Lucas 5:37 RVC
37 Ni tampoco se echa vino nuevo en odres
viejos, porque el vino nuevo hará que se revienten los odres; entonces el vino
se derramará, y los odres se echarán a perder.
En varios artículos intenté analizar qué
significa transitar este último tiempo, y si algo es claro es que las cosas han
cambiado muy rápido y lo seguirán haciendo. Es un mar muy turbulento, y no es
sencillo hacerle frente.
Jesús estaba trayendo un “nuevo vino” y era
necesario que Sus seguidores se despojaran de las formas y tradiciones antiguas
para recibirlo. No estaba diciendo que anulaba por completo la ley mosaica, ¡al
contrario!, pero sí que era necesaria una ACTITUD diferente, y esto lo vemos en
los versículos anteriores:
Lucas 5:33-35 RVC
33 Entonces ellos le dijeron: «¿Por qué los
discípulos de Juan y de los fariseos ayunan muchas veces, y hacen oraciones,
mientras que los tuyos comen y beben?»
34 Jesús les dijo: «¿Acaso ustedes pueden
hacer que ayunen los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos?
35 Llegará el día en que el novio ya no
estará con ellos. Entonces sí, ese día, ayunarán.»
Juan el bautista vivía todavía en la etapa
previa a la llegada del Mesías: tiempo de espera, de arrepentimiento, de
profunda búsqueda. ¿Eso estaba mal? No. ¿Era contrario a la Biblia? Tampoco.
Pero no era la actitud correcta en ese momento para los que estaban con Jesús:
era tiempo de disfrutar y alegrarse, de maravillarse con lo que el Señor estaba
haciendo, de absorber todo lo que les era enseñado; no era tiempo de ayuno y
lamento, de búsqueda solitaria y de dolor. Por cierto que ese tiempo vendría, y
más pronto de lo que hubieran querido, pero no era la actitud que debían tener
porque sino se iban a perder lo que tenían que recibir.
Me explico: aprender es una actividad que se
realiza mejor en un contexto de alegría, de tranquilidad; es una actividad que
requiere mucha concentración precisamente en lo que se está enseñando. Jesús
era su Fuente de gozo, de alegría, de todo bien, y ellos necesitaban que eso
quedara grabado a fuego en sus corazones porque muy pronto deberían enfrentar
enormes dificultades, si dejaban pasar ese tiempo de relativa paz y alegría, el
dolor y la angustia de lo que vendría los hubiera avasallado.
Mateo 11:16-19 RVC
16 Pero ¿con qué compararé a esta generación?
Se parece a los niños que se sientan en las plazas y les gritan a sus
compañeros:
17 “Tocamos la flauta, y ustedes no bailaron;
entonamos cantos fúnebres, y ustedes no lloraron.”
18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y
dicen que tiene un demonio;
19 luego vino el Hijo del Hombre, que come y
bebe, y lo califican de glotón y borracho, y de ser amigo de cobradores de
impuestos y de pecadores. Pero a la sabiduría la reivindican sus hijos.»
Los religiosos de Su época decididamente no
pudieron entender este cambio de tiempo que hubo, y por ello no fueron capaces
de recibir ni el mensaje de Juan, cuyo “formato” era adecuado para la situación
y expectativa de entonces, ni el de Jesucristo, que introducía lo nuevo. Y
porque no pudieron cambiar para adaptarse ni al uno ni al otro:
Mateo 11:20-24 RVC
20 Jesús comenzó entonces a reprender a las
ciudades donde había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían
arrepentido. Les decía:
21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!
Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en
ustedes, hace tiempo que en cilicio y cubiertas de ceniza ellas habrían
mostrado su arrepentimiento.
22 Por tanto les digo que, en el día del
juicio, el castigo para Tiro y para Sidón será más tolerable que para ustedes.
23 Y tú, Cafarnaún, que te elevas hasta el
cielo, hasta el Hades caerás abatida. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los
milagros que se han hecho en ti, hasta el día de hoy habría permanecido.
