Romanos 1:24-32 RVC
24 Por eso Dios los entregó
a los malos deseos de su corazón y a la impureza, de modo que degradaron entre
sí sus propios cuerpos.
25 Cambiaron la verdad de
Dios por la mentira, y honraron y dieron culto a las criaturas antes que al
Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26 Por esto Dios los
entregó a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres cambiaron las relaciones
naturales por las que van en contra de la naturaleza.
27 De la misma manera, los
hombres dejaron las relaciones naturales con las mujeres y se encendieron en su
lascivia unos con otros. Cometieron hechos vergonzosos hombres con hombres, y
recibieron en sí mismos la retribución que merecía su perversión.
28 Y como ellos no
quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para
hacer cosas que no convienen.
29 Están atiborrados de
toda clase de injusticia, inmoralidad sexual, perversidad, avaricia, maldad;
llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades.
30 Son murmuradores,
detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores
de males, desobedientes a los padres,
31 necios, desleales,
insensibles, implacables, inmisericordes.
32 Y aunque saben bien el
juicio de Dios, en cuanto a que los que practican tales cosas son dignos de
muerte, no sólo las hacen, sino que también se regodean con los que las
practican.
Este artículo es uno de una
serie de artículos sobre iniquidades nacionales. Me concentro en la realidad de
Argentina porque es del país que puedo hablar con autoridad, sin embargo, creo
que la realidad de toda Latinoamérica no es muy diferente.
La perversión sexual en
realidad es una consecuencia de haber abandonado a Dios, y mientras más se
aleja de Dios una sociedad, más hondo cae en la degradación. Aunque vamos a
hablar de ese tema aquí, notemos que no es algo que aparezca “aparte de” las
otras obras de la carne. Como el mismo Pablo diría en otra carta:
Gálatas 5:19-21 RVC
19 Las obras de la carne se
manifiestan en adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
20 idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
21 envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. Acerca de ellas les advierto,
como ya antes les he dicho, que los que practican tales cosas no heredarán el
reino de Dios.
La corrupción sexual es en
parte fruto de otras causas más profundas y a la vez raíz de una rápida
disolución social, propiamente dicho “disolución”, porque la trama de la
sociedad se “disuelve”, se deshace. Nada hay en la tierra que ejemplifique
mejor la relación entre Dios y Su pueblo que la imagen del matrimonio. Dios es
espíritu, no tiene género tal como lo conocemos nosotros, pero cuando quiso
expresarse a sí mismo, se “dividió” en dos partes que están “incompletas” por
separado:
Génesis 1:27 RVC
27 Y Dios creó al hombre a
su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.
Isaías 62:4-5 RVC
4 Nunca más volverán a
llamarte «Desamparada», ni a tu tierra le dirán «Desolada». Más bien, serás
llamada «Deleite mío», y tu tierra será llamada «Esposa mía», porque el amor
del Señor estará en ti, y tu tierra volverá a tener esposo.
5 Porque tus hijos se
desposarán contigo, de la manera que un joven se desposa con una doncella; ¡tu
Dios se recreará contigo como se recrea el esposo con la esposa!
Al alterar el orden sexual
establecido por Dios, aquello que debía ser fuente de creación, de unión y de
gozo en el matrimonio se transforma en causa de heridas emocionales, ataduras
espirituales y almáticas, transmisión de enfermedades, origen de niños que se
criarán sin padre y muchas veces con madres que los rechazan, cuando no los
abortan. A medida que se avanza en la homosexualidad se desdibuja aún más la
imagen de la relación entre Dios y el hombre. Propiamente dicho, la
homosexualidad es una figura del “endiosamiento” del hombre, el hombre se une
al propio hombre, a lo que “es semejante” a si mismo, en vez de a su Creador.
Sólo cuando la creatura se
une con su Creador es que se produce una nueva creación y las creaturas están
completas y realizadas. Y esta unión sólo es bendecida bajo un pacto perpetuo.
La degradación moral actual
únicamente ocurre luego de que se han roto muchas barreras; esto está
rápidamente pasando en todo el mundo, pero en Argentina, al igual que en
Latinoamérica, se partió con una fuerte desventaja: el abuso y relajamiento
moral de los conquistadores en estas tierras sembró las semillas necesarias
como para que el proceso ocurriera rápidamente.
La iniquidad sexual es
fácilmente identificable, pero no tan fácil de erradicar porque, como dijimos
más arriba, tiene que ver con muchas barreras que fueron rotas previamente. Es
necesaria la ayuda especial del Espíritu Santo en todo esto. Y algo más:
Romanos dice claramente que “Dios los entregó”, Él permitió que esto ocurriera,
Él mismo quitó los frenos que impedían el avance de la inmoralidad, como un
juicio.
Es necesario empezar con la
Casa de Dios: reconocer cuando quebrantamos el pacto y restaurarlo, para poder
restaurar el pacto matrimonial. Reconocer cuando hemos incurrido en “homosexualidad
espiritual” al seguir a hombres y doctrinas de hombres en vez de a Dios.
Reconocer cuando hemos sido “promiscuos” en nuestras relaciones entre hermanos,
“descubriendo la desnudez” de otros y contagiando la enfermedad de la
murmuración, la envidia y la discordia. Reconocer el terrible pecado del
“aborto espiritual” e incluso “infanticidio eugenésico”, por demás de frecuente
en los líderes pero común a todos, por el cual hemos abortado ministerios que
debían nacer, hemos asesinado ministerios que estaban en sus primeros pasos y
hemos dado vida a ministerios que nunca debieron vivir.
A partir de ahí podemos
arrepentirnos de esta raíz de iniquidad nacional y traer la luz de Dios. En
todo esto es importante celebrar al hombre espiritual que somos, porque el
pecado sexual es propiamente aquello que mantiene por demás de viva a nuestra
naturaleza carnal, al excitar exageradamente los sentidos. Es muy importante
también la restauración de la paternidad espiritual para traer sanidad en esta
área.
Por supuesto, hay muchos
espíritus del reino de las tinieblas operando en esto, y de hecho es una de sus
áreas favoritas, por lo que una guerra espiritual con discernimiento y
perseverancia es fundamental.
Cuando la relación sexual,
más propiamente, de género; nuestra identidad de género según Dios y la
relación correcta entre el hombre y la mujer es restaurada, se libera el poder
creador y ordenador que el Señor ha determinado, en las personas, en las
familias, en las sociedades y en la nación.
¡Señor, ayúdanos a
librarnos de esta iniquidad!
Danilo Sorti
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