jueves, 1 de marzo de 2018

405. El Espíritu de la Religión oculta la fecha de vencimiento…

Gálatas 4:21-31 RVC
21 Díganme, ustedes que quieren estar sujetos a la ley: ¿no han oído lo que dice la ley?
22 Porque está escrito que Abrahán tuvo dos hijos; uno de la esclava, y el otro de la libre.
23 El hijo de la esclava nació conforme a una decisión humana; pero el hijo de la libre nació conforme a la promesa.
24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.
25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, y ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.
26 Pero la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.
27 Porque está escrito: «Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada que los de la que tiene marido.»
28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.
29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también sucede ahora.
30 Pero ¿qué dice la Escritura? «Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no heredará con el hijo de la libre.»
31 De modo, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

En todo lo que estamos hablando sobre el Espíritu de la Religión vimos que su principal justificación “doctrinal” viene de tomar palabras de un pasado que pretende mostrar como el más lejano y “genuino” posible pero en realidad no lo es; simplemente hace una “relectura” selectiva de ese pasado, tomando y exagerando lo que le conviene y olvidando o borrando el resto. Pablo demuestra que, cuando sigue la misma lógica de “ir hacia el pasado” en realidad nos encontramos con la gracia y no con la Ley (mejor dicho, lo que esos maestros judaizantes pretendían mostrar como Ley).

Ahora Pablo desarrolla otro argumento que está anclado en ese mismo pasado: la Ley tenía “fecha de vencimiento”, es decir, desde ese mismo pasado más remoto que Pablo toma, el tiempo de Abraham y no el de Moisés, ya estaba proféticamente anunciado que la Ley daría paso a la gracia.

Pablo está haciendo una interpretación alegórica de la vida de Abraham y sus problemas familiares. Estas interpretaciones son fascinantes, pero precisamente por eso, porque “fascinan”, es que deberíamos tratarlas con mucho cuidado: una cosa es que la misma Palabra inspirada se interprete a sí misma de esa forma, otra es que lo hagamos nosotros hoy. He escuchado y leído unas cuantas interpretaciones alegóricas y puedo decir que no es sencillo que estén bien hechas, es muy fácil terminar diciendo puras tonterías. No estoy descartando la utilidad de dicha forma de interpretar, pero sí advirtiendo sobre sus peligros, y además recordando que no son muchos los pasajes que a lo largo de la Biblia vemos interpretados así, es decir, la mayoría de los pasajes son dichos, entendidos y aplicados de una forma “literal” en función del contexto.

La interpretación alegórica es maravillosa para el Espíritu de la Religión, porque de esa manera puede partir de un texto bíblico y terminar diciendo algo muy diferente, como hacen unos cuantos teólogos muy sesudos y algunos judaizantes modernos. En lo personal, nunca tomo en serio una interpretación alegórica cuyo contenido esté en discordancia con el mensaje claro y “literal” de la Palabra, para mí una interpretación tal será útil sólo cuando aclare, profundice o actualice lo que la Biblia claramente enseña.

Así que Pablo no solo combate al Espíritu de Religión en “su mismo” terreno, la antigüedad, sino que además con sus mismas estrategias: la alegoría. Y si quieren una explicación alegórica de esta estrategia, la tenemos en uno de los valientes de David:

2 Samuel 23:21 RVC
21 En otra ocasión, se enfrentó a un egipcio de gran estatura, que traía una lanza en su mano; pero Benaías se lanzó contra el egipcio con sólo un palo, y lo desarmó y lo mató con su propia lanza.

O también aquí:

1 Samuel 17:51 RVC
51 Luego corrió y desenvainó la espada del filisteo, y se subió sobre él para rematarlo, y finalmente le cortó la cabeza. Y cuando el ejército de los filisteos vio que su gran guerrero estaba muerto, se dio a la fuga.

¿Podían los judíos, antes de Jesús, entender esta alegoría que explica Pablo? Parece difícil, no al menos con esta profundidad. Fueron la historia de Jesús y sus enseñanzas las que permitieron, con la guía del Espíritu, que el apóstol lo comprendiera. Eso debería darnos una enseñanza. El Espíritu de Religión rechaza siempre “lo nuevo” en función de lo viejo (como vimos, de un “recorte intencionado” de lo viejo); pero hay palabras y simbolismos en la Biblia que muy difícilmente hubieran podido ser entendidos por los primeros lectores, aunque sí hoy debido al contexto que vivimos. Siempre y cuando dichas enseñanzas no estén en contra de los principios de la Biblia, no deberíamos descartarlas simplemente porque “sean nuevas” o no hayan entrado en la comprensión de los primeros lectores. Si el verdadero Autor de las Escrituras es el Espíritu, ¿cuál es el problema si quiso dejarnos un mensaje para este tiempo que los primeros escritores no podían entender en toda su profundidad?

