Gálatas 4:11-20 RVC
11 ¡Me temo que, con ustedes, yo he trabajado
en vano!
12 Les ruego, hermanos, que se hagan como yo,
porque yo también me he hecho como ustedes. Ningún agravio me han hecho.
13 Bien saben ustedes que, debido a una
enfermedad del cuerpo, les anuncié el evangelio al principio,
14 y ustedes no me despreciaron ni desecharon
por la prueba que tenía en el cuerpo, sino que me recibieron como a un ángel de
Dios, como a Cristo Jesús.
15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que
experimentaban? Yo doy testimonio de que, de haber podido, ustedes se habrían
sacado sus propios ojos, para dármelos.
16 ¿Acaso me he vuelto enemigo de ustedes,
por decirles la verdad?
17 Algunos muestran mucho interés por ustedes,
pero no para bien, sino que quieren apartarlos de nosotros para que ustedes
muestren interés por ellos.
18 Qué bien que muestren interés en lo bueno
siempre, y no sólo cuando estoy presente con ustedes.
19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir
dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en ustedes,
20 quisiera estar con ustedes ahora mismo y
cambiar de tono, pues ustedes me tienen perplejo.
En algún momento se puso de moda usar la
palabra “padre” para referirse a los líderes cristianos. “Padre espiritual” ha
llegado a ser una expresión común en algunas iglesias populosas, y eso
realmente me asombra, ¿cómo pueden desconocer el mandato de Jesús?
Mateo 23:5-11 RVC
5 Al contrario, todo lo que hacen es para que
la gente los vea. Ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus
mantos,
6 y les encanta ocupar los mejores asientos
en las cenas y sentarse en las primeras sillas de las sinagogas,
7 y que la gente los salude en las plazas y
los llame: “¡Rabí, Rabí!”
8 Pero ustedes no busquen que los llamen
“Rabí”, porque sólo uno es el Maestro de ustedes, y ése es el Cristo; y todos
ustedes son hermanos.
9 Ni llamen “padre” a nadie en la tierra,
porque sólo uno es el Padre de ustedes, y él está en los cielos.
10 Tampoco se hagan llamar “maestros”, porque
sólo uno es su Maestro, y es el Cristo.
11 El que sea más importante entre ustedes,
sea siervo de todos.
Supongo que es debido a una profunda
ignorancia del verdadero significado de la Palabra de Dios, y a una “confusión”
intencionada con algunos pasajes como el de más arriba y otros;
1 Corintios 4:14-16 RVC
14 No escribo esto para avergonzarlos, sino
para amonestarlos como a mis hijos amados.
15 Porque aunque ustedes tengan diez mil
instructores en Cristo, no tienen muchos padres, pues en Cristo Jesús yo los
engendré por medio del evangelio.
16 Por tanto, les ruego que me imiten.
2 Corintios 12:13-15 RVC
13 ¿En qué han sido ustedes menos que las
otras iglesias, sino en que yo mismo nunca les he sido una carga? ¡Perdónenme
este agravio!
14 Ya estoy dispuesto a visitarlos por
tercera vez, y tampoco esta vez les seré una carga, porque no ando tras lo que
es de ustedes, sino tras de ustedes mismos. No son los hijos los que deben
juntar tesoros para los padres; son los padres los que deben juntar tesoros
para los hijos.
15 Por amor a ustedes, yo con gran placer
gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo, aun si mientras más los
ame, menos amado sea yo.
Gálatas 4:19 RVC
19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir
dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en ustedes,
1 Juan 2:1-2 RVC
1 Hijitos míos, les escribo estas cosas para
que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a
Jesucristo el justo.
2 Y él es la propiciación por nuestros
pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el
mundo.
El “pequeño” problema con la interpretación
que hacen algunos líderes modernos con estos pasajes es que el contexto de
“padre” o “hijitos” (que presupone un “padre”) implica una relación de amor,
ejemplo, servicio y abnegación, mientras que el pasaje de Mateo 23 claramente
se refiere al uso de “padre” como título; y nunca vemos que alguno de los
apóstoles haya sido nombrado así por los discípulos, ni se haya presentado así.
Es más, tendríamos un serio problema con
Gálatas 4:19 porque este “padre espiritual” ¡estaba embarazado de nuevo! ¿Padre
o madre?
Así como el Espíritu de la Religión no puede
formar “hijos” sino solo esclavos (que están muy “felices” de serlo), tampoco
puede formar verdaderos “padres”. Es lógico; la naturaleza nos enseña que un
padre es primero un hijo, y cuando una persona no se ha criado con el amor y la
dirección de sus padres, le cuesta mucho comportarse como un verdadero padre o
madre con sus propios hijos. Es más difícil aprenderlo de grande y pocos hacen
el esfuerzo y tienen la capacidad para lograrlo.
Aquellos que están aprendiendo a ser
verdaderos hijos de Dios, a disfrutar de su posición y, por sobre todo, a
conocer a Dios como Padre, son los que pueden reflejar esa imagen paternal
hacia sus hermanos más jóvenes, de tal forma que pueden llegar a llamarse
“padres” con profundo amor y consagración, pero solo porque han podido empezar
a reflejar la imagen del Padre.
Los que usan hoy ligeramente el título de
“padres” deberían llamarse con mucha más propiedad “padres modernos”, que
desparraman hijos por aquí y por allá y jamás se ocupan de ellos. Se hacen
llamar “padres” pero en realidad explotan a sus “hijos”, que son esclavos de su
sistema pero se creen hijos de un “padre espiritual”. ¡Oh Señor, ten
misericordia de los tales! Esa relación es repugnante para Dios.
Los líderes que forma el Espíritu de Religión
son los esclavos ascendidos al rango de capataces, pero siempre esclavos, ¡qué
cosa más espantosa! Llenos de resentimiento no se compadecen de los que están
bajo su autoridad sino que les hacen pasar las mismas cosas que ellos y peores
aún. Parte del encanto de los “populismos románticos latinoamericanos” ha sido
esa promesa de llevar al poder a “los trabajadores”, que al llegar
efectivamente al poder terminan siendo igual o peores que la “oligarquía” que
pretendían combatir. No digo esto para defender a la “oligarquía”, no hay
sistema político hoy que no esté contaminado con el espíritu del Anticristo, de
una forma u otra.
Los líderes formados bajo la Religión no
pueden amar porque no han recibido amor, y no pueden conducir bajo la voz de
Dios porque no saben escucharla. A lo sumo podrán cumplir un buen oficio, pero
eso en realidad pasaba antes, hoy incluso el “oficio religioso” ha sido
seriamente pervertido y la presión de los demonios es tal que ninguno que no
esté lleno del Espíritu de Dios puede realmente hacer un “buen” trabajo en el
ministerio.
En estos versículos Pablo les demuestra qué
es ser un verdadero hijo al servicio de sus hermanos.
“¡Me temo que, con ustedes, yo he trabajado
en vano!” Parece una expresión de profundo desaliento, ¡y lo es! Pero nadie
estaría tan desanimado si no hubiera puesto todo su corazón y voluntad en algo.
Si solamente trabajamos por un sueldo, una vez cobrado ya se terminó todo
compromiso con la obra. Esta “alienación” del trabajador con el fruto de su
trabajo es tan común en el mundo capitalista de hoy y a la vez tan combatida
desde el discurso en el ámbito de la capacitación laboral (pero solo desde
ahí), que no es extraño que permee a la Iglesia.
Todo el corazón en la obra es fruto del amor,
pero cuidado, también puede ser fruto de buscar la propia identidad en el lugar
equivocado, esto es, en el trabajo. Pablo se encargará de aclarar eso
enseguida.
“Les ruego, hermanos, que se hagan como yo,
porque yo también me he hecho como ustedes. Ningún agravio me han hecho.” Si
nuestra identidad y nuestro valor dependen de nuestro trabajo, cualquier
frustración o fracaso es algo terrible y personal, es decir, todo lo tomaremos
como un ataque a nosotros mismos. Pero si es fruto del amor desinteresado
podremos decir: “No es que me hayan causado ustedes ningún daño.”
Parece fuera de lugar, estamos ante la carta
más emocional de todas las que tenemos registradas de Pablo, ¿y no hubo ningún
daño personal? No, porque su propio valor e identidad no dependían de nada de
lo que hicieran ellos. Los amaba de verdad, los seguía amando, y eso estaba por
encima aún de esta desviación tan grande. Así es un verdadero “padre
espiritual”, porque está recibiendo el amor de hijo y conoce la naturaleza del
Padre.
“Porque yo también me he hecho como ustedes”.
Imaginemos a un padre, respetable hombre de negocios, jugando con su niño
pequeño y revolcándose en el pasto. Bueno, hoy esa imagen no nos resulta
demasiado extraña, pero antes sí. Es muy común que un padre se haga como el
niño, más el varón que la mujer; la madre puede ser mucho más cariñosa que el
padre, pero el padre puede jugar al nivel del niño… para deleite de los hijos y
horror de las esposas, que terminan preguntándose seriamente “cuántos” niños
tienen en realidad en casa…
1 Corintios 9:20-22 RVC
20 Entre los judíos me comporto como judío,
para ganar a los judíos; y, aunque no estoy sujeto a la ley, entre los que
están sujetos a la ley me comporto como si estuviera sujeto a la ley, para
ganar a los que están sujetos a la ley.
21 Entre los que no tienen ley, me comporto
como si no tuviera ley, para ganar a los que no tienen ley (aun cuando no estoy
libre de la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo).
22 Entre los débiles me comporto como débil,
para ganar a los débiles; me comporto como todos ante todos, para que de todos
pueda yo salvar a algunos.
Esta capacidad de “hacerse a uno mismo” como
la gente a la que se está ministrando es propia del don misionero, y sólo un
bajo porcentaje de cristianos lo tiene. Con todo, en una misma cultura y sin cruzar
barreras sociales, podemos esperar que un líder pueda llegar al nivel de sus
liderados. Eso es posible sólo por el amor y es el ejemplo de Dios el máximo
que existe. Si no hemos recibido esa revelación (es decir, no la hemos aceptado
en el corazón), no podemos vivirla. El padre puede “hacerse” como sus hijos, el
falso padre se mantiene en un pedestal inalcanzable.
Pablo se hizo una escapada a Galacia para
tratar una enfermedad. Hay mucho escrito al respecto; se supone que era una
afección de sus ojos pero no se dice claramente, el Espíritu solo nos dejó que
se trató de una “enfermedad”, algo debilitante y, por lo que dice el versículo
14, humillante también; algo que probablemente daba un feo aspecto al apóstol.
Sea lo que sea, aquí tenemos a un “anti
predicador de la prosperidad”. No podía presentarse como “sano rico y feliz”,
pero los gálatas pudieron ver más allá de su apariencia, hacia su espíritu. Pudieron
entender la esencia del mensaje y lo recibieron con profundo gozo, ¡realmente
fue algo que transformó sus vidas! Con razón han sido descritos como “emotivos,
impulsivos y volubles”. Evidentemente tenían un corazón muy amplio… para
cualquiera que llegase.
Ese corazón amplio y misericordioso, que les
había permitido ver la riqueza espiritual tras la fea apariencia, también los
dejó presos del engaño de los judaizantes. Ahora bien, antes de seguir
criticando a los gálatas, tengamos en cuenta que hacia el final del siglo V,
cuando el Imperio Romano de occidente es invadido y desaparece como tal, los
únicos pueblos que habían llevado el Evangelio de manera consistente más allá del
territorio del imperio habían sido los gálatas, a sus parientes galos (de la
actual Francia), aquellos que luego, medio cristianizados, arrasarían con Roma.
Por supuesto que tenía unas cuantas desviaciones doctrinales, pero fuera de
ellos, los cristianos no habían hecho misiones como Jesús les había mandado.
Por eso ocurrió la invasión.
“¿Acaso me he vuelto enemigo de ustedes, por
decirles la verdad?” Luego de haber entendido esta relación de afecto tan
grande que se había generado entre los gálatas y Pablo cobran una nueva
dimensión sus palabras. Ahora los volubles discípulos estaban empezando a
considerar a Pablo como un enemigo, no podían soportar sus palabras. Evidentemente,
tenían el don de la misericordia, que se degenera en indulgencia y
autoindulgencia, con lo que no puede tolerar que se lo critique.
El verdadero padre, el que ama profundamente
a sus hijos y puede hacerse como ellos, es también el que puede enfrentarlos
cuando están equivocados y asumir el riesgo del rechazo, pero sin dejar de
mantener su amor.
“Algunos muestran mucho interés por ustedes”
Los falsos padres. Para un verdadero padre o madre espiritual es muy fácil
reconocer a un falso padre, es facilísimo. Para los creyentes nuevos, o los que
no han profundizado en la fe, es muy difícil; por ello resultan atraídos por la
seducción de esta gente y son desagradablemente sorprendidos cuando sus
“anteriores” líderes espirituales los critican con tanta dureza. Es más,
precisamente esa crítica tan dura es lo que les hace sospechar que están
envidiosos de los “nuevos” líderes. Esto es porque realmente no tienen la
capacidad todavía para evaluar cuáles están en lo correcto y cuáles no.
No me interesa demasiado alertar a los
cristianos maduros porque ellos pueden reconocerlos, pero sí espero que esto
sirva para los inmaduros: inevitablemente cada uno tiene que tomar sus propias
decisiones, y todas las veces que en el cristianismo se han puesto límites para
que sea otro el que piense por los nuevos ha terminado en desastre. Con esto
quiero decir que inevitablemente el creyente nuevo se verá enfrentado con este
“conflicto de líderes” y no hay respuestas fáciles.
Pablo hubiera podido apelar a su autoridad
como apóstol y haberles dicho: “¡Me tienen que hacer caso a mí, y punto!”, pero
en vez de eso dedicó mucho tiempo a escribir una carta extensa (sin
computadora, sin impresora, sin procesador de texto, sin correo electrónico…)
explicando su ministerio, en qué estaban ellos equivocados y cuál era el camino
correcto. Es decir, Pablo está considerando a los hermanos gálatas, jóvenes en
su fe y de trasfondo pagano, personas lo suficientemente maduras, capaces y
responsables como para leer ese tratado teológico que son las cartas paulinas,
razonarlo y tomar la decisión correcta. Un verdadero padre no menosprecia a sus
hijos, un falso padre los adula y exalta al principio, pero luego los
menosprecia y somete a alguna forma de servidumbre. Es bastante frecuente que
los líderes, en sus charlas personales, menosprecien de alguna forma la
capacidad de “las ovejas” para razonar y tomar decisiones; bueno, el solo hecho
de usar frecuentemente la palabra “oveja” para referirse a los hermanos ya es
una mala señal.
¿Cómo puede un cristiano confundido resolver
estos conflictos de liderazgo? Buscando más profundamente en la Palabra de
Dios, no hay ninguna fórmula mágica; Pablo no la usó, no se ha inventado para
nosotros.
“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir
dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en ustedes” Podríamos hablar
mucho de esta frase, pero la ilustración es tan obvia para todos los seres
humanos de todos los tiempos que no necesita demasiada explicación. De paso,
nos ayuda a que no nos creamos “muy machos” en el ministerio; Dios, que es
espíritu, tiene la naturaleza tanto masculina como femenina, y cuando nos
transformamos en Sus hijos, sin dejar de ser lo que somos, tomamos en cierto
sentido esa naturaleza. O mejor dicho, se corrigen en nosotros los “excesos” de
machismo o feminismo.
La imagen es maravillosa: Pablo está diciendo
que se los vuelve a “meter” adentro de él hasta que llegue el nuevo momento de
dar a luz. Un verdadero padre y madre hace eso, en realidad, es más fácil
hacerlo para una madre que para un padre. Esa es la entrega y el sacrificio de
un verdadero padre o madre espiritual. Con esto en mente, puedo volver a mirar
a los que ahora están pretendiendo ser mis nuevos líderes, ¿son capaces de eso?
¿lo han hecho alguna vez, realmente?
Este fue un artículo largo. Evidentemente,
ser verdaderos “padres espirituales” no es sencillo…
Danilo Sorti
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