viernes, 30 de marzo de 2018

424. Dios usa al Imperio: la profecía más desagradable


Isaías 10:5-16 RVC
5 «¡Ay, Asiria, vara y báculo de mi furor! En su mano he puesto mi ira.
6 Voy a mandarla contra una nación impía; voy a enviarla contra el pueblo que ha provocado mi ira, para que le arrebate sus riquezas y lo despoje de todo, y lo deje por los suelos para que lo pisoteen como al lodo.
7 »Ese pueblo no lo piensa así, ni en su corazón se imagina esto; más bien, piensa en desarraigar y destruir no pocas naciones.
8 Pues dice: “¿Acaso no son reyes todos mis príncipes?
9 ¿Acaso no son Calno como Carquemis, Jamat como Arfad, y Samaria como Damasco?”
10 Así como mi mano halló los reinos de los ídolos, cuyas imágenes eran más que las de Jerusalén y de Samaria,
11 ¿no haré con Jerusalén y con sus ídolos lo mismo que hice con Samaria y con sus ídolos?»
12 Pero después de que el Señor haya acabado de hacer todo esto en el monte de Sión y en Jerusalén, él habrá de castigar el soberbio fruto del corazón del rey de Asiria, y el brillo de sus altivos ojos.
13 Porque él dijo: «Esto lo he hecho con el poder de mi mano, y con mi sabiduría, porque soy muy inteligente. A los pueblos les quité sus territorios, y saqueé sus tesoros; y como un valiente derroqué a los que reinaban.
14 Mi mano halló las riquezas de los pueblos, como quien halla un nido; como quien recoge los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra, sin que nadie aleteara ni abriera la boca y graznara.»
15 ¿Puede el hacha sentirse mayor que quien corta con ella? ¿Creerá la sierra que es más que el que la mueve? ¿Cómo podría el báculo levantar al que lo lleva? ¿Cómo levantará el bastón a quien no es madera?
16 Por eso Dios, el Señor de los ejércitos, hará que los robustos se vuelvan débiles, y bajo su poder encenderá una hoguera, y arderá como fuego.


Que Dios se manifiesta a favor de los pobres, necesitados y oprimidos, está registrado de tapa a tapa en la Biblia. Aquellos predicadores que se “olviden” de eso (a la sazón: los predicadores de la prosperidad) sencillamente se han “olvidado” de la Biblia. Que Dios está en contra de la opresión y de los poderosos que abusan de ese poder que Dios les permitió tener por un tiempo, también. Pero entonces:

Salmos 44:23-26 RVC
23 ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate, no te alejes para siempre!
24 ¿Por qué te escondes de nosotros? ¿Por qué te olvidas de la opresión que sufrimos?
25 Nuestro ánimo se halla por el suelo, ¡nuestros cuerpos se arrastran por la tierra!
26 ¡Levántate, ven a ayudarnos y, por tu gran misericordia, sálvanos!

Y además:

Habacuc 1:13-17 RVC
13 Si por la pureza de tus ojos no soportas ver el mal ni los agravios, ¿por qué soportas ver a quienes nos desprecian? ¿Por qué callas cuando los impíos destruyen a quienes son más justos que ellos?
14 ¡Tratas a la gente como a los peces del mar, como a los insectos, que no tienen quien los gobierne!
15 Los caldeos nos pescan a todos con anzuelos y nos recogen con sus redes. ¡Con gran alegría y regocijo nos amontonan en sus mallas!
16 Luego ofrecen sacrificios a sus redes, y queman incienso a sus mallas, pues gracias a ellas aumentan sus riquezas y su fuente de alimentos.
17 ¡Pero ni así dejan de lanzar sus redes, ni se apiadan de las naciones, a las que siguen destruyendo sin cesar!

Realmente tenemos aquí una de las facetas más difíciles de aceptar de Dios, no digo entender porque el verdadero problema “intelectual” no pasa por ahí, digo ACEPTAR. ¿Cómo es posible que el Dios de amor, que se hizo hombre y como tal se permitió sufrir y morir en la cruz (nadie podía matarlo, ni la muerte tenía poder sobre Él) para nuestra salvación haya permitido, y siga permitiendo por un tiempo más, que los imperios opresores hagan lo que “quieran” sobre la Tierra?

La respuesta la leímos al principio: “Voy a mandarla contra una nación impía; voy a enviarla contra el pueblo que ha provocado mi ira”. El “Imperio” es una herramienta en las manos del Señor para enviar juicio a las naciones. Sí,

Hebreos 12:29 RVC
29 Porque nuestro Dios es un fuego que todo lo consume.

Ese fuego consume el mal y el pecado, y cuando las naciones no quieren dejar su maldad y perseveran en la injusticia, Dios permite que se levante algún imperio para que sea la herramienta de Su juicio.

Este hecho que podemos leer tanto en las páginas del Antiguo Testamento como en las del Nuevo sirve de equilibrio frente a las teologías que enfatizan solo el amor de Dios y Su protección por los pobres y oprimidos.

Sin dudas que aquí tenemos un equilibrio delicado, por un lado debemos presentar las “dos caras” de Dios, o mejor dicho, de Su Amor; cualquier enseñanza que sólo enfoque en una llevará inevitablemente al error. Pero también nos origina muchos interrogantes, ¿cómo relacionarnos con los imperios modernos? De las respuestas a esta pregunta se derivan diversas líneas políticas, y dependerá qué postura apoyemos o no.

Nadie mejor que Jeremías vivió esa encrucijada angustiosa:

Jeremías 38:2-3 RVC
2 «Así ha dicho el Señor: “El que se quede en esta ciudad morirá a filo de espada, o de hambre, o de peste. Pero el que se pase al bando de los caldeos, vivirá. Su vida será su botín de guerra, y quedará con vida.”
3 »Así ha dicho el Señor: “No hay duda. Esta ciudad será conquistada, y caerá en manos del ejército del rey de Babilonia.”»

No sabemos si alguien creyó en este mensaje, leemos en otra parte que había judíos que se pasaron al bando del ejército enemigo, por lo que es probable que sí, pero lo cierto es que la mayoría de Jerusalén consideraba a Jeremías como un traidor. ¿Cómo sonaría ese mensaje si el Señor nos manda a decirlo hoy? Especialmente en nuestra Latinoamérica, ¿cómo podríamos decirlo?

No creo que sea esta nuestra realidad, pero leemos también esto:

Ezequiel 17:12-16 RVC
12 «Dile ahora a ese pueblo rebelde: “¿Todavía no entienden lo que esto significa?” Y diles también: “Como ustedes saben, el rey de Babilonia vino a Jerusalén y tomó prisionero al rey y a los príncipes de ustedes, y se los llevó a Babilonia;
13 se llevó también a la gente más importante del país, y tomó prisionero a un miembro de la familia real, con el que hizo un pacto bajo juramento.
14 Con esto, el reino quedaría totalmente sometido, aunque podría subsistir mediante el cumplimiento del pacto.
15 Pero ese personaje se rebeló contra el rey de Babilonia y envió embajadores a Egipto para conseguir caballos y muchos soldados.” ¿Acaso creen que quien hizo esto logrará su propósito y saldrá bien librado? ¿Acaso podrá salvarse quien no respetó el pacto?
16 Yo les juro que morirá en Babilonia, allí donde habita el rey que le permitió reinar, y cuyo pacto y juramento menospreció y no respetó. Palabra de Dios el Señor.

El rey de Judá había hecho un pacto y quedó sometido bajo el emperador de Babilonia, pero luego se rebeló y Dios no lo respaldó.

Hermanos, hemos visto que Dios permite que se levanten imperios y Dios mismo le otorga autoridad durante un tiempo. No se trata de que sean justos o hagan las cosas bien, se trata de que son instrumentos divinos para naciones pecadoras. Lamentablemente hay un tiempo en que las naciones deben someterse a ellos y ninguna acción de rebeldía manifiesta será bendecida por el Señor: el mismo Dios que con grandes milagros liberó a Su pueblo de Egipto fue el que permitió que la corrupta Jerusalén del primer siglo haya sido arrasada por los romanos.

No me gustan las guerras, nunca he estado a favor de ellas, y no comulgo con el cristianismo fundamentalista del Norte. Nunca he comprado un arma ni tampoco sé cómo usarla. Rechazo por igual al militarismo capitalista como a la (supuestamente) guerrilla liberadora de izquierda. Pero debo reconocer que Dios ha permitido y permite guerras con un propósito mayor.

Tampoco he trabajado para ninguna gran empresa o estructura de poder del sistema mundial. Hubiera podido hacerlo y habría ganado mucho más dinero, además de haber tenido muchos menos problemas relacionados con él. No he sometido mis ideas ni lo que entiendo que es correcto en ningún ámbito profesional (aunque me haya equivocado a veces, por supuesto) para darle el gusto a la “voz oficial”. Pero también entiendo que Dios permite estructuras de poder que se imponen sobre los otros, durante un tiempo.

¿Cómo se aplican estas verdades a nuestra realidad? ¿Cuáles son los límites de la acción política? ¿Hasta dónde “rebelarnos” y hasta dónde “acomodarnos”? Yo nunca he sido de los que se acomodan fácilmente a los poderes de turno, ni de un lado ni del otro, sinceramente no puedo dar respuesta a esta pregunta, sólo dejarla planteada.

Pero sí creo que puedo aportar algo: la verdadera “respuesta” no está ni en salir a hacer la guerra al Imperio ni en tratar de acomodarse a sus beneficios, o soportar el destino que nos haya marcado. Al fin y al cabo, ¿por qué tenemos que hablar con el peón si tenemos acceso al dueño? El peón de la estancia no puede resolver qué hacer, simplemente cumple su trabajo, las órdenes recibidas. El dueño es el que toma las decisiones, y con Él tenemos que resolver todo asunto. El peón, es decir, el Imperio, simplemente acatará las órdenes del dueño, ¿o acaso pensamos que un imperio es más poderoso que Dios…?

Pero hay que estar dispuestos a escuchar una respuesta como la que sigue:

Habacuc 2:2-4 RVC
2 Y el Señor me respondió, y me dijo: «Escribe esta visión. Grábala sobre unas tablillas, para que pueda leerse de corrido.
3 La visión va a tardar todavía algún tiempo, pero su cumplimiento se acerca, y no dejará de cumplirse. Aunque tarde, espera a que llegue, porque vendrá sin falta. No tarda ya.
4 Aquel cuya alma no es recta, es arrogante; pero el justo vivirá por su fe.


Danilo Sorti




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