Gálatas 5:1-7 RVC
1 Manténganse, pues, firmes en la libertad
con que Cristo nos hizo libres, y no se sometan otra vez al yugo de la
esclavitud.
2 Miren que yo, Pablo, les digo que si se
circuncidan, de nada les aprovechará Cristo.
3 Y otra vez testifico a todo hombre que se
circuncida, que está obligado a cumplir toda la ley.
4 Ustedes, los que por la ley se justifican,
se han desligado de Cristo; han caído de la gracia.
5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos,
por fe, la esperanza de la justicia.
6 Porque en Cristo Jesús nada valen la
circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.
7 Ustedes corrían bien; ¿quién les impidió el
no obedecer a la verdad?
Los dos capítulos anteriores fueron
principalmente “teológicos”; Pablo está desarrollando argumentos basados en la
Palabra. Estos dos últimos capítulos son más bien “prácticos” porque tienen
mucho más que ver con la situación de vida de los gálatas.
“Manténganse … firmes” se toma de una palabra
griega que da inicio a la sección, y cuya traducción es muy clara. Esa es una
de las ideas principales de estos versículos y cuando la relacionamos con el
versículo 7 podemos decir que se les está exhortando a “mantenerse firmes a lo
largo de toda la carrera”.
Como la “dimensión temporal” es el ámbito
“favorito” del Espíritu de Religión, y además, sabe ser paciente “como una
madre”; va a esperar el momento adecuado para atacar, no al principio de la
carrera, cuando la gracia brilla con todo su esplendor, sino más adelante,
cuando ya los creyentes se han “acostumbrado” a la gracia y están relativamente
estancados en su camino porque necesitan pasar a una “nueva etapa”.
Pablo nos aclara que es posible caer de la
gracia. Ahora bien, si la única salvación posible es por gracia, tal como
Gálatas se encarga de especificar, ¿qué pasará si uno se aparta de ella? Pues
también caerá de la salvación. Aquí no se trata del “plan A” versus el “plan B”
para alcanzar la salvación, es decir, que de todas formas, con la Ley se puede
llegar igual pero más machucado. NO HAY OTRO CAMINO, queda por demás de claro
en toda la carta, y si es tan serio el tema es porque son serias sus
consecuencias, es decir, no se trata solamente de una vida cristiana “de menor
nivel”, sino de la condenación eterna.
“Se han desligado de Cristo; han caído de la
gracia” se refiere necesariamente al destino eterno de la persona, pero es algo
que está ocurriendo en el presente, en realidad, que ya había ocurrido en
algunos, y por eso debemos entender que tiene efectos también en el presente.
Es decir, la presencia de Cristo dejó de manifestarse en la persona, las obras
de la gracia, es decir, la manifestación del Espíritu con los frutos, tampoco.
La esencia de la vida espiritual cambia inmediatamente cuando ese ha abandonado
la gracia. El problema es que muchos cristianos apenas si han conocido la
verdadera gracia, por lo que no llegan a ver “cambios significativos” en sus
vidas… porque siempre han estado contaminadas con la religión.
La exhortación a “mantenerse firmes” conlleva
la posibilidad de flaquear, implica que hay una “posición” de libertad que no
es la más cómoda ni la más fácil, implica que hay que hacer un esfuerzo
constante para permanecer en la gracia, y si relacionamos este concepto con lo
que venimos hablando del Espíritu de Religión, implica que todos los días hay
que resistir sus sutiles embates.
Es muy posible someterse voluntariamente al
yugo de esclavitud; pero nadie haría esto con plena consciencia, por lo que sí
o sí este yugo debe venir con engaños, para que parezca lo contrario, verdadera
libertad. “Ustedes corrían bien” quiere decir que el engaño puede hacer caer no
solamente a los que empezaron “a los tumbos”, sino también a los que empezaron
y continuaron bien.
Pablo está diciendo algo muy interesante: “todo
hombre que se circuncida … está obligado a cumplir toda la ley”. Aquí tenemos
un principio: uno no puede tomar “una parte” de la Ley y mezclarla con gracia;
propiamente dicho, no hay “partes intercambiables” como esos juguetes
desmontables. Son dos sistemas integrales y completos en sí mismos, y si se
quiere, con “lógica fractal”: cada pequeña parte implica y “reproduce” el todo.
Este principio es muy importante que los
cristianos lo entiendan, especialmente aquellos de mentalidad más práctica, que
suelen ser los líderes. Aunque es inevitable que tengamos algunas
“negociaciones secretas” con el pecado, porque no hemos sido aún
perfeccionados, hay una diferencia importante con hacer “negociaciones
públicas”. Cuando el Espíritu trae algún avivamiento, termina echándose a
perder en el momento en que llega a un acuerdo con el Espíritu de Religión, es
decir, cuando se empiezan a introducir límites y prácticas repetitivas
religiosas y se le empieza a recortar libertad al Espíritu. Eso nunca “se queda
ahí”, siempre avanza “por más”, hasta ahogar toda la vida del Espíritu. Es como
la levadura.
La mentalidad pragmática ha logrado muchas
cosas para el Reino, pero también ha traído demasiados acuerdos con el sistema
mundo, permitiendo que muchos principios y estructuras humanas se metan en la
iglesia, lo cual se convirtió en el “sillón de los demonios”. Por eso
necesitamos también a los “idealistas santos”, aquellos que tienen sus ojos
puestos en lo perfecto de Dios y no mezclan las cosas.
Este engaño de la Religión, que aparece
cuando pasa el tiempo y los cristianos se empiezan a poner distraídos, consiste
entonces en mezclar la gracia con “elementos” de Religión. ¡Chocolate por la
noticia! Es lo que vemos en cualquier iglesia con unos cuantos años de vida, y
mucho más en las denominaciones históricas. El Espíritu se manifiesta muchas
veces por misericordia, pero esas mezclas no están bien, no son algo inocente.
Y siempre habrá quienes pretenderán vivir una vida santa por sus propias
fuerzas para agradar a Dios y terminarán condenándose.
“Pues nosotros por el Espíritu aguardamos,
por fe, la esperanza de la justicia.” Esta justicia puede significar varias
cosas, pero aquí creo que claramente se refiere a una vida justa, hecha
perfecta, solo posible en cumplimiento de la promesa, algo que corresponde al
futuro y que tenemos que esperar; un cumplimiento que no podemos ver aquí
todavía y por eso lo esperamos por fe. Esta es la justicia de Cristo que se nos
imputa a nosotros y que se nos transferirá cuando hayamos sido hechos perfectos
y el Padre, que es el Juez justo y el que nos justifica, nos hace desear y
esperar ese momento.
De paso, el versículo 5 es un pasaje trinitario
en donde se ven tres obras de Dios: la fe que nos da el Espíritu, la esperanza
que tenemos en el Padre y la justicia que ganó Cristo.
“Porque en Cristo Jesús nada valen la
circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.” Este pasaje
es maravilloso porque en realidad está diciendo que toda esa discusión sobre la
Ley y las formas religiosas es totalmente inútil hoy porque la obra de Cristo
resultó muy superior. Aquello que antes era valioso: la circuncisión, y que
separaba al pueblo de Dios de los gentiles, hoy ha perdido todo su valor. A
pesar de eso, aún es posible encontrar en la web algunos que se llaman
mesiánicos y que enseñan claramente que el creyente debe circuncidarse.
De paso, se resuelve aquí el problema de las
“buenas obras”: la fe que obra por el amor. Las obras ya no tienen mérito para
alcanzar la vida que Dios quiere porque se demostró que eso era imposible y
que, en cambio, se constituía en puerta de entrada para el Espíritu de
Religión. Las obras, sin embargo, se constituyen en el “termómetro” de la fe;
la fe salva, pero como habría dicho Santiago algunos años antes, “la fe sin
obras es muerta”. La verdadera fe necesariamente produce obras, pero esas obras
no la reemplazan ni alcanzan algo por sí mismas. La Biblia es muy clara
respecto del “orden” en que se colocan la fe y las obras.
La fe obra por el amor, que es EL FRUTO del
Espíritu. De nuevo, un pasaje trinitario: la fe es posible solo por el accionar
del Espíritu, las obras tienen que ver con el mundo material, creación de Dios
Padre y el amor se nos da a través de Cristo, quien lo manifestó en forma
máxima. Las obras hechas por amor son aceptables, eso solo es posible cuando el
Espíritu está muy presente en el proceso, y Él lo estará solamente cuando la
motivación es correcta. Las obras hechas por culpa, por costumbre, por motivos
humanos, para alcanzar algún mérito espiritual no pueden ser hechas con la
plenitud del amor del Espíritu. Y sólo podemos hacer “buenas obras” en aquello
que amamos, es decir, en aquello para lo cual el Espíritu nos inspira amor.
Alguno dirá que debemos amar a todo lo que sea bueno y a todos con el amor de
Dios, y eso suena muy espiritual, pero poco real: todos somos especialmente
movidos por el amor de Dios hacia algunas cosas y es en ellas donde podemos
manifestar especialmente Su amor a través de nuestras obras.
“¿Quién les impidió obedecer a la verdad?” es
un tema que vamos a desarrollar en el próximo artículo, pero dejémoslo aquí
como cierre de lo que venimos diciendo: toda esta acción del Espíritu de
Religión sin dudas que puede venir por el susurro directo de los demonios, pero
tanto allí como hoy lo más común es que sea a través de personas de carne y
hueso, que se constituyen en sus emisarios. De ellos tenemos que cuidarnos.
Danilo Sorti
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