viernes, 30 de marzo de 2018

421. Nimrod convence a la mejor gente para formar un imperio


Lucas 4:5-8 RVC
5 Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto, y en un instante le mostró todos los reinos del mundo,
6 y le dijo: «Yo te daré poder sobre todos estos reinos y sobre sus riquezas, porque a mí han sido entregados, y yo puedo dárselos a quien yo quiera.
7 Si te arrodillas delante de mí, todos serán tuyos.»
8 Jesús le respondió: «Escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.”»

En este breve episodio el Espíritu nos está mostrando el verdadero espíritu que se manifiesta por detrás de los imperios “humanos”: Satanás. El poder político, y fundamentalmente, el “Imperio” es la expresión favorita del Adversario, la mejor herramienta que tiene para lleva a cabo sus planes en la Tierra. Es su forma de pensar, su objetivo a largo plazo, su estrategia, y con eso ya tenemos la raíz del Imperio.

Primero, Satanás recibe la autoridad de mando de Adán; así como Dios le da la promesa de gobierno, el Adversario se la quita. Segundo, esa autoridad usurpada la reparte entre sus adoradores. Ahí está el ABC para formar un Imperio:

·         Las personas engañadas por el Adversario piensan en sus términos y tienen sus deseos, en este caso es formar un “Imperio”.
·         Se rinden a Satanás (bajo cualquiera de sus formas: ídolos, el dios dinero, el orgullo, etcétera) y lo adoran (consciente o inconscientemente).
·         Reciben poder y autoridad del Adversario, para cumplir con sus propósitos.

Pero esta ecuación por sí sola no basta para formar un imperio porque falta un cuarto ingrediente que Satanás no puede poner: las personas y pueblos con los dones y talentos divinos, aquellos especialmente capacitados por Dios. Así pues, esta forma de engaño que es mundial, cuando captura la mente de la gente preparada por el Señor, logra establecer el Imperio. Y eso también lo vemos en el pasaje de Lucas, precisamente porque Satanás en persona está tratando de convencer al Hijo de Dios, ¿quién mejor que Él, sobre esta Tierra, hubiera servido a sus propósitos? Por supuesto eso no pasó, y todavía sigo sin entender cómo es que Satanás pensó siquiera que podía tentar al Señor. Supongo que la única explicación razonable es que él mismo se ha creído su propia mentira, de todas formas, es una de las preguntas que pienso hacerle al Señor cuando nos encontremos en el Cielo.

Ahora bien, Jesucristo definió a Ha Satan como el “Padre de mentira”, y por lo tanto debemos tomar con cuidado sus palabras, porque si bien contienen verdad, se encuentra muy sutilmente mezclada con la mentira. “… yo puedo dárselos a quien yo quiera”, ¿es toda la verdad? No, solo en parte, porque eso implicaría admitir que Dios “perdió el control” de la Tierra, y aunque vemos que el mal reina por doquiera, también es imposible no ver que Dios siempre le ha puesto límites. Satanás reina hasta donde Dios le permite, y, según entiendo, no puede corromper cualquier nación en cualquier sentido que quiera, sino solamente en función de los propósitos divinos que ya habían sido establecidos para ella.

Romanos 11:29 RVC
29 Porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.

Hasta donde sé, este pasaje expresa un principio. Lo aplicamos a los dones espirituales que reciben los cristianos y vemos que es cierto: aquellos ministros que se desvían groseramente después de haber recibido grandes dones terminan muertos o públicamente avergonzados y desautorizados; sería “más fácil” para Dios quitarle los dones y listo, pero eso no ocurre.

Sin embargo, el pasaje se está aplicando a una nación, Israel, y en ese sentido creo que deberíamos entenderlo primero en función de los llamamientos y dones que reciben las naciones… a las que les pasa exactamente lo mismo cuando corrompen grandes dones y llamamientos que reciben de lo Alto: terminan siendo destruidas.

Sé que no podemos hacer una doctrina de un solo pasaje, pero toda la historia de Israel es el mejor ejemplo de una nación con un llamado y que, muy a pesar de su propia voluntad, lo cumplió. Creo que lo mismo ocurre para el resto de las naciones y que entre ellas Dios dispuso bendecir especialmente a algunas para que fueran de bendición al resto, tal como hizo con Israel (que también es un principio divino: bendecir a algunos para que ellos lleven la bendición al resto). Pero ellas, ¡tal como Israel!, usaron esas bendiciones para provecho propio y se terminaron convirtiendo en imperios avasallantes, hasta que fueron destruidas.

Dios hizo todas las naciones:

Deuteronomio 26:19 DHH
19 Él va a hacer de ti una nación superior en gloria, fama y honor a las demás naciones que hizo, y serás, como él lo ha dicho, un pueblo consagrado al Señor tu Dios.

Y Él no hace nada sin propósito, ningún pueblo de la Tierra es “un error” de diseño; y si ninguno lo es, necesariamente todos tienen un propósito y un lugar dentro de Su plan.

Ninguna organización humana existe por una sola persona, necesariamente un grupo debe unirse con una misma visión y bajo un mismo liderazgo para lograr algo; desde una familia hasta el más grande de los imperios. Ninguna organización dura a través de generaciones si esa visión y liderazgo no se mantienen y recrean periódicamente. ¿Por qué la “mejor” gente, aquellos que más recursos y capacidades tienen, querrían formar un imperio y se someterían voluntariamente a tal visión y liderazgo?

En un sentido más básico, cualquier nación o estado se “crea” con el objetivo de proteger a sus ciudadanos y permitir que alcancen un mejor nivel de vida organizándolos para que realicen proyectos en conjunto, o distribuyendo más eficazmente los recursos comunes. En el sentido divino, a esto se le agrega el objetivo de lograr que las personas sean todo lo que Dios ha dispuesto para ellas, que alcancen su perfección. Y por supuesto, las naciones tienen el propósito de mostrar la gloria de Dios.

Sin embargo, la verdadera motivación humana seguramente tenemos que buscarla en la triple alienación del hombre producida en la caída: temor, vergüenza y culpa. Hablé más en detalle sobre eso en otros artículos (https://cristianoseiglesias.blogspot.com.ar/2017/09/262-los-sentimientos-basicos-de-la.html y los dos siguientes).

Pero es fácil ver que este propósito fácilmente es capturado por unas pocas voluntades que se encaraman en el poder y transforman a las naciones en una proyección de su propia persona, y las utilizan para cumplir sus propios objetivos. Digo naciones pero podemos hablar de instituciones también. Aquí está Nimrod en todo su esplendor. Una parte de lo “válido” de una nación queda usurpado por los liderazgos humanos.

1 Samuel 8:11-18 RVC
11 Les dijo: «El rey que ustedes ahora piden les quitará a sus hijos para ponerlos como soldados en sus carros de guerra; unos serán jinetes de su caballería, e irán abriéndole paso a su carruaje;
12 a otros los pondrá al mando de mil soldados, y a otros al mando de cincuenta soldados; a otros los pondrá a labrar sus campos y a levantar sus cosechas, y a otros los pondrá a fabricar sus armas y los pertrechos de sus carros de guerra.
13 También les quitará a sus hijas, para convertirlas en perfumistas, cocineras y panaderas.
14 Además, les quitará sus mejores tierras, y sus viñedos y olivares, y todo eso se lo entregará a sus sirvientes.
15 Les quitará también la décima parte de sus granos y de sus viñedos para pagarles a sus oficiales y a sus sirvientes.
16 Les quitará a sus siervos y siervas, y sus mejores jóvenes, y sus asnos y bueyes, para que trabajen para él.
17 También les exigirá la décima parte de sus rebaños, y ustedes pasarán a ser sus sirvientes.
18 El día que ustedes elijan su rey, lo van a lamentar; pero el Señor no les responderá.»

Si esto habría de pasar en Israel, ¿qué nos queda para el resto?

Entonces, Dios pone propósitos en las naciones, reparte dones, determina territorios y recursos. Los hombres casi sin excepción desechan a Dios y se vuelven al Adversario, para recibir protección y poder de él (porque les exige “menos”…)

Oseas 2:5 RVC
5 Es un hecho que su madre se prostituyó; la que los dio a luz perdió la honra cuando dijo: “Voy a seguir a mis amantes, porque ellos me dan pan y agua, lana y lino, aceite y vino.”

Inevitablemente en toda estructura de poder anida Nimrod, pero cuando una nación tiene una gran potencialidad, Satanás destina todos sus recursos para formar un imperio, en realidad, una parte del mismo Espíritu del Imperio que vio Nabucodonosor muy acertadamente con la forma de una sola estatua:

Daniel 2:31-33 RVC
31 »Su Majestad veía una gran imagen. Esta imagen era muy grande, y su esplendor era impresionante. Estaba de pie ante Su Majestad, y tenía un aspecto terrible.
32 La cabeza de esta imagen era de oro fino, su pecho y sus brazos eran de plata, y su vientre y muslos, de bronce;
33 sus piernas eran de hierro, y sus pies eran en parte de hierro, y en parte de barro cocido.

Cada imperio es una bestia, porque esa es su verdadera naturaleza, pero también todos son una sola cosa, y la bestia horrible que surgirá al fin de los tiempos los representa a todos. Pero eso nace de una manera “inocente”, buscando protección y refugio. Sí, los mejores hombres, aquellos que más dones han recibido de parte del Creador, cuando son engañados, forman los imperios más terribles, porque todos sus dones los ponen a disposición de él. ¿Por qué?

Son engañados respecto de sus capacidades y fundamentalmente respecto del amor y protección de Dios, y terminan siendo conducidos a la “protección” de los falsos dioses. Luego entran la ambición, el deseo de poseer más, de expandirse, el orgullo y todo lo que vemos en el Imperio. Se construye una imagen muy imponente, que los “protege”, pero la raíz de debilidad sigue siendo la misma que para todos los hombres.

No es posible que en este mundo actual haya algo distinto. Inevitablemente se han levantado imperios, e inevitablemente han sido juzgados por Dios. Eso está llegando a su fin, no debemos ser inocentes y pensar que ahora vamos a hacer algo “distinto” porque ya el destino del mundo ha sido sellado (debido al propio pecado de la humanidad). Pero podemos escapar a la seducción de Nimrod, que, como dije, se manifiesta a todo nivel.

Podemos orar de manera enfocada para que el Imperio tenga menos poder sobre nuestras naciones, podemos nosotros no ser engañados; y fundamentalmente, podemos y debemos entender que NO HAY propuesta política que no esté alimentada por algún “nimrodcito” escondido. No podemos “abolir” el estado porque Dios ha dispuesto un gobierno para los hombres, no podemos votar a un partido “excelente”, pero podemos elegir lo mejor dentro de lo que hay, sabiendo que no podemos esperar mucho de ellos.

El Espíritu del Imperio está llegando a su máxima expresión que se manifestará en el Anticristo, y, como dije, Dios mismo está permitiendo ese proceso y no vamos a detenerlo nosotros, ni deberíamos. Falta poco para que se manifieste y falta poco para que sea juzgado definitivamente, y se cumpla la utopía de muchos pensadores políticos:

Isaías 2:2-4 RVC
2 En los últimos días el monte de la casa del Señor será confirmado como cabeza de los montes; será exaltado por encima de las alturas, y hacia él correrán todas las naciones.
3 Muchos pueblos vendrán y dirán: «¡Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob! Él nos guiará por sus caminos, y nosotros iremos por sus sendas. Porque la enseñanza saldrá de Sión; de Jerusalén saldrá la palabra del Señor.
4 Él juzgará entre las naciones, y dictará sentencia a muchos pueblos. Y ellos convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces. Ninguna nación levantará la espada contra otra nación, ni se entrenarán más para hacer la guerra.»

Allí ya no tendrá más cabida el Espíritu del Imperio, sólo habrá un liderazgo mundial que guiará a las naciones, el Señor en persona, no habrá ninguna nación que oprima a otra ni será necesario que los pueblos piensen en armarse para defenderse:

Miqueas 4:4 RVC
4 Cada uno se sentará bajo su vid y a la sombra de su higuera, y no habrá nadie que pueda amedrentarlos. Esto lo ha declarado la boca del Señor de los ejércitos.

Mientras tanto, esperamos el cumplimiento de la promesa.

¡Señor, líbranos de engaños!


Danilo Sorti




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