domingo, 3 de septiembre de 2017

230. El siervo de Dios no tiene un permiso especial para pecar…

1 Corintios 11:1 RVC
1 Imítenme a mí, así como yo imito a Cristo.


Esta sencilla y breve frase resume lo que debe ser la vida de un ministro del Evangelio: igual a la de sus hermanos en la fe y a su vez igual a la de Cristo. No hay diferencias, no hay una “regla distinta” para mediar a unos o a otros.

En otro contexto pero refiriéndose a las diferencias entre hermanos Pablo dice:

1 Corintios 4:7 RVC
7 Porque ¿quién te hace superior? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no te lo hubieran dado?

En las palabras de Jesús nada hace suponer que hubiera una regla de medida moral diferente para los apóstoles, ¡a no ser una medida de servicio y negación SUPERIOR!

Juan 13:14-17 RVC
14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.
15 Porque les he puesto el ejemplo, para que lo mismo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan.
16 De cierto, de cierto les digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
17 Si saben estas cosas, y las hacen, serán bienaventurados.

Tampoco había diferencias para Israel; la misma Ley que debía obedecer el pueblo tenía que ser seguida por el rey, incluso con mayor fidelidad:

Deuteronomio 17:14-20 RVC
14 »Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, tal vez digas: “Quiero tener un rey, como lo tienen todas las naciones que me rodean.”
15 Si es así, nombrarás como tu rey a quien el Señor tu Dios escoja. Pero no pondrás como rey tuyo a ningún extranjero, sino que pondrás como rey tuyo a uno de tus compatriotas.
16 Ese rey no deberá aumentar el número de sus caballos, ni hará que ustedes como pueblo vuelvan a Egipto sólo para adquirir más caballos, porque el Señor les ha dicho que nunca más vuelvan por ese camino.
17 Para que su corazón no se desvíe, tampoco deberá tomar para sí muchas mujeres, ni amontonará para sí oro y plata en abundancia.
18 Una vez que haya ocupado el trono de su reino, escribirá en un libro una copia de esta ley para sí mismo, semejante al original que está al cuidado de los sacerdotes levitas,
19 y la tendrá a la mano, y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor su Dios, y para que cumpla todas las palabras de esta ley y de estos estatutos, y los ponga por obra.
20 Así su corazón no se colocará por encima de sus hermanos, ni se apartará ni a diestra ni a siniestra del mandamiento, a fin de que tanto él como sus hijos prolonguen los días de su reinado en medio de Israel.


Si esto es así de claro, ¿por qué entonces tantos líderes cristianos viven con una “doble moral”, tolerando en sí mismos y en los cercanos aquello que públicamente no aprueban? ¿Por qué están tan preocupados en construir un “harén” de mujeres si eso se llama adulterio? ¿Por qué manejan con tanta indisciplina y egoísmo el dinero que reciben? ¿Por qué han dejado de estudiar la Palabra y de orar? ¿Por qué siguen subiendo a los púlpitos y ubicándose en la posición de autoridad para exponer la Palabra de Dios si ellos mismos ni la conocen ni la cumplen? O incluso, ¿por qué tantos líderes que aman genuinamente a Dios y se esfuerzan por vivir en santidad no anuncian TODA SU PALABRA sino que temen hablar de Sus juicios y Sus exigencias?

Hay una respuesta que es por demás de obvia: dinero, poder, fama. Pero además de eso deben haber desarrollado una esquizofrenia terrible para aceptar y convivir con esa doble moral. ¿Cuál es la definición de esquizofrenia? σχίζειν: skhizein = rajar, separar, φρεν: phren = entrañas, alma, mente; es decir, “alma dividida”, escindida en dos partes (o más…) cada una de las cuales tiene su propia moral, es decir, “doble moral”. Todo esto sinónimo de “falta de integridad”, ya que “integridad” es la cualidad de ser “entero”, no dividido. Y “falta de integridad” es casi lo mismo que decir “desintegración”.

¿Cuál es el instinto más básico de todo ser vivo? La preservación de su propia vida. Lo vemos desde los organismos unicelulares hasta el ser humano. La sabiduría del Padre está grabada en la naturaleza. Preservar la propia vida es “mantenerse íntegro”, y por oposición, perder la vida, o mejor dicho, “ir perdiendo la vida” es “ir des – integrándose”. La esquizofrenia (que ahora se llama más elegante pero erróneamente como “bipolaridad”) es una desintegración del alma; la doble moral es lo mismo; y es un primer y enorme paso hacia la desintegración del ser.

¡Cómo quisiera que este breve artículo sirviera para llamar la atención a alguno de estos líderes! Pero no soy muy optimista en ese sentido: llegar al punto de tal “esquizofrenia” implica volverse insensible a las palabras de advertencia. Sin embargo, hay otros que son llamados a ser líderes, o que sin necesidad de serlo están viviendo en su propia “esquizofrenia cristiana”, y quizás sí podamos hablar con ellos.

Hermanos, no hay “doble estándar”, “doble rasero”, “doble moral”, hay una sola, para todos, y si queremos hacer una diferenciación la única que legítimamente podemos hacer es que los líderes tiene más responsabilidad y son llamados a vivir vidas más santas que el resto de los hermanos, ¡no exactamente al revés, como está ocurriendo!

Aquellos que piensan que son felices o “exitosos” viviendo esa doble moral, construyendo sus propios harenes como los reyes bíblicos de la antigüedad, deberían saber que se han escindido a sí mismos, que se están “desintegrando” aunque físicamente estén enteros, que están violando el más básico de todos los principios que Dios estableció, no ya para los seres humanos, sino para todos los seres vivos. Y el resto, por favor, ¡no siga a los tales!


Danilo Sorti




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