domingo, 3 de septiembre de 2017

209. La raíz de iniquidad nacional del espíritu de fantasía

Jeremías 23:26 DHH
26 ¿Hasta cuándo esos profetas van a seguir anunciando cosas falsas, inventos de su propia fantasía?

Jeremías 23:16 RVC
16 Así ha dicho el Señor de los ejércitos: «No hagan caso de las palabras que los profetas les anuncian. Sólo alimentan en ustedes vanas esperanzas. Sus visiones nacen de su propio corazón, y no de mis labios.

Este es el último de una serie de artículos sobre las iniquidades nacionales. En ellos hablo de las iniquidades de Argentina porque es el país que conozco y del cual puedo hablar con autoridad. En el fondo, los países latinoamericanos no somos tan diferentes y las raíces de iniquidad pueden ser parecidas.

Absolutamente toda nación tiene a sus propios “profetas”; por supuesto, no necesariamente me estoy refiriendo a los profetas que el Señor pone en un país, sino a los que se levantan inspirados por un espíritu extraño (muchos de los cuales, sin embargo, tienen un llamado ignorado para hablar las Palabras de Dios y el mismo Espíritu permite que digan algunas verdades). Estos profetas son los que hablan “desde lo alto”: a través de los medios de comunicación, en los teatros, en las tribunas políticas, y más… Y son ellos los que alimentan a la sociedad de la nación con un mundo de fantasías.

No hace falta tener discernimiento espiritual para saber esto, ni siquiera hace falta ser nacido de nuevo, ¡es tan evidente hoy que cualquiera con un poco de capacidad para ver más allá puede darse cuenta!... pero sigue dando resultado, y cada vez más gente prefiere vivir en ese mundo de fantasías.

En un sentido, desde la caída hasta hoy el ser humano vivió siempre en un mundo más o menos irreal; en otro sentido, desde un punto de vista absoluto, ningún hombre podría aprehender ni mucho menos soportar la realidad tal cual es. Como seres caídos, no podemos hoy vivir en la realidad. La obra del Espíritu restaura progresivamente nuestra capacidad de soportar la realidad. Y quizás esa sea la clave: soportar la realidad para poder entenderla, o su perversión: vivir en un mundo irreal para poder sobrellevar la vida con alguna ilusión.

En artículos anteriores estuvimos hablando de 10 raíces de iniquidad / perversión del propósito en Argentina, algunas comunes a muchos o todos los países, otras muy propias. Aquí tenemos la undécima, que es propiamente mundial, pero que se expresa increíblemente bien en Argentina. La consecuencia inevitable de las raíces que vimos hasta ahora es la construcción de un “ideario mental”, un “imaginario”, una estructura mental de interpretación de la realidad, un sistema de anhelos e ideales, que está lejos de lo que debería ser. Este marco paradigmático, bien armado y estructurado en sí mismo, constituye una verdadera fortaleza de “fantasía nacional”, con elementos comunes aunque diferente en las distintas corrientes, que surge de las raíces de iniquidad y las alimenta, generando un círculo vicioso.

Este mundo de fantasías es posible porque casi toda la sociedad carece de las estructuras de pensamiento lógicas y racionales (¡la razón viene de Dios!) para entender la realidad, por lo que prevalecen bolsones de pensamiento mágico, “mítico” o filosófico sin sustento. Los criterios de verdad se resumen muchas veces a “lo que dicen” (que tiene que ver con el don de Exhortación), “defendamos al pobrecito” (relacionado con el don de Misericordia), “lo que pienso yo porque lo pienso yo” (necedad), aferrarse a algo que me dé razón de ser, identidad (falta de identidad), lo que dice “papá líder” (falta de paternidad, falsa paternidad), “el otro es mi enemigo que busca destruirme, por lo que nada de lo que diga será verdad” (espíritu de Caín), “yo puedo entender perfectamente lo que está bien” (orgullo, Leviatán), unido a la idolatría y la inmoralidad sexual, que deja las puertas abiertas para que otros espíritus hablen sus fábulas infernales, y más que eso, para que tomen control espíritus de locura, alterando completamente la visión de la realidad.

Y cómo la Iglesia no solamente no ha hecho lo suficiente (o al menos, lo que podía) por establecer patrones de pensamiento correctos (que son exactamente los mismos que llevan a las personas a reconocer a Dios) sino que incluso ha inventado sus propias y bonitas fábulas cristianas, y además, ha literalmente demonizado expresa o tácitamente a los que “piensan”, el espíritu de fantasía está más que cómodo.

La falta de herramientas psicológicas (y espirituales, obviamente) como para aceptar la realidad lleva a la gente a querer vivir en una fantasía, literalmente a dejarse llevar por el mensaje que resulte más bonito, que más atraiga su propia concupiscencia y buscar rápidamente excusas para desacreditar al que trae un mensaje menos bonito pero más real.

Este mensaje tiene varias construcciones, una clásica es el menosprecio de las enormes bendiciones que Dios nos dio en nuestro país, la visión de que “lo de afuera es mejor”, la idealización irreal de determinados líderes políticos, y otras cosas que llegan a ser “lugares comunes” en el pensamiento argentino.

¿Qué más diremos? El primer y principal paso es reconocer este principio. La solución no está separada de las otras raíces; nada hay fuera de Cristo ni fuera de Su luz. En un sentido más específico, y previa lucha espiritual, implantar las estructuras de razonamiento correctas y desenmascarar las falacias de pensamiento puede ser algo importante.

La mentira solo se resuelve con la verdad, no hay otra opción. La lucha espiritual permite que los corazones se abran para escucharla, pero no garantiza que la crean porque eso depende de cada uno; y si se cierran, sólo queda el juicio. Quiero decir que no debemos tener una actitud exitista infantil, pero tampoco debemos dejar de batallar. Es la verdad que debe ser expuesta, pagando el precio que eso significa, y algo más:

2 Juan 3 RVC
3 Que la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre, y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, sean con ustedes en verdad y en amor.

“En verdad y en amor”: la verdad no debe llegar sin amor. Dijimos más arriba que el hombre caído no puede tolerar la verdad, y buena parte de los cristianos que conozco, tampoco, pero cuando el amor de Dios cubre esa verdad terrible, espantosa, desagradable, entonces sí puede ser recibida y aceptada.

Todas las raíces de iniquidad que vimos más arriba son resueltas, además de la oración y la guerra espiritual, con la verdad. ¿Cómo diremos esa verdad? Junto con el amor de Dios, ¿y quién es suficiente para esto? Nadie, pero el Espíritu nos capacita y nos envía. No esperés más orden que esa, no busques la aprobación de los que te rodean; ¡la comisión ya fue dada y el tiempo es breve! Argentina debe escuchar la verdad y cumplir su misión antes del fin. Todos los países de Latinoamérica deben volverse a la verdad y cumplir su misión en los últimos tiempos. Probablemente, no haya muchas más voces con autoridad y unción, y además con la capacidad de hacerse oír en el mundo de hoy que las voces latinoamericanas.


Danilo Sorti




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