1 Corintios 11:1 RVC
1 Imítenme a mí, así como yo imito a Cristo.
Esta sencilla y breve frase resume lo que
debe ser la vida de un ministro del Evangelio: igual a la de sus hermanos en la
fe y a su vez igual a la de Cristo. No hay diferencias, no hay una “regla
distinta” para mediar a unos o a otros.
En otro contexto pero refiriéndose a las
diferencias entre hermanos Pablo dice:
1 Corintios 4:7 RVC
7 Porque ¿quién te hace superior? ¿O qué
tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no
te lo hubieran dado?
En las palabras de Jesús nada hace suponer
que hubiera una regla de medida moral diferente para los apóstoles, ¡a no ser
una medida de servicio y negación SUPERIOR!
Juan 13:14-17 RVC
14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he
lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.
15 Porque les he puesto el ejemplo, para que
lo mismo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan.
16 De cierto, de cierto les digo: El siervo
no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
17 Si saben estas cosas, y las hacen, serán
bienaventurados.
Tampoco había diferencias para Israel; la
misma Ley que debía obedecer el pueblo tenía que ser seguida por el rey,
incluso con mayor fidelidad:
Deuteronomio 17:14-20 RVC
14 »Cuando entres en la tierra que el Señor
tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, tal vez digas: “Quiero
tener un rey, como lo tienen todas las naciones que me rodean.”
15 Si es así, nombrarás como tu rey a quien
el Señor tu Dios escoja. Pero no pondrás como rey tuyo a ningún extranjero,
sino que pondrás como rey tuyo a uno de tus compatriotas.
16 Ese rey no deberá aumentar el número de
sus caballos, ni hará que ustedes como pueblo vuelvan a Egipto sólo para
adquirir más caballos, porque el Señor les ha dicho que nunca más vuelvan por
ese camino.
17 Para que su corazón no se desvíe, tampoco
deberá tomar para sí muchas mujeres, ni amontonará para sí oro y plata en
abundancia.
18 Una vez que haya ocupado el trono de su
reino, escribirá en un libro una copia de esta ley para sí mismo, semejante al
original que está al cuidado de los sacerdotes levitas,
19 y la tendrá a la mano, y la leerá todos
los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor su Dios, y para que
cumpla todas las palabras de esta ley y de estos estatutos, y los ponga por
obra.
20 Así su corazón no se colocará por encima
de sus hermanos, ni se apartará ni a diestra ni a siniestra del mandamiento, a
fin de que tanto él como sus hijos prolonguen los días de su reinado en medio
de Israel.
Si esto es así de claro, ¿por qué entonces
tantos líderes cristianos viven con una “doble moral”, tolerando en sí mismos y
en los cercanos aquello que públicamente no aprueban? ¿Por qué están tan
preocupados en construir un “harén” de mujeres si eso se llama adulterio? ¿Por
qué manejan con tanta indisciplina y egoísmo el dinero que reciben? ¿Por qué
han dejado de estudiar la Palabra y de orar? ¿Por qué siguen subiendo a los
púlpitos y ubicándose en la posición de autoridad para exponer la Palabra de
Dios si ellos mismos ni la conocen ni la cumplen? O incluso, ¿por qué tantos
líderes que aman genuinamente a Dios y se esfuerzan por vivir en santidad no
anuncian TODA SU PALABRA sino que temen hablar de Sus juicios y Sus exigencias?
Hay una respuesta que es por demás de obvia:
dinero, poder, fama. Pero además de eso deben haber desarrollado una
esquizofrenia terrible para aceptar y convivir con esa doble moral. ¿Cuál es la
definición de esquizofrenia? σχίζειν: skhizein = rajar, separar, φρεν: phren =
entrañas, alma, mente; es decir, “alma dividida”, escindida en dos partes (o
más…) cada una de las cuales tiene su propia moral, es decir, “doble moral”.
Todo esto sinónimo de “falta de integridad”, ya que “integridad” es la cualidad
de ser “entero”, no dividido. Y “falta de integridad” es casi lo mismo que
decir “desintegración”.
¿Cuál es el instinto más básico de todo ser
vivo? La preservación de su propia vida. Lo vemos desde los organismos
unicelulares hasta el ser humano. La sabiduría del Padre está grabada en la
naturaleza. Preservar la propia vida es “mantenerse íntegro”, y por oposición,
perder la vida, o mejor dicho, “ir perdiendo la vida” es “ir des –
integrándose”. La esquizofrenia (que ahora se llama más elegante pero
erróneamente como “bipolaridad”) es una desintegración del alma; la doble moral
es lo mismo; y es un primer y enorme paso hacia la desintegración del ser.
¡Cómo quisiera que este breve artículo
sirviera para llamar la atención a alguno de estos líderes! Pero no soy muy
optimista en ese sentido: llegar al punto de tal “esquizofrenia” implica
volverse insensible a las palabras de advertencia. Sin embargo, hay otros que
son llamados a ser líderes, o que sin necesidad de serlo están viviendo en su
propia “esquizofrenia cristiana”, y quizás sí podamos hablar con ellos.
Hermanos, no hay “doble estándar”, “doble
rasero”, “doble moral”, hay una sola, para todos, y si queremos hacer una
diferenciación la única que legítimamente podemos hacer es que los líderes
tiene más responsabilidad y son llamados a vivir vidas más santas que el resto
de los hermanos, ¡no exactamente al revés, como está ocurriendo!
Aquellos que piensan que son felices o
“exitosos” viviendo esa doble moral, construyendo sus propios harenes como los
reyes bíblicos de la antigüedad, deberían saber que se han escindido a sí
mismos, que se están “desintegrando” aunque físicamente estén enteros, que
están violando el más básico de todos los principios que Dios estableció, no ya
para los seres humanos, sino para todos los seres vivos. Y el resto, por favor,
¡no siga a los tales!
Danilo Sorti
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