24 Por tanto les digo que, en el día del
juicio, el castigo para Sodoma será más tolerable que para ti.»
Avanzando más en la historia, tenemos la
iglesia de Jerusalén y las cosas asombrosas que allí ocurrieron: milagros,
comunión, eliminación de la pobreza, crecimiento numérico. Con todo, los
apóstoles estaban operando en un “formato” relativamente conocido para ellos.
Luego el Señor permite la persecución y la Iglesia comienza a extenderse, y
allí comienzan los desafíos, al penetrar otras realidades, otros contextos
culturales y ser requerida a cambiar. El Espíritu estuvo dispuesto siempre a
derramar Su “vino nuevo” adecuado para cada odre, pero esto no fue fácil para
los discípulos. Dos mil años de historia no hicieron más que confirmar este
principio: adaptarse a una nueva realidad cultural, a un tiempo cambiante, a
otra sociedad, a otra presión espiritual, no ha sido fácil para nosotros.
Bueno, es algo humano.
Si algo nos ha traído el cambio de siglo han
sido cambios demasiado vertiginosos; un grupo de iglesias se “han subido” a la
corriente del cambio y rápidamente han modificado su estructura, su teología y
su práctica… con el “único” problema de que se metieron en el camino
incorrecto, por lo que terminaron gravemente apartadas. Otras iglesias han resistido
o han puesto el freno de mano, procurando no perder su esencia bíblica a costa
de tornarse bastante inefectivas.
Si algo significó el cambio de siglo es que
las fórmulas y métodos que antes funcionaron hoy probablemente no den el mismo
resultado, y no porque haya otro Evangelio o los principios hayan cambiado,
sino que ha cambiado el enfoque y la aplicación de esos principios. Hermanos,
la Biblia es la Palabra Eterna y útil para todos los siglos, pero no todas sus
palabras se aplican por igual en los distintos momentos.
El Evangelio es como un diamante de muchas
caras, cada una refleja un aspecto de él, y cada sociedad y momento histórico
(y aún cada persona como individuo) estará más dispuesta a recibir una de esas
facetas. Antes predicábamos un evangelio de la gracia, de la bendición, de la
sanidad, y eso no ha cambiado, pero hoy es necesario predicar sobre los juicios
de Dios y el arrepentimiento (y antes también lo era…). Antes podíamos enseñar
acerca de cómo vivir el resto de la vida para Cristo, construir una familia en
Dios, dejar herencia espiritual a nuestros hijos, edificar ministerios que
perduren en el tiempo; ¡hoy ya no hay tiempo!, el resto de vida que viviremos
aquí serán los pocos años hasta que Cristo venga, nuestra familia debe ser
doblemente protegida para que no sea arrastrada por las avalanchas de engaño, y
lo que edifiquemos deberá perdurar durante pocos, aunque difíciles, años por
venir. Poco sentido tiene ya hablar de inversiones, ahorro, nietos y bisnietos.
Y en esto tenemos un grave problema con los predicadores sesentones, que
precisamente están pasando por esa etapa y enseñándonos sus aprendizajes de
vida que sí tuvieron que ver con ese modelo de predicación, ¡y que debían hacer
eso en su tiempo! Ellos, que están en la mejor edad para ser líderes debido a
la experiencia acumulada, han vivido una forma de Evangelio que les fue
enseñada por sus maestros espirituales, quienes a su vez lo recibieron de los
suyos, y así sucesivamente, porque era lo correcto para esos tiempos, ¡pero que
no lo es para estos! ¡Señor, dales gracia y sabiduría a todos aquellos que te
busquen con sinceridad!
Hoy los juicios de Dios se están manifestando
en una magnitud y extensión territorial como nunca antes, ninguna generación
anterior ha pasado eso. La Biblia también tiene respuestas, pero es necesario
buscarlas.
Hoy, la dureza y el pecado del hombre están
llegando a una profundidad como nunca antes, la predicación que antes podía
convertir almas hoy resbala como agua por el vidrio. Pero la Biblia también
tiene respuestas, es necesario buscarlas.
La maldad humana está llegando a
profundidