue estando relegada en sus dones y ministerios, menospreciada en su llamado por los que hasta ahora tienen la autoridad (dada solamente por gracia, aunque suelen pensar que es por mérito propio). Por supuesto, no me refiero al mundo musulmán, me refiero a nuestros paìses, aquí y ahora.

Y también creo que hay roles que son más difíciles para la mujer, así como hay otros que son más difíciles para los hombres (aunque queramos aparentar que podemos hacer bien todo...), pues precisamente por eso Dios creó de SU MISMA Y ÚNICA IMAGEN dos géneros, no uno. JAMÁS la imagen de Dios estará completa con uno solo, JAMÁS el liderazgo de Su Cuerpo será completo si solamente una visión (la masculina normalmente) es la que se aplica, y si el liderazgo y ministerio de la Iglesia no está completo, JAMÁS la Novia llegará a ser lo que tiene que ser para ser llevada por Cristo.

Esto quiere decir dos cosas: inevitablemente (y rápidamente) el Espíritu levantará el liderazgo de la mujer, como ya lo ha venido haciendo desde hace tiempo, para que esté dode debe estar: uno al lado del otro, como fue el diseño original. Y también inevitablemente (y, rápidamente), las iglesias que no acepten esto perderán el mover del Espíritu, sufrirán divisiones (y no por culpa de Satanás sino ENVIADAS directamente por Dios) y terminarán muriendo de muerte natural... si es que no se quedan mirando hacia el cielo mientras el resto de sus hermanos son arrebatados...

Para concluir, quiero citar un párrafo de un libro profético que recomiendo, "La antorcha y la espada", de Rick Joyner:

"Es porque muchos honraron solamente a los padres y no también a las madres, que sus frutos no permanecieron por mucho tiempo en la Tierra. Debes honrar a los padres y a las madres para dar a luz hijos e hijas. Nadie que no vea la gloria en los hijos puede verme como soy. Tengo la sabiduría de los siglos y la sabiduría del nuevo nacimiento. Es la sabiduría de los padres y las madres, de los ancianos y los jóvenes, la que sigue el camino de la vida."

La iglesia ha tenido muchos padres, ¡pero cualquiera que sea padre sabe que somos bastante deficientes a la hora de criar hijos, especialmente cuando son pequeños! No es distinto en la iglesia, ¡y qué liberador resulta saber que hay una madre que puede hacer muchas cosas mejor que nosotros! Tampoco es distinto en la iglesia.

¡Oh Espíritu, levanta las madres de este tiempo, permite que sean reconocidas y valoradas como tales, y que en unidad, respeto y valoración mutua completemos TU obra!

 Danilo Sorti




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