domingo, 3 de septiembre de 2017

223. ¿Qué es doctrina? ¿Qué es la verdad eterna, qué es una aplicación de esa verdad y qué es enseñanza de hombres?

Juan 12:46-48 DHH
46 Yo, que soy la luz, he venido al mundo para que los que creen en mí no se queden en la oscuridad.
47 Pero a aquel que oye mis palabras y no las obedece, no soy yo quien lo condena; porque yo no vine para condenar al mundo, sino para salvarlo.
48 El que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya tiene quien lo condene: las palabras que yo he dicho lo condenarán en el día último.


El problema de la autoridad bíblica, es decir, qué es doctrina eterna, sí y amén, verdad indiscutible que debe ser creída y qué es una aplicación contextual de esa verdad, y peor aún, qué es enseñanza de hombres o incluso de demonios, ha sido un tema de debate durante estos dos mil años de Iglesia, y la realidad actual nada nos hace suponer que el tema esté adecuadamente resuelto para la gran mayoría de los cristianos, ni siquiera para los más bíblicos.

Si miramos el asunto desde un punto de vista estrictamente “práctico” no nos queda más remedio que fundamentarnos en nuestra necesidad de salvación. Seamos sinceros, ¿habría algo que debería preocuparnos más? Y en base a eso comenzamos con la frase de Jesús: “las palabras que yo he dicho lo condenarán en el día último”.

Nosotros hemos creído que no hay autoridad superior a la de Cristo y sus palabras. A nuestro alrededor tenemos diversas iglesias que ponen expresamente las palabras de diversos hombres o concilios o supuestos profetas inspirados por encima de las palabras de Cristo (y la Biblia en sí), algunos de manera explícita y otros tantos de manera más sutil pero no menos real. Y también unos cuantos de los que se llaman evangélicos en la práctica elevan las palabras de sus pastores por encima de la verdad revelada ya que en la práctica no leen ni estudian la Biblia por sí mismos sino sólo por lo que les enseñan.

Bien, esto nos dejaría sólo con los Evangelios, ¿hay más palabra autorizada para los cristianos?

Mateo 5:17-18 DHH
17 “No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor.
18 Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento.

Jesucristo vivió conforme a la Ley, lo que llamamos el Antiguo Testamento, y expresamente la validó. ¿También es una regla para nosotros? Sí, pero… Aquí tocamos con otra de las herejías que surgieron en este tiempo al igual que en el primer siglo: las diversas doctrinas judaizantes. ¿Cuál es el límite? Bueno, claramente las palabras de Jesús. Él no anuló la ley, pero tampoco la entendió ni vivió conforme la comprensión de los judíos de esa época (ni de esta).

Mateo 5:43-44 DHH
43 “También han oído que se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.’
44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen.

Estas palabras de Jesús no están anulando la ley moral del Antiguo Pacto, solamente le están dando su verdadera perspectiva; Jesucristo es quién nos da los “lentes” adecuados para leerla.

Hebreos 8:13 DHH
13 Cuando Dios habla de una nueva alianza es porque ha declarado vieja a la primera; y a lo que está viejo y anticuado, poco le falta para desaparecer.

Efesios 2:15 DHH
15 Puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos, y en sí mismo creó de las dos partes un solo hombre nuevo. Así hizo la paz.

Para ese nuevo pueblo que el Señor estaba formando, no valía ya las antiguas formas del Pacto. Claramente, no todo el Antiguo Testamento debe ser seguido literalmente, no al menos para los cristianos. Su sacrificio terminó con la necesidad del sistema ceremonial y simbólico, y a partir de allí todo eso quedó como enseñanza de principios para nosotros. Sigue siendo un tema de debate el “hasta donde sí y hasta donde no” de la Ley. No lo voy a hablar ahora, pero simplemente digamos que hay una serie de reglamentos y prácticas que no tienen valor eterno para nosotros. Y esto nos haría rever algunas cuestiones que se practican en muchas iglesias…

Juan 13:34 DHH
34 Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros.

Las palabras de Jesús van más allá del Antiguo Pacto, no lo contradicen en nada, sino que lo completan y amplían. De nuevo, aquí tenemos un punto en discordia con los que se basan preferentemente en las palabras del Antiguo Testamento.

Juan 16:12-14 DHH
12 “Tengo mucho más que decirles, pero en este momento sería demasiado para ustedes.
13 Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que van a suceder.
14 Él mostrará mi gloria, porque recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes.

Con todo, las palabras de Jesucristo no “concluyeron” con la revelación necesaria en el Nuevo Pacto. Él mismo autorizó a los apóstoles a que “completaran” la revelación, bajo la guía del Espíritu. Por ello, también debemos mirar el resto de los libros del Nuevo Testamento.

Romanos 2:16 DHH
16 el día en que Dios juzgará los secretos de todos por medio de Cristo Jesús, conforme al evangelio que yo anuncio.

1 Juan 2:7-8 DHH
7 Queridos hermanos, este mandamiento que les escribo no es nuevo: es el mismo que ustedes recibieron desde el principio. Este mandamiento antiguo es el mensaje que ya oyeron.
8 Y, sin embargo, esto que les escribo es un mandamiento nuevo, que es verdad tanto en Cristo como en ustedes, porque la oscuridad va pasando y ya brilla la luz verdadera.

Los apóstoles tenían en claro que sus palabras venían con la autoridad divina.

Entonces, ¿qué es doctrina? En base a lo que hemos visto, yo considero que una doctrina eterna es aquello que podemos ver tanto en el Antiguo Testamento, en los Evangelios y en el resto del Nuevo Testamento. Cualquier enseñanza que no pueda seguirse a través de estas tres secciones debe integrarse a una doctrina “mayor” y ponerse en perspectiva, pero no puede enseñarse como “verdad eterna”.

¿Qué pasa en la práctica? Dejando de lado las (muchas) iglesias en las que hoy la única enseñanza que vale es la palabra del pastor predicada el domingo, o aquellas que expresamente tienen libros o personas “al mismo nivel” que la Biblia, o superiores a ella; las iglesias más bíblicas en la práctica se basan en la enseñanza que viene de seminarios o de líderes reconocidos (generalmente del pasado) o que está fundamentada en “muchos” versículos bíblicos, pero ¿quién dijo que esos eran criterios válidos de autoridad?

Normalmente lo que es doctrina para los cristianos es aquello que aprendieron en algún momento de una fuente autorizada y respetada (un seminario, el liderazgo de la iglesia, una confesión de fe, etc.) y a partir de allí midieron todo lo que vino después en base a esa regla antigua. ¡Pero la “antigüedad” tampoco es un criterio de autoridad! Jesucristo nunca se vio obligado a respetar la “antigua” y torcida interpretación de los judíos de esa época.

Pocos cristianos consideran que puede haber una fuente de autoridad que no sea un “ministro reconocido” o un seminario denominacional. Parece que el principio de “Sola Scriptura” ha quedado en el olvido. Parece que casi nadie cree que el Espíritu Santo es suficiente como para guiarlo a toda verdad.

¿Hay más revelación por venir? Es un tema interesante para el debate, pero yo prefiero tomar las palabras de Apocalipsis:

Apocalipsis 22:18-19 DHH
18 A todos los que escuchan el mensaje profético escrito en este libro, les advierto esto: Si alguno añade algo a estas cosas, Dios le añadirá a él las calamidades que en este libro se han descrito.
19 Y si alguno quita algo del mensaje profético escrito en este libro, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que en este libro se han descrito.

No sé si habrá “más Escritura” autorizada por el Espíritu, sé que la que tenemos es inspirada y es la palabra que nos dejó para este tiempo, y eso me basta. Durante el Milenio seguiremos charlando sobre lo otro…



Danilo Sorti




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