jueves, 1 de marzo de 2018

404. El Espíritu de la Religión tampoco forma “padres”

Gálatas 4:11-20 RVC
11 ¡Me temo que, con ustedes, yo he trabajado en vano!
12 Les ruego, hermanos, que se hagan como yo, porque yo también me he hecho como ustedes. Ningún agravio me han hecho.
13 Bien saben ustedes que, debido a una enfermedad del cuerpo, les anuncié el evangelio al principio,
14 y ustedes no me despreciaron ni desecharon por la prueba que tenía en el cuerpo, sino que me recibieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentaban? Yo doy testimonio de que, de haber podido, ustedes se habrían sacado sus propios ojos, para dármelos.
16 ¿Acaso me he vuelto enemigo de ustedes, por decirles la verdad?
17 Algunos muestran mucho interés por ustedes, pero no para bien, sino que quieren apartarlos de nosotros para que ustedes muestren interés por ellos.
18 Qué bien que muestren interés en lo bueno siempre, y no sólo cuando estoy presente con ustedes.
19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en ustedes,
20 quisiera estar con ustedes ahora mismo y cambiar de tono, pues ustedes me tienen perplejo.


En algún momento se puso de moda usar la palabra “padre” para referirse a los líderes cristianos. “Padre espiritual” ha llegado a ser una expresión común en algunas iglesias populosas, y eso realmente me asombra, ¿cómo pueden desconocer el mandato de Jesús?

Mateo 23:5-11 RVC
5 Al contrario, todo lo que hacen es para que la gente los vea. Ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos,
6 y les encanta ocupar los mejores asientos en las cenas y sentarse en las primeras sillas de las sinagogas,
7 y que la gente los salude en las plazas y los llame: “¡Rabí, Rabí!”
8 Pero ustedes no busquen que los llamen “Rabí”, porque sólo uno es el Maestro de ustedes, y ése es el Cristo; y todos ustedes son hermanos.
9 Ni llamen “padre” a nadie en la tierra, porque sólo uno es el Padre de ustedes, y él está en los cielos.
10 Tampoco se hagan llamar “maestros”, porque sólo uno es su Maestro, y es el Cristo.
11 El que sea más importante entre ustedes, sea siervo de todos.

Supongo que es debido a una profunda ignorancia del verdadero significado de la Palabra de Dios, y a una “confusión” intencionada con algunos pasajes como el de más arriba y otros;

1 Corintios 4:14-16 RVC
14 No escribo esto para avergonzarlos, sino para amonestarlos como a mis hijos amados.
15 Porque aunque ustedes tengan diez mil instructores en Cristo, no tienen muchos padres, pues en Cristo Jesús yo los engendré por medio del evangelio.
16 Por tanto, les ruego que me imiten.

2 Corintios 12:13-15 RVC
13 ¿En qué han sido ustedes menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo nunca les he sido una carga? ¡Perdónenme este agravio!
14 Ya estoy dispuesto a visitarlos por tercera vez, y tampoco esta vez les seré una carga, porque no ando tras lo que es de ustedes, sino tras de ustedes mismos. No son los hijos los que deben juntar tesoros para los padres; son los padres los que deben juntar tesoros para los hijos.
15 Por amor a ustedes, yo con gran placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo, aun si mientras más los ame, menos amado sea yo.

Gálatas 4:19 RVC
19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en ustedes,

1 Juan 2:1-2 RVC
1 Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo.
2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

El “pequeño” problema con la interpretación que hacen algunos líderes modernos con estos pasajes es que el contexto de “padre” o “hijitos” (que presupone un “padre”) implica una relación de amor, ejemplo, servicio y abnegación, mientras que el pasaje de Mateo 23 claramente se refiere al uso de “padre” como título; y nunca vemos que alguno de los apóstoles haya sido nombrado así por los discípulos, ni se haya presentado así.

Es más, tendríamos un serio problema con Gálatas 4:19 porque este “padre espiritual” ¡estaba embarazado de nuevo! ¿Padre o madre?

Así como el Espíritu de la Religión no puede formar “hijos” sino solo esclavos (que están muy “felices” de serlo), tampoco puede formar verdaderos “padres”. Es lógico; la naturaleza nos enseña que un padre es primero un hijo, y cuando una persona no se ha criado con el amor y la dirección de sus padres, le cuesta mucho comportarse como un verdadero padre o madre con sus propios hijos. Es más difícil aprenderlo de grande y pocos hacen el esfuerzo y tienen la capacidad para lograrlo.

Aquellos que están aprendiendo a ser verdaderos hijos de Dios, a disfrutar de su posición y, por sobre todo, a conocer a Dios como Padre, son los que pueden reflejar esa imagen paternal hacia sus hermanos más jóvenes, de tal forma que pueden llegar a llamarse “padres” con profundo amor y consagración, pero solo porque han podido empezar a reflejar la imagen del Padre.

Los que usan hoy ligeramente el título de “padres” deberían llamarse con mucha más propiedad “padres modernos”, que desparraman hijos por aquí y por allá y jamás se ocupan de ellos. Se hacen llamar “padres” pero en realidad explotan a sus “hijos”, que son esclavos de su sistema pero se creen hijos de un “padre espiritual”. ¡Oh Señor, ten misericordia de los tales! Esa relación es repugnante para Dios.

Los líderes que forma el Espíritu de Religión son los esclavos ascendidos al rango de capataces, pero siempre esclavos, ¡qué cosa más espantosa! Llenos de resentimiento no se compadecen de los que están bajo su autoridad sino que les hacen pasar las mismas cosas que ellos y peores aún. Parte del encanto de los “populismos románticos latinoamericanos” ha sido esa promesa de llevar al poder a “los trabajadores”, que al llegar efectivamente al poder terminan siendo igual o peores que la “oligarquía” que pretendían combatir. No digo esto para defender a la “oligarquía”, no hay sistema político hoy que no esté contaminado con el espíritu del Anticristo, de una forma u otra.

Los líderes formados bajo la Religión no pueden amar porque no han recibido amor, y no pueden conducir bajo la voz de Dios porque no saben escucharla. A lo sumo podrán cumplir un buen oficio, pero eso en realidad pasaba antes, hoy incluso el “oficio religioso” ha sido seriamente pervertido y la presión de los demonios es tal que ninguno que no esté lleno del Espíritu de Dios puede realmente hacer un “buen” trabajo en el ministerio.

En estos versículos Pablo les demuestra qué es ser un verdadero hijo al servicio de sus hermanos.

“¡Me temo que, con ustedes, yo he trabajado en vano!” Parece una expresión de profundo desaliento, ¡y lo es! Pero nadie estaría tan desanimado si no hubiera puesto todo su corazón y voluntad en algo. Si solamente trabajamos por un sueldo, una vez cobrado ya se terminó todo compromiso con la obra. Esta “alienación” del trabajador con el fruto de su trabajo es tan común en el mundo capitalista de hoy y a la vez tan combatida desde el discurso en el ámbito de la capacitación laboral (pero solo desde ahí), que no es extraño que permee a la Iglesia.

Todo el corazón en la obra es fruto del amor, pero cuidado, también puede ser fruto de buscar la propia identidad en el lugar equivocado, esto es, en el trabajo. Pablo se encargará de aclarar eso enseguida.

“Les ruego, hermanos, que se hagan como yo, porque yo también me he hecho como ustedes. Ningún agravio me han hecho.” Si nuestra identidad y nuestro valor dependen de nuestro trabajo, cualquier frustración o fracaso es algo terrible y personal, es decir, todo lo tomaremos como un ataque a nosotros mismos. Pero si es fruto del amor desinteresado podremos decir: “No es que me hayan causado ustedes ningún daño.”

Parece fuera de lugar, estamos ante la carta más emocional de todas las que tenemos registradas de Pablo, ¿y no hubo ningún daño personal? No, porque su propio valor e identidad no dependían de nada de lo que hicieran ellos. Los amaba de verdad, los seguía amando, y eso estaba por encima aún de esta desviación tan grande. Así es un verdadero “padre espiritual”, porque está recibiendo el amor de hijo y conoce la naturaleza del Padre.

“Porque yo también me he hecho como ustedes”. Imaginemos a un padre, respetable hombre de negocios, jugando con su niño pequeño y revolcándose en el pasto. Bueno, hoy esa imagen no nos resulta demasiado extraña, pero antes sí. Es muy común que un padre se haga como el niño, más el varón que la mujer; la madre puede ser mucho más cariñosa que el padre, pero el padre puede jugar al nivel del niño… para deleite de los hijos y horror de las esposas, que terminan preguntándose seriamente “cuántos” niños tienen en realidad en casa…

1 Corintios 9:20-22 RVC
20 Entre los judíos me comporto como judío, para ganar a los judíos; y, aunque no estoy sujeto a la ley, entre los que están sujetos a la ley me comporto como si estuviera sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley.
21 Entre los que no tienen ley, me comporto como si no tuviera ley, para ganar a los que no tienen ley (aun cuando no estoy libre de la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo).
22 Entre los débiles me comporto como débil, para ganar a los débiles; me comporto como todos ante todos, para que de todos pueda yo salvar a algunos.

Esta capacidad de “hacerse a uno mismo” como la gente a la que se está ministrando es propia del don misionero, y sólo un bajo porcentaje de cristianos lo tiene. Con todo, en una misma cultura y sin cruzar barreras sociales, podemos esperar que un líder pueda llegar al nivel de sus liderados. Eso es posible sólo por el amor y es el ejemplo de Dios el máximo que existe. Si no hemos recibido esa revelación (es decir, no la hemos aceptado en el corazón), no podemos vivirla. El padre puede “hacerse” como sus hijos, el falso padre se mantiene en un pedestal inalcanzable.

Pablo se hizo una escapada a Galacia para tratar una enfermedad. Hay mucho escrito al respecto; se supone que era una afección de sus ojos pero no se dice claramente, el Espíritu solo nos dejó que se trató de una “enfermedad”, algo debilitante y, por lo que dice el versículo 14, humillante también; algo que probablemente daba un feo aspecto al apóstol.

Sea lo que sea, aquí tenemos a un “anti predicador de la prosperidad”. No podía presentarse como “sano rico y feliz”, pero los gálatas pudieron ver más allá de su apariencia, hacia su espíritu. Pudieron entender la esencia del mensaje y lo recibieron con profundo gozo, ¡realmente fue algo que transformó sus vidas! Con razón han sido descritos como “emotivos, impulsivos y volubles”. Evidentemente tenían un corazón muy amplio… para cualquiera que llegase.

Ese corazón amplio y misericordioso, que les había permitido ver la riqueza espiritual tras la fea apariencia, también los dejó presos del engaño de los judaizantes. Ahora bien, antes de seguir criticando a los gálatas, tengamos en cuenta que hacia el final del siglo V, cuando el Imperio Romano de occidente es invadido y desaparece como tal, los únicos pueblos que habían llevado el Evangelio de manera consistente más allá del territorio del imperio habían sido los gálatas, a sus parientes galos (de la actual Francia), aquellos que luego, medio cristianizados, arrasarían con Roma. Por supuesto que tenía unas cuantas desviaciones doctrinales, pero fuera de ellos, los cristianos no habían hecho misiones como Jesús les había mandado. Por eso ocurrió la invasión.

“¿Acaso me he vuelto enemigo de ustedes, por decirles la verdad?” Luego de haber entendido esta relación de afecto tan grande que se había generado entre los gálatas y Pablo cobran una nueva dimensión sus palabras. Ahora los volubles discípulos estaban empezando a considerar a Pablo como un enemigo, no podían soportar sus palabras. Evidentemente, tenían el don de la misericordia, que se degenera en indulgencia y autoindulgencia, con lo que no puede tolerar que se lo critique.

El verdadero padre, el que ama profundamente a sus hijos y puede hacerse como ellos, es también el que puede enfrentarlos cuando están equivocados y asumir el riesgo del rechazo, pero sin dejar de mantener su amor.

“Algunos muestran mucho interés por ustedes” Los falsos padres. Para un verdadero padre o madre espiritual es muy fácil reconocer a un falso padre, es facilísimo. Para los creyentes nuevos, o los que no han profundizado en la fe, es muy difícil; por ello resultan atraídos por la seducción de esta gente y son desagradablemente sorprendidos cuando sus “anteriores” líderes espirituales los critican con tanta dureza. Es más, precisamente esa crítica tan dura es lo que les hace sospechar que están envidiosos de los “nuevos” líderes. Esto es porque realmente no tienen la capacidad todavía para evaluar cuáles están en lo correcto y cuáles no.

No me interesa demasiado alertar a los cristianos maduros porque ellos pueden reconocerlos, pero sí espero que esto sirva para los inmaduros: inevitablemente cada uno tiene que tomar sus propias decisiones, y todas las veces que en el cristianismo se han puesto límites para que sea otro el que piense por los nuevos ha terminado en desastre. Con esto quiero decir que inevitablemente el creyente nuevo se verá enfrentado con este “conflicto de líderes” y no hay respuestas fáciles.

Pablo hubiera podido apelar a su autoridad como apóstol y haberles dicho: “¡Me tienen que hacer caso a mí, y punto!”, pero en vez de eso dedicó mucho tiempo a escribir una carta extensa (sin computadora, sin impresora, sin procesador de texto, sin correo electrónico…) explicando su ministerio, en qué estaban ellos equivocados y cuál era el camino correcto. Es decir, Pablo está considerando a los hermanos gálatas, jóvenes en su fe y de trasfondo pagano, personas lo suficientemente maduras, capaces y responsables como para leer ese tratado teológico que son las cartas paulinas, razonarlo y tomar la decisión correcta. Un verdadero padre no menosprecia a sus hijos, un falso padre los adula y exalta al principio, pero luego los menosprecia y somete a alguna forma de servidumbre. Es bastante frecuente que los líderes, en sus charlas personales, menosprecien de alguna forma la capacidad de “las ovejas” para razonar y tomar decisiones; bueno, el solo hecho de usar frecuentemente la palabra “oveja” para referirse a los hermanos ya es una mala señal.

¿Cómo puede un cristiano confundido resolver estos conflictos de liderazgo? Buscando más profundamente en la Palabra de Dios, no hay ninguna fórmula mágica; Pablo no la usó, no se ha inventado para nosotros.

“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en ustedes” Podríamos hablar mucho de esta frase, pero la ilustración es tan obvia para todos los seres humanos de todos los tiempos que no necesita demasiada explicación. De paso, nos ayuda a que no nos creamos “muy machos” en el ministerio; Dios, que es espíritu, tiene la naturaleza tanto masculina como femenina, y cuando nos transformamos en Sus hijos, sin dejar de ser lo que somos, tomamos en cierto sentido esa naturaleza. O mejor dicho, se corrigen en nosotros los “excesos” de machismo o feminismo.

La imagen es maravillosa: Pablo está diciendo que se los vuelve a “meter” adentro de él hasta que llegue el nuevo momento de dar a luz. Un verdadero padre y madre hace eso, en realidad, es más fácil hacerlo para una madre que para un padre. Esa es la entrega y el sacrificio de un verdadero padre o madre espiritual. Con esto en mente, puedo volver a mirar a los que ahora están pretendiendo ser mis nuevos líderes, ¿son capaces de eso? ¿lo han hecho alguna vez, realmente?

Este fue un artículo largo. Evidentemente, ser verdaderos “padres espirituales” no es sencillo…


Danilo Sorti




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