Abraham, como padre de la fe, es un personaje clave para los hijos de Dios de todos los tiempos, por lo tanto, todo lo que el Espíritu haya dejado registrado de su historia debería importarnos. El hecho mismo de haber tenido dos hijos está preanunciando estas dos “líneas”, dos pactos. Y los motivos del nacimiento de cada uno de ellos también están claros en la historia. Mirando hacia el pasado, Pablo pudo entender que la Ley correspondía al primero, pero la gracia al segundo; y la característica “fundacional” de esa gracia fue la promesa.

Ahora bien, Abraham tuvo más hijos que esos dos, y otras concubinas, pero de eso quedó poco registro porque el Espíritu solo quería hablarnos a través de estos dos, cuyos nacimientos y vidas estuvieron rodeados de circunstancias especiales. Esto reafirma el derecho del Espíritu de hablar a través de determinados sucesos, no necesariamente de todos. Y eso nos previene en contra de “sobrecontextualizar” un pasaje bíblico, como hacen algunos teólogos; muchas cosas pasaron en los territorios y a los personajes bíblicos, no tenemos registro de todo; ellos se movieron en sociedades y culturas complejas, tampoco tenemos registro de absolutamente todo eso. Sin duda resulta útil conocer los contextos históricos, sociales, culturales, religiosos, económicos de los relatos bíblicos, pero solo como un accesorio al texto, nunca “reemplazándolo”.

Agar y Sara, dos mujeres y dos madres que representan a dos linajes, pero también a dos ciudades. Cada una de estas ciudades tiene el “espíritu de madre”, está fundada en un pacto, tiene un ámbito en donde existe y engendra hijos. Jerusalén celestial podemos asimilarla a la iglesia, pero es más que eso, es una realidad espiritual y algunos podrían interpretar que es también uno de los principales ángeles de Dios, tal como la Reina del Cielo es uno de los principales del infierno; aquel espíritu encargado de la Iglesia así como Miguel está encargado de Israel.

Si esto es así cobra mucho sentido espiritual lo que venimos diciendo: el Espíritu de Religión en realidad es la Reina del Cielo, que inspira todas las estructuras religiosas dentro de la iglesia pero que también inspira a las religiones paganas, y su patrón de conducta es el mismo en todos los casos. Esa es la “Jerusalén terrenal”, porque allí moraba claramente el espíritu religioso (para ese momento no había sido aún destruida) y si la relacionamos con el reino de las tinieblas, es por demás de claro el concepto de “esclavitud”. Al fin y al cabo, no puede provenir esclavitud de ningún otro lado que no sea del reino de las tinieblas.

La Jerusalén terrenal no “nace” espiritualmente como esclava, sino como depositaria de la Ley y las promesas, sin embargo, se corrompió hasta llegar a albergar el inmundo Espíritu de la Religión y por eso Pablo dice que está en esclavitud, porque la Jerusalén que existía en esa momento no era la ciudad de la promesa que conquistó David. Es el monte Sinaí porque allí Moisés recibió la Ley, sugestivamente el territorio de los descendientes de Ismael. Ese pacto que Dios mismo había establecido mantenía, sin embargo, una puerta abierta al Espíritu de la Religión; no necesariamente tenían que recibirlo porque la gracia de Dios siempre estuvo presente, pero en ese sistema era muy fácil pasarla por alto.

La Religión, como ciudad, como sistema y como espíritu demoníaco, engendra y pare hijos, es decir, atrae a las personas y las conforma a su propia imagen. La Religión cumple las mismas funciones que la Nueva Jerusalén, pero al revés. Es una madre y tiene toda la capacidad de madre para producir hijos con su misma identidad, no otra. El rol de las madres espirituales es fundamental y olvidado, pero deberían estar siempre alerta respecto de qué hijos están produciendo.

Hay un documental llamado “Las mujeres de la Mafia”, y en una descripción que encontré de él se dice: “La realidad nos muestra que son las mujeres que acompañan a sus maridos e hijos en la vida de la delincuencia y la cárcel y descubrimos que siempre han desempeñado un papel central en las organizaciones criminales: la garantía de la cultura de la mafia. Mientras que los hombres están en la carrera o en la cárcel, construyen, mantienen y transmiten los valores de la mafia. Son ellas las que, cuando enviudan, han empujado a sus hijos a practicar la "vendetta". Y son ellas las que, cada vez más, se convierten en líderes.” Las mujeres gestan, crean y recrean, para bien o para mal.

La Jerusalén Celestial se ha convertido ahora en nuestra madre espiritual, y en el modelo de las que hoy son llamadas a serlo en la Tierra. Cualquier iglesia, denominación o liderazgo que pretenda tomar ese rol es un usurpador y en realidad terminará engendrando hijos para la Jerusalén esclava.

“Jerusalén actual” y “Jerusalén de arriba” son las dos expresiones que está usando Pablo, y no debemos olvidar que ambas dicen “Jerusalén”, enfatizando el hecho de que son dos realidades muy similares en apariencia.

“Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz” introduce la maravillosa paradoja del Evangelio: la que no podía tener hijos lo recibe por la promesa y no de manera natural. Este pasaje es tan maravilloso porque tiene un poder de sanidad tremendo, inagotable. Nuestra “madre espiritual”, la ciudad que nos cobija, aquello que llamamos Iglesia, no las de los hombres, sino la que está perfeccionada en los Cielos, no podía “tener hijos”, hacía falta una intervención milagrosa de Dios, sus hijos no son “naturales”, son espirituales, son fruto de la promesa. Y la promesa es por gracia porque no depende de los hechos, Israel nunca mereció recibir al Mesías, ni siquiera en los tiempos de Jesús en los que muchos se estaban esforzando por cumplir la Ley, y eso Pablo lo estaba dejando bien en claro.

Primero debía engendrar la madre natural, así como Agar tuvo primero a Ismael, porque la madurez para recibir la promesa demoraría más tiempo. Los hijos naturales tampoco serían olvidados por Dios; Ismael recibió promesas maravillosas y hoy, los hijos de Ismael, son los que están creyendo y entregando sus vidas como ofrenda por el Evangelio con una fidelidad raras veces vista en nuestro continente; ellos son una ofrenda de amor muy superior a casi todas nuestras iglesias latinoamericanas.

La madre espiritual es estéril y está abandonada, es infructuosa y afrentada por su vergüenza. Pero Dios necesita ese material para trabajar, vacío completamente de sí mismo, para poder llenarlo sin que se contamine. En la historia reciente de la Iglesia hemos visto como Dios tomó, por amor a la cosecha que de otra forma se hubiera perdido, hombres que “eran”; y casi sin excepción terminaron corrompiéndose. Con mucha dificultad alguien que “es”, cuando recibe el poder y la autoridad de Dios, se mantiene lo suficientemente humilde como para seguir vaciándose de sí mismo.

Como dije antes, este pasaje es de un consuelo tremendo, porque nos muestra el poder de la promesa sobre los “infructuosos”, los “estériles”, los “fracasados”. Aquellos que se han mantenido en los propósitos de Dios y hoy se encuentran así pueden aferrarse a este pasaje sabiendo que nuestra “madre”, la Jerusalén celestial, ha pasado por lo mismo. Es nuestra naturaleza, es un proceso común a todos.

Pablo termina hablando de la persecución que los hijos de la libre sufren a manos de la esclava. Esto es una realidad perfectamente actual. Peter Wagner dijo hace un tiempo ya que los principales enemigos del más nuevo mover de Dios son los que se han quedado en el mover inmediatamente anterior. Aquellos que con más saña y con más efectividad se levantan para frenar lo que Dios quiere hacer “hoy” son los que participaron y tuvieron éxito en lo que Dios hizo “ayer”. Ellos son amigos de los líderes que Dios está levantando ahora, son sus mentores, sus profesores, pastores, consejeros. Ellos tienen el control de las estructuras eclesiásticas en las cuales están los nuevos líderes. Tienen capacidad de llegar a las redes de contactos de éstos y cortarles relaciones y recursos. Son los que más ardientemente van a defender la “doctrina pura” de estos “nuevos herejes”. Claro, ya se han olvidado que hasta hace algunos años atrás los “nuevos herejes” eran precisamente ellos…

Pero nosotros somos hijos de la libre si es que nos mantenemos en esa libertad, y el esclavo no tiene ninguna autoridad legal sobre el hombre libre, cualquiera en esa época podía saber eso, esa totalmente obvio. La sola posición de hombre libre hacía una diferencia enorme delante de la justicia. Nuestra posición de hombres libres hace una diferencia enorme delante del Juez. Los esclavos pueden estorbarnos, hacernos la guerra, difamarnos, pero ellos han perdido su posición legal y no pueden presentarse a reclamar nada en la Corte Celestial; y todo aquel que esté siendo levantado en un nuevo mover de Dios debe presentar su caso ahí, no en otro lugar.

¡Señor, celebramos el gozo de Tu libertad!


Danilo Sorti




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