Gálatas 6:1,2 RVC
1
Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son
espirituales, restáurenlo con espíritu de mansedumbre. Piensa en ti mismo, no
sea que también tú seas tentado.
2
Sobrelleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de
Cristo.
La carga que se nos pide llevar es la carga de las
debilidades y pecados de nuestros hermanos, no en el sentido de tolerar o
aceptar cualquier cosa, sino más bien en el sentido de corregir con amor y
paciencia; hoy, mañana, pasado mañana…
La verdadera lucha, de la que hablábamos hace unos días,
tiene que ver principalmente con vencer el pecado y la tentación; cuando
podemos lograr esto el sufrimiento se puede sobrellevar con el poder de Cristo,
las privaciones y necesidades son suplidas por Su Espíritu y los imposibles son
enfrentados por el Dios que todo lo puede.
Nos enseñaron durante mucho tiempo a luchar individualmente
contra el pecado, cuando no a directamente apartarnos de los hermanos
visiblemente pecadores. Lo cierto es que debemos ayudarnos con eso, y repito,
ayudarnos no es clavarnos las espadas mutuamente ni menos aún hacer la vista
gorda.
Se requiere aquí un pacto entre hermanos: ofrecer ayuda con
amor y verdad, con paciencia pero requiriendo cambios; y estar dispuestos a
aceptar la ayuda ofrecida. Por encima de todo, debemos aceptar que somos
llamados a vivir en santidad práctica, no solo posicional; que la gracia de
Cristo no es un chicle que se pueda estirar tanto como se quiera y que el
pecado es mucho más terrible de lo que solemos pensar. ¡Que el Señor nos ayude
a aplicar Sus principios!
Danilo Sorti
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