domingo, 3 de septiembre de 2017

216. No hay otro plan más que la Iglesia

Efesios 1:22-23 RVC
22 Dios sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio a la iglesia, como cabeza de todo,
23 pues la iglesia es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena a plenitud.

Mateo 16:18 RVC
18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no podrán vencerla.

Apocalipsis 1:17-20 RVC
17 Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Pero él puso su mano derecha sobre mí, y me dijo: «No temas. Yo soy el primero y el último,
18 y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre. Amén. Yo tengo las llaves de la muerte y del infierno.
19 Escribe esto que has visto, y lo que ahora sucede, y lo que va a suceder después de esto.
20 Éste es el significado de las siete estrellas que has visto en mi mano derecha, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.

La iglesia ocupa un lugar central en las páginas del Nuevo Testamento. Es el Cuerpo de Cristo, la Novia del Cordero, la comunidad de los santos, la morada del Espíritu. No hay otro agente que el Señor haya dejado sobre la Tierra para extender Su Reino, y verdaderamente la Iglesia constituye el centro del plan neotestamentario.

Decididamente, ¡no hay plan “B”! No hay algo distinto a la Iglesia que el Señor haya de usar en este tiempo, y no tenemos ninguna alternativa posible a la Iglesia en las páginas neotestamentarias.

Es cierto que el sentido de “Iglesia” puede ser bastante amplio, ya que abarca la congregación física como la Iglesia espiritual, y es cierto que la salvación finalmente es individual y no depende ni se altera por ninguna iglesia en particular. Pero también es cierto que la Iglesia, y particularmente, las iglesias locales, se encuentran en el centro de la dinámica neotestamentaria.

¡Pero la iglesia se ha vuelto tan problemática en este tiempo…!

Por un lado tenemos una gran cantidad de iglesias decididamente desviadas de la verdad y por otros, un grupo de iglesias que son fieles en el amor a Dios pero que resultan bastante incompletas en su vida espiritual y doctrina, además de la gran cantidad de cristianos que vive su fe “fuera de la iglesia” o al menos, fuera de un compromiso firme con una iglesia. ¡Una brújula por favor!

El que no alcance a tener una verdadera dimensión del ataque que está sufriendo la iglesia en este tiempo, de la crisis en que se encuentra, y de los propósitos y misericordia divina para ella, se va a encontrar en serios problemas. No tenemos “otra cosa” más allá de la iglesia. Por supuesto, no cualquier local con cartel colgado en el frente que diga “Iglesia”, sino las iglesias que genuinamente pueden llamarse así. Pero aún dentro de ellas la vida no es fácil. Pero bueno, ¡mucho “menos fácil” es en el mundo actual!

Hermanos, vuelvo a decir que si no llegamos a ver en su correcta dimensión la crisis que está pasando el mundo hoy, y el ataque feroz que está sufriendo la Iglesia; cosas que nunca se dieron en tal magnitud como en estos tiempos, vamos a estar en serios problemas. Concretamente quiero decir que terminaremos tan enojados y resentidos que seremos uno más del nuevo grupo social de “cristianos evangélicos no practicantes”.

Tal como están las iglesias hoy, la vida adentro puede no ser fácil, pero no tenemos otro lugar. En las ciudades grandes podemos buscar entre varias iglesias y a lo mejor encontrar alguna que sea buena; en localidades más pequeñas no es tan fácil. Pero no hay otro lugar.

Habrá ocasiones en las que solamente podamos “ir a la iglesia”, participar del servicio dominical y no mucho más. A veces las “iglesias virtuales” pueden ser una ayuda importante, pero tampoco son el centro del propósito divino.

Sin embargo, si leemos bien la Biblia, encontraremos que los “problemas de iglesia” ocupan gran parte del Nuevo Testamento, y que el Señor ya nos alertó de todo lo que pasaría y qué deberíamos hacer. ¡Pero debemos entender en qué tiempos vivimos! Y luego de entender, recibir el amor y la sabiduría de Dios para hacer nuestra parte en traer Su modelo a nuestras iglesias. Se supondría que la iglesia debe ser el lugar de protección y de hermandad, pero aún si no lo es sigue estando dentro de la voluntad divina y el Señor está procurando transformarla.

Hay lugares que no merecen llamarse iglesia. Hay lugares de los cuales el Señor ya retiró Su candelabro y no hay vida del Espíritu. Hay lugares que necesitan ser purificados. No podemos ir a cualquier lugar. Pero donde vayamos, la realidad no va a ser fácil. Pidámosle al Señor que nos dé el discernimiento y la sabiduría.

No nos olvidemos que, en realidad, lo más importante de la iglesia no tiene mucho que ver ni con el local, ni con la estructura ni incluso con los hermanos, sino con Jesucristo mismo que prometió estar donde dos o tres estuvieran reunidos en Su nombre.


Danilo Sorti




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