Gálatas 5:7-12 RVC
7 Ustedes corrían bien; ¿quién les impidió el
no obedecer a la verdad?
8 Esta persuasión no procede de aquel que los
llama.
9 Un poco de levadura fermenta toda la masa.
10 Yo confío respecto de ustedes, en el
Señor, que no pensarán de otro modo; pero el que los perturba, quienquiera que
sea, llevará la sentencia.
11 Y yo, hermanos, si aún predicara la
circuncisión, ¿por qué habría de padecer todavía persecución? En tal caso, se
habría quitado el tropiezo de la cruz.
12 ¡Cómo quisiera yo que se mutilaran quienes
los perturban!
Gálatas 5:7-12 DHH
7 Ustedes iban por buen camino. ¿Quién les
impidió obedecer a la verdad?
8 No fue cosa de Dios, que los ha llamado.
9 Se dice que “un poco de levadura hace que
fermente toda la masa”,
10 y yo tengo confianza en el Señor de que
ustedes no van a pensar de otro modo; pero Dios castigará a ese que los anda
perturbando, no importa quién sea.
11 En cuanto a mí, hermanos, si todavía
estuviera yo insistiendo en el valor de la circuncisión, los judíos no me
perseguirían, ya que en ese caso el mensaje de la cruz de Cristo no los
ofendería.
12 Pero esos que los andan perturbando a
ustedes, ¡ojalá se castraran a sí mismos de una vez!
En la historia del cristianismo hace siglos
ya que se puso “de moda” hablar de escuelas teológicas, doctrinas
denominacionales, enseñanzas “de la iglesia” y un montón de expresiones por el
estilo que depositan la autoridad de una enseñanza o doctrina en una estructura
y no en un hombre. Eso es cierto en parte porque hay verdaderas escuelas
teológicas y enseñanzas oficiales de las distintas iglesias o denominaciones,
pero se encubre el hecho de que en las páginas del Nuevo Testamento no tenemos
prácticamente esos conceptos pero sí fuertemente el concepto de “enseñanzas
dadas por un maestro”, sea bueno o malo.
Lo que hoy llamamos teología o escuelas
teológicas en realidad son las enseñanzas de un hombre o de un grupo reducido
que fueron luego aceptadas, modificadas en parte y divulgadas por otros, y eso
se constituyó en una escuela o en doctrina oficial, “borrándose” el nombre de
la persona a partir de la cual se difundió esa enseñanza.
Hace tiempo entendí que las instituciones
son, en buena medida, la mejor forma en que determinados hombres o grupos de
poder pueden realizar sus acciones sin quedar ellos expuestos. No se supone que
existan para eso y no quiero ser injusto diciendo que eso es lo único que
hacen, pero en este siglo es algo muy común. Si escarbamos por detrás de muchas
instituciones, al menos en nuestro contexto latinoamericano, encontramos
algunos pocos hombres manejando todo. De nuevo, no estoy diciendo que
necesariamente sean unos perversos que actúan para su propio beneficio porque
puedo dar cuenta de que conozco personas que no lo hacen, sino más bien dejan
su propia vida allí para ayudar a otros siendo muchas veces ignorados o
incomprendidos. Podremos discutir si lo que hacen es lo mejor o podrían tomar
otras decisiones, pero yo no dudaría de su buena voluntad. Con todo, el
principio sigue siendo válido: normalmente las instituciones terminan siendo la
extensión o el reflejo de unos pocos hombres que manejan las cosas.
Tanto detrás de las corrientes teológicas
como detrás de las instituciones, que en el caso eclesiástico sostienen dichas
corrientes, podemos rastrear algunos hombres, del pasado o del presente, que
las originaron y / o que las mantienen y recrean. Y eso nos conecta
directamente con el panorama de la Iglesia en el Nuevo Testamento, en donde no
existen “escuelas teológicas” pero sí maestros, personas de carne y hueso (a
veces con algún ser que no es precisamente de “carne y hueso” por detrás…) que establecen
una enseñanza.
Digo todo esto para quitar la “fascinación”
que ejercen las instituciones eclesiásticas y las doctrinas denominacionales o
corrientes teológicas, como si fueran algo “suprahumano”, como si el hecho de
que hayan sido establecidas hace mucho tiempo (y ya vimos de sobra esta
cuestión del “tiempo” en estos artículos) o sean creídas y propagadas por
grandes organizaciones o enseñadas en seminarios reconocidos mundialmente les
confirieran una categoría especial muy apartada de las “enseñanzas de un
maestro humano”. No estoy diciendo que sean necesariamente falsas y de hecho
creo que mucho de lo que se está enseñando no lo es, simplemente digo que por
más que construyamos grande estructuras para adornarlas, no dejan de ser una
enseñanza de algún hombre, capaz de contener toda la verdad del Evangelio y
capaz también de contener las peores herejías. “¡No me corra con la vaina!”
diría el gaucho…
Éxodo 23:2 RVC
2 »No vayas tras las mayorías para actuar
mal. »En un litigio, no respondas a las malas intenciones de la mayoría.
Las “mayorías” no son ninguna garantía por el
solo hecho de ser “muchos”. Las instituciones, las corrientes teológicas, los
seminarios, las doctrinas denominacionales son distintas “formas” de
“mayorías”. No quiero decir que sean necesariamente falsas en lo que dicen,
pero tampoco verdaderas.
En las páginas del Nuevo Testamento tenemos
la verdadera raíz de lo que luego se institucionalizaría: las enseñanzas de
maestros humanos; estos podían ser los apóstoles o podían ser los judaizantes
con los que tenía problemas Pablo en Galacia. Por supuesto que por detrás
siempre hay una dinámica espiritual, que también es “personal”: o es el
Espíritu Santo o es el Espíritu de la Religión.
Después del desarrollo teológico Pablo va al
grano: “¿Quién les impidió obedecer a la verdad?” Detrás de cada herejía, si
bien hay espíritus de error, también hay nombres y apellidos humanos. ¿Qué
poder tienen? “Se dice que “un poco de levadura hace que fermente toda la
masa”” Esto, además de ser una verdad expresada por Jesús, era también una
verdad popular, entonces y ahora.
A pesar de ser una verdad conocida durante
milenios, sigue siendo una estrategia efectiva: una persona con la suficiente
“unción” de engaño, ubicada en el contexto adecuado, es más que suficiente para
echar a perder una iglesia entera, o mucho más que eso. Un solo maestro con los
dones dados por Dios para enseñar y convencer, pero con la “unción” de un
espíritu ajeno, totalmente “consagrado” a su labor, es suficiente.
Pero es una estrategia siempre exitosa, “¿qué
mal puede causarnos un solo maestro un poquito exagerado en sus enseñanzas…?”
Lucas 16:8 DHH
8 El amo reconoció que el mal mayordomo había
sido listo en su manera de hacer las cosas. Y es que cuando se trata de sus
propios negocios, los que pertenecen al mundo son más listos que los que
pertenecen a la luz.
Realmente hay muchísimo escrito en la Biblia
sobre los falsos maestros, no me voy a explayar sobre el tema, se han escrito
libros y más harían falta aún. La mayoría de los cristianos están en una falsa
confianza pensando que a ellos no les va a pasar, o toman la actitud opuesta
rechazando todo lo que sea diferente a lo que una vez aprendieron, sin darse
cuenta de que seguramente algo de eso también venía de falsos maestros, o bien
aceptan las enseñanzas “institucionalizadas” pensando que es lo más seguro, desconociendo
que en el fondo también esas provienen de algún maestro humano.
El Espíritu de la Religión es experto en
instituciones, y sabe perfectamente que muchos creyentes pueden aceptar
fácilmente lo que venga de una de ella sin cuestionamientos, sea una iglesia de
renombre, un seminario, una denominación o algo parecido. Por ello preparará a
sus maestros con la suficiente cantidad de títulos y antecedentes académicos o
eclesiásticos de tal forma que las instituciones los acepten con los brazos
abiertos. Pero también preparará a sus maestros con otro tipo de antecedentes
precisamente para los cristianos que desconfían de todo lo institucionalizado.
La Biblia es muy clara respecto de lo que
tenemos que hacer con los hipócritas y los falsos maestros, y Pablo lo dice
aquí gráficamente: “Pero esos que los andan perturbando a ustedes, ¡ojalá se
castraran a sí mismos de una vez!” Aquí no tenemos que buscar ningún
significado simbólico ni tratar de suavizar las palabras de Pablo, todo el
contexto de las cartas significa literalmente eso. Pero si alguien quiere
buscar otro significado, la palabra también puede usarse en el sentido de ser
cortado del cuerpo que es la Iglesia, lo cual deberían hacer esta gente.
Pero nosotros, al igual que nuestros hermanos
del primer siglo:
2 Corintios 11:4 RVC
4 porque si alguno llega predicando a un
Jesús diferente del que les hemos predicado, o si ustedes reciben a otro
espíritu diferente del que han recibido, u otro evangelio diferente del que han
aceptado, ustedes lo toleran bien.
Y nos horrorizamos con el “Dios del Antiguo
Testamento” cuando mandaba a destruir pecadores. Realmente el Señor estaba
intentando grabar a fuego en Su pueblo la importancia de quitar de en medio a
esos pocos perversos que podían echar a perder toda la nación.
“el que los perturba, quienquiera que sea,
llevará la sentencia.” Cuando hay verdaderos maestros llevando la Palabra el
poder de Dios está activo a favor de eso, y los falsos maestros no pueden
oponerse a los verdaderos ungidos de Dios sin sufrir las consecuencias.
Necesariamente si hay verdaderos maestros, los falsos se opondrán a ellos, no
podría ser de otra manera porque si no los desautorizan, sus doctrinas
perderían fuerza. Pero eso acarrea doble juicio, no solo por propagar mentiras,
sino por oponerse a los llamados por Dios. Esto es una palabra de fortaleza
para muchos hoy, que con pocos recursos y en soledad dicen lo que Dios les ha
mandado.
Hermanos, esta gente no tiene ningún derecho
a torcer la Palabra de Dios, exponerlos y quitarlos no es “hacerles un daño”,
es evitar que sigan haciendo daño al Cuerpo de Cristo. Al tiempo de escribir
estas palabras en mi país se está cambiando desde el estado la “doctrina” no
escrita según la cual cuando un policía disparaba a un ladrón y lo mataba o le
causaba daño, el investigado y el sospechado de culpable era el policía. Yo sé
que en la mayor parte del mundo esto que digo resultaría cómico, pero aquí no;
habíamos llegado al punto de respetar tanto los “derechos del pobrecito ladrón”
que poco le importaba a muchos jueces el daño que hacía a las personas valiosas
de la sociedad. Pues bien, eso mismo hacemos muchas veces en la iglesia, solo
que unos cuantos de estos “ladrones” ya no son marginales escondidos sino que
predican desde plataformas…
“En cuanto a mí, hermanos, si todavía
estuviera yo insistiendo en el valor de la circuncisión, los judíos no me
perseguirían, ya que en ese caso el mensaje de la cruz de Cristo no los
ofendería.” Esto es, si Pablo hubiera sido un poco más “políticamente correcto”,
sin ser tan radical en sus enseñanzas, no habría tenido problemas con los
judíos. Esto es una tentación para muchísimos pastores y líderes, y es también
uno de los errores principales de los falsos maestros: ser políticamente
correctos con determinados poderes de la sociedad. No se trata de ofender o
criticar a cuánto pecador se nos cruce por el camino porque ni nosotros nos
salvaríamos de eso, se trata de no corromper el Evangelio con enseñanzas o
prácticas que son claramente contrarias.
Por más que el engaño religioso esté avivado
por un espíritu, sin agentes humanos no se hace efectivo. No vivimos en los
tiempos en que a tales personas hay que lapidarlas, pero tampoco recibirlas en
la comunión de los santos.
2 Juan 1:10-11 DHH
10 Si alguno va a visitarlos a ustedes y no
lleva esta enseñanza, no lo reciban en casa ni lo saluden;
11 porque quien lo salude se hará cómplice de
sus malas acciones.
Eso sí, asegurémonos que de verdad sean
falsos maestros aquellos que desechemos, no sea cosa que estemos rechazando a
los enviados de Dios.
Danilo Sorti
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