1 Reyes 21:20-29 RVC
20 Pero Ajab le replicó a Elías: «¡Al fin me
has encontrado, enemigo mío!» Y Elías respondió: «Te he encontrado porque te
has hecho esclavo de la maldad, en la presencia misma del Señor.
21 Pero el Señor te dice: “Voy a castigarte.
Voy a barrer hasta el último varón de tu palacio, sea libre o esclavo, como si
fueran polvo.
22 Lo mismo que hice con la familia de
Jeroboán hijo de Nabat, y con Basá hijo de Ajías, lo voy a hacer con tus
descendientes, porque te has rebelado contra mí y has hecho pecar a mi pueblo,
para provocar mi enojo.
23 En cuanto a Jezabel, tu mujer, yo, el
Señor, declaro que los perros se la comerán en la muralla de Jezrel.
24 A cualquier descendiente tuyo que muera en
la ciudad, se lo comerán los perros; y al que muera en el campo, se lo comerán
las aves de rapiña.”»
25 (En realidad, ningún otro rey fue como
Ajab. Incitado por Jezabel, su mujer, se entregó a hacer lo malo a los ojos del
Señor.
26 Fue un rey despreciable, pues se fue en
pos de los ídolos, a la manera de los amorreos, pueblo al que el Señor desterró
de entre los israelitas.)
27 Después de que Ajab escuchó a Elías, se
rasgó sus vestiduras reales, se vistió de cilicio, y ayunó; luego se acostó
sobre cenizas, y allí durmió y anduvo humillado ante el Señor.
28 Entonces la palabra del Señor vino a Elías
el tisbita, y le dijo:
29 «¿Ya viste cómo Ajab se ha humillado ante
mí? Sólo por eso, y mientras viva, no le enviaré la desgracia que le había
anunciado. Pero su hijo y sus descendientes sí la padecerán.»
Vivimos en los últimos tiempos, literalmente;
los últimos años, quizás algunas pocas décadas más, pero no más. Sabemos que
los juicios de Dios son inminentes y de hecho casi que ni necesitamos de ningún
profeta que nos advierta, basta solo con mirar la abundancia de pecado que hay
sobre el mundo y contrastarla con la santidad de Dios.
Y es en este tiempo en que los anuncios de
juicios se multiplican, y dentro de ellos a veces de mencionan fechas y tiempos
que hasta ahora no se han cumplido. El Señor nos advirtió acerca de eso, aunque
Él describió perfectamente los tiempos del fin, que son estos, también alertó
contra decir fechas con ligereza.
No voy a entrar a debatir sobre fechas
posibles o “fechas límites”, pero quiero que aprendamos algo del juicio a Acab,
el esposo de Jezabel. Dios había determinado un tiempo para ejecutar Su juicio,
pero la actitud del rey, en extremo perverso, cambió la fecha de cumplimiento.
No evitó la sentencia, sino que logró extender un poco más la misericordia.
¿Fue Elías un falso profeta, por anunciar una fecha que finalmente no se
cumplió? ¡De ninguna manera! Entendamos lo que dice Jeremías:
Jeremías 28:8-9 DHH
8 Los profetas que hubo en tiempos pasados,
antes que naciéramos tú y yo, anunciaron guerra, calamidad y peste contra
numerosas naciones y reinos poderosos.
9 Pero cuando un profeta anuncia prosperidad,
solamente si se cumplen sus palabras se comprueba que realmente el Señor lo envió.
Que un juicio no se cumpla en la fecha que
fue anunciado por primera vez no es señal de que el mensajero sea falso,
sencillamente ¡es señal de la enorme misericordia divina! Pero cuidado, el
juicio vendrá inevitablemente.
2 Crónicas 34:19-28 RVC
19 Tan pronto como el rey oyó las palabras de
la ley, se rasgó las vestiduras
20 y dio las siguientes órdenes a Hilcías, a
Ajicán hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaía, al escriba Safán, y a su siervo
Asaías:
21 «En cuanto a las palabras del libro que se
ha hallado, vayan y consulten al Señor por mí y por el remanente de Israel y de
Judá. Ciertamente, grande es la ira del Señor que ha caído sobre nosotros, pues
nuestros padres no obedecieron la palabra del Señor, ni actuaron conforme a
todo lo que está escrito en él.»
22 Entonces Hilcías y la gente del rey fueron
a ver a la profetisa Julda, que vivía en el segundo barrio de Jerusalén. Julda
era la esposa de Salún hijo de Ticva, hijo de Jarjás, el encargado de las
vestiduras. En cuanto le repitieron las palabras antes dichas,
23 ella respondió: «El Señor y Dios de Israel
ha dicho así: “Díganle a quien los ha enviado a mí, que yo, el Señor,
24 voy a mandar la calamidad sobre este lugar
y sobre sus habitantes, y todas las maldiciones que están escritas en el libro
que leyeron delante del rey de Judá,
25 porque ellos me han abandonado y han
ofrecido sacrificios a dioses extraños; han provocado mi ira con todas las
obras de sus manos. Por lo tanto, mi ira se derramará sobre este lugar, y no se
apagará.
26 Pero digan de mi parte al rey de Judá, que
los ha enviado a consultarme, que yo, el Señor y Dios de Israel, he dicho:
‘Puesto que prestaste atención a las palabras del libro
27 acerca de este lugar y de sus habitantes,
y al oírlas te conmoviste de corazón y te humillaste delante de mí, y te
rasgaste las vestiduras y lloraste en mi presencia, yo también te he oído.’
—Palabra del Señor.
28 ”Yo te pondré junto con tus padres, y
serás sepultado en paz, y tus ojos no verán todo el mal que voy a traer sobre
este lugar y sobre sus habitantes.”» En cuanto ellos comunicaron al rey la
respuesta,
Muchos se están burlando hoy de los anuncios
de los juicios que vendrán en breve, aduciendo que las fechas que habían dicho
en un principio no se cumplieron. Como dije más arriba, yo creo que no es
prudente decir fechas o tiempos, pero más allá de eso tengo algo muy en claro:
si las fechas que primero se dijeron no eran
correctas, bueno, ¡es señal de que los profetas son seres humanos!
¡Bienvenidos al club de los imperfectos! Todas nuestras palabras como
mensajeros del Señor van a contener algo de imperfección, pero eso no anula la
voz de Dios, simplemente nos exige “filtrar” lo que decimos, lo que escuchamos
o pensamos para entresacar la verdad de las opiniones personales que se entremezclan
a veces.
Pero segundo, si las fechas que se dijeron en
un primer momento eran correctas, pero nada pasó entonces, ¡es señal de la
paciencia divina! Que un anuncio de juicio no se cumpla, o mejor dicho, que no
se cumpla en los tiempos señalados al principio, no invalida ni al profeta ni
al mensaje, sólo nos da un tiempo más para el arrepentimiento y la
proclamación. Hermanos, ¿estamos aprovechando ese tiempo, o más bien estamos
jugando a ver qué errores encontramos en los mensajeros del juicio y de qué
forma podemos contradecirlos a ellos? Esa es una necedad increíble, pero,
también increíblemente, es por demás de común. ¡Dios no ha puesto una mente en
nosotros para que la dejemos sin usar!
Danilo Sorti
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