Nehemías 6:1-9 RVC
1 »Cuando Sambalat, Tobías, Guesén el árabe,
y nuestros otros enemigos supieron que habíamos terminado de reconstruir las
murallas, y que se habían tapiado todas sus brechas (aunque aún no habíamos
colocado las puertas de madera),
2 me mandaron un mensaje que decía: “Queremos
reunirnos contigo en alguna de las aldeas del campo de Onó.” »En realidad, lo
que ellos querían era hacerme daño,
3 así que mandé a decirles: “No me es posible
ir, porque estoy en medio de una gran obra. Si fuera yo a reunirme con ustedes,
el trabajo se detendría.”
4 Y aunque ellos insistieron hasta cuatro
veces, mi respuesta fue siempre la misma.
5 »Pero Sambalat insistió una quinta vez, y
me envió a un criado suyo con una carta abierta,
6 la cual decía: “Ha llegado a nuestras
ciudades el rumor, y Guesén lo confirma, de que los judíos y tú piensan
rebelarse, y que por eso estás reconstruyendo las murallas de Jerusalén. Según
este rumor, tienes la intención de proclamarte rey,
7 y hasta te has rodeado de profetas para que
proclamen en Jerusalén que Judá ya tiene rey. Ten cuidado, porque esto puede
llegar a oídos del rey. Así que ven a hablar con nosotros, para aclarar este
asunto.”
8 »Yo le respondí: “Esto que dices no es
verdad. Tú mismo lo has inventado.”
9 »Y es que nuestros enemigos querían
amedrentarnos, y desanimarnos para que no termináramos las obras de
restauración. »Dios mío, ¡fortalece mis manos!
Nehemías tuvo que enfrentar varios ardides
“políticos” en su ministerio de restauración, pero ya había sido preparado para
eso durante su tiempo en la corte del rey.
Notemos que en todo el libro de Nehemías no
vemos guerras, a diferencia de lo que encontramos en los libros históricos
anteriores. A pesar de las tensiones internas y de que casi hubo un conflicto
armado, nada sucedió. Y es inevitable pensar que la autoridad superior del
imperio ponía un freno a muchos de los problemas que podían aparecer entre los
pueblos.
Un tiempo atrás hablamos en una serie de
artículos sobre el “Espíritu del Imperio”, o “Nimrod”, y cómo casi toda la
Biblia se desarrolla con algún imperio de trasfondo. No se trata de una
estructura que refleje la voluntad divina y en el final de los tiempos
concluirá con su máximo exponente que es el Anticristo, pero Dios la ha
permitido y la ha usado a lo largo de la historia, tanto para traer juicio
sobre naciones rebeldes como para permitir condiciones de relativa paz.
Claramente vemos esto con la “pax romana”, claro está, la paz generada por
tener una espada a las espaldas, pero “paz” al fin, que permitió al Evangelio
extenderse rápidamente por todo el imperio. Volviendo a la realidad de
Nehemías, si el imperio persa no hubiera dominado esa región, hubiera sido
imposible que un pequeño grupo de judíos reconstruyera la muralla y el Templo.
El Imperio no es la voluntad de Dios y al
final de los tiempos será definitivamente juzgado, pero en estos tiempos, dada
la condición actual del hombre, parece ser la “única” forma en que las personas
puedan vivir en relativa paz. Yo sé que muchos protestarán en contra de lo que
digo y yo mismo me uniría a esa protesta, pero leyendo la historia debo
concluir, lamentablemente, que esa afirmación tiene mucho de razón, ¡y no
porque sea el propósito perfecto de Dios!
“Queremos reunirnos contigo” es la primera
estrategia, es decir, “no estamos totalmente de acuerdo con lo que haces y si
quisiéramos podríamos hacerte daño, pero podemos charlar y llega a entendernos,
y quizás lograr una solución intermedia en la que todos podamos concordar”. ¿No
es tentadora la oferta? ¡Claro que sí! ¿Cuántos siervos de Dios inexpertos
sucumbirían ante ella? Pero, recordemos, Nehemías había estado mucho tiempo en
la corte, tanto como para llegar a ser un hombre de plena confianza del rey
(sino, no hubiera sido copero). Y, con la guía del Espíritu, pudo discernir el
engaño.
¿Qué aprendemos? A ser prudentes cuando en
enemigo / amigo nos llama para “charlar”. Principalmente me estoy refiriendo a
los “de adentro” y no tanto a los “de afuera”, aunque también a ellos.
“En realidad, lo que ellos querían era
hacerme daño”, pero hoy este “daño” no necesariamente es físico sino muchas
veces espiritual: ataque espirituales directos que ocurren por ir a donde no
debemos o ponernos bajo un “pacto” incorrecto, o engaños sutiles que ocurren en
ese ambiente “agradable” de diálogo (que al fin y al cabo, es casi lo mismo).
El tiempo que nos resta es breve, tal como le pasaba a Nehemías, y no podía
desperdiciarlo, ni mucho menos exponerse a sufrir daños que no solo le
afectarían a él sino a toda la obra. ¿Esa invitación tan amable, qué esconde
por detrás? No se trata de ser “sospechantes crónicos”, sino de tener prudencia
y discernimiento.
“Y aunque ellos insistieron hasta cuatro
veces, mi respuesta fue siempre la misma.” ¿Acaso no entienden? Probablemente
necesiten que se lo explique en persona… Pero no, ellos sí entienden,
perfectamente, es parte de la estrategia. A veces nos resulta bochornoso tener
que repetir lo mismo, o bien nos callamos, o bien accedemos, o bien nos
enojamos. De nuevo, Nehemías no hizo nada de eso, ya que ellos les decían por
cuarte vez “lo mismo”, ¡él respondió también con lo mismo!
Aclaremos, no se trataba aquí de que hubiera
un “entendimiento” porque eso no era posible, había intenciones ocultas. Era
una estrategia que pretendía lograr su objetivo o generar ira que le llevara a
cometer un error. Cuando se nos repite muchas veces lo mismo, no dudemos que
hay una estrategia perversa por detrás.
“Pero Sambalat insistió una quinta vez, y me
envió a un criado suyo con una carta abierta, la cual decía: ‘Ha llegado a
nuestras ciudades el rumor, y Guesén lo confirma…’” Ahora cambia la estrategia,
es cuestión de tener un poco de paciencia y el enemigo tomará otro curso de
acción. Y vuelvo a decir que este “enemigo” del que estoy hablando muchas veces
está “entre nosotros”…
La apuesta es más fuerte, pero mentirosa:
está “creando” una realidad en la cual Nehemías aparece como un sedicioso
dispuesto a rebelarse, una de las peores imágenes políticas que podía tener
alguien en aquel entonces. Hoy tenemos un amplio conocimiento en “crear
realidades” con la palabra, los diversos grupos políticos lo hacen a diario, y
resultan modelos muy creíbles y consistentes… Pero no es diferente a lo que
ocurre dentro de unas cuantas iglesias, con mensajes exitistas y de “mundo
feliz” que ocultan la terrible realidad que se vive. Como sea, esta artimaña
fue lanzada contra Nehemías. El asunto es, ¿qué consistencia tienen esas
palabras?
“Ha llegado a nuestras ciudades el rumor”,
eso es algo comprobable, alguien lo puede decir, pero si es verdad tiene que
haber muchas fuentes que lo testifiquen, aunque eso no convierte al rumor en
cierto. “… y Guesén lo confirma…”, claro, uno de ellos, ¿qué fiabilidad tiene?
Entonces, ¿quién está avalando qué?
“Yo le respondí: ‘Esto que dices no es
verdad. Tú mismo lo has inventado.’” Bien, un rumor puede ser cierto, una
amenaza puede ser creíble y temible, pero no era este el caso y Nehemías
conocía lo suficientemente bien los hechos como para no ceder. Pero,
recordemos, ya había sido entrenado durante mucho tiempo en un ambiente
“secular”, al igual que los apóstoles, siglos después, hombres que venían del
ámbito “secular”, pequeños empresarios o profesionales, que sabían cómo moverse
en el mundo y realizar proyectos; el único que venía el ámbito religioso y
fracasó en su misión fue, precisamente, Judas. Por eso los seminarios, si bien
pueden ser importantes, no son una garantía “absoluta”.
“Y es que nuestros enemigos querían
amedrentarnos, y desanimarnos para que no termináramos las obras de
restauración.” El principal objetivo de nuestros enemigos (repito, muchos de
ellos internos) es desanimarnos, lograr que tengamos miedo, que veamos la obra
demasiado grande, que sobreestimemos los peligros y subestimemos el poder de
Dios; una confrontación siempre es costosa y de resultado incierto, y los
enemigos más sabios van a tratar de evitarla, pero van a perfeccionar el poder
de seducción.
Ya fue escrito para nosotros, no es necesario
que volvamos a aprender lo que el Espíritu nos dijo, pidamos al Señor
discernimiento para entender y aplicar sabiamente.
Danilo Sorti
No hay comentarios:
Publicar un comentario