lunes, 26 de junio de 2017

37. Está tu bendición… hay que ir a buscarla!

Mateo 6:33 NTV
33  Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.

El tema de la bendición económica no se resume en unas pocas “fórmulas mágicas evangélicas”, de hecho, es uno de los temas del que más habla el Espíritu Santo en toda la Biblia. Por tanto, no debemos dejarnos engatusar por “poderosas” predicaciones que en 30 minutos pretenden darnos los cinco pasos para el éxito económico. Además, hay que tener en cuenta que la bendición económica, al menos en nuestra tierra, es el tema favorito que utilizan líderes exitistas o incluso inescrupulosos para amontonar gente y conseguir abundantes ofrendas.

Dicho esto, también debemos decir enfáticamente que Dios quiere bendecirnos y que ha dejado muchísimas indicaciones para que realmente prosperemos económicamente. Es necesario un equilibrio y ordenar adecuadamente las prioridades. No puedo en un artículo breve resumir toda la enseñanza al respecto, pero quiero dejar una de ellas (y recordemos que hay muchas más).

Este conocido pasaje de Mateo se ha usado muchas veces en un sentido “mágico”, como dije antes. Descontextualizado, parecería decir que, al hacer la voluntad del Padre, nos va a “llover la bendición” mientras nos sentamos en el patio a esperarla. Pero sabemos que “un texto fuera del contexto es un pretexto”, es decir, no se puede hacer una doctrina con un texto suelto.

Es cierto que si hacemos la voluntad divina hay bendición y provisión para nosotros (y tengamos en cuenta que no estoy hablando de muchas otras enseñanzas que pueden cambiar eso); pero ¿cómo conseguimos esa bendición?

El primer mandato dado al hombre fue el de cuidar el huerto, esto es, trabajar. El trabajo NUNCA fue una maldición, la maldición consistió en el trabajo duro e infructífero. Si perdemos de vista eso, no entenderemos que la bendición que el Señor promete en Mateo 6, que está lista y preparada para nosotros, vendrá a través de nuestro trabajo, es decir, al servir a Dios se nos prepara una bendición que deberemos “ir a buscar”; dicho de otra manera, el trabajo que normalmente está maldito ahora nos resultará bendito, próspero, fructífero. Por supuesto que Dios puede hacer milagros y darnos una provisión sin que tengamos que trabajar por ella, y a veces lo hace; pero, según entiendo, eso es más bien una excepción, algo para momentos críticos o especiales. El resto del tiempo, el “tiempo normal”, la provisión vendrá a través del trabajo.

Quizás se trate de algún trabajo nuevo, algo en lo que no pensaste hasta ahora, o algo que siempre estuvo “cerca” pero que nunca le diste importancia. Puede ser una nueva forma de hacer las cosas, una nueva actitud, un nuevo emprendimiento, personas que providencialmente nos abren puertas… En fin, muchas cosas, todas perfectamente “naturales” pero que en realidad están siendo guiadas por la Mano sobrenatural del Padre.

Si has estado sirviendo al Señor durante tiempo y no ves que haya una recompensa, si creés que el Señor “te está fallando”, revisá lo que estás haciendo y qué están viendo tus ojos; muy probablemente la bendición está muy cerca esperando que vayas a tomarla con un trabajo inteligente. ¡Señor, danos sabiduría y discernimiento!


Danilo Sorti




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