Mateo 19:22-24 RVC
22 Cuando el joven
oyó estas palabras, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
23 Entonces Jesús
dijo a sus discípulos: «De cierto les digo que difícilmente entrará un rico en
el reino de los cielos.
24 Una vez más les
digo, que es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, a que un
rico entre en el reino de Dios.»
Quizás no haya mucho que agregar a este pasaje porque es
bastante conocido; algunos han intentado torcer hábilmente su significado
diciendo que el “ojo de una aguja” era en realidad una puerta estrecha por la
que los camellos tenían que agacharse para entrar, pero en realidad, si tenemos
en cuenta la forma de hablar de Jesús tal elipsis no cuadraría muy bien.
Además, la misma experiencia cristiana ha confirmado
(lamentablemente) más de una vez esto que dice: difícilmente los ricos entren
en el Reino de Dios, porque tienen puesta su esperanza en las riquezas, que
poseen en abundancia (por la gracia y los propósitos divinos, nada más) y que
les permiten solucionar todos sus problemas… en la tierra, claro.
Pero este pasaje tiene otra “vuelta de tuerca” si lo ponemos
en un contexto más amplio: muchos de los que vivimos hoy en este país, podemos
considerarnos “ricos” a comparación de muchísima gente en el mundo, y de la
gente de la época de Jesús también. A pesar de que nos siga costando llegar a
fin de mes, tenemos muchas más posesiones y comodidades que buena parte del
mundo. En cierto sentido, nosotros también “somos ricos”.
Por eso es que Dios ha permitido durante tantas décadas que
la crisis azote regularmente a nuestro país, si no hubiera sido así, muy pocos
hubieran aceptado el Evangelio. Muy amados del Señor, seamos sinceros, muchos
han venido al Señor gracias a una crisis (en todo o en parte) económica, y los
que no, han tenido muchas veces que pasar por crisis económicas para acercarse
más profundamente al Señor y a su poder.
Son pocos los profesionales o empresarios exitosos, aún
siendo cristianos, que tengan una vida espiritual profunda; y de hecho es muy
meritorio que así sea.
Job 42:5 DHH
5 Hasta ahora, solo
de oídas te conocía,
pero ahora te veo con mis propios ojos.
Job, siendo un hombre santo y justo del cual nada menos que
Dios mismo pudo dar testimonio delante del Adversario, tuvo que pasar por una
profunda crisis económica y vivencial para tener un encuentro más profundo con
el Señor.
Por cierto que no podemos decirle nosotros a Dios cuál es la
mejor forma en que vamos a crecer espiritualmente, y si Él dispone crisis y
dificultades, sabe por qué lo hace; pero algo sí podemos y debemos hacer:
aprovechar nuestras pasajeras riquezas y comodidades en servirle y disponer
tiempo en buscarle, dejando de lado las distracciones que pueden ser muy
válidas (bien usadas) pero que nos restan tiempo para Él. La iglesia del fin de
los tiempos no necesita que el Señor la zarandee para despertarse, ya está
despierta y velando continuamente.
¡Señor, ayúdanos a usar el tiempo y los recursos que nos
diste para Tu Gloria!
Danilo Sorti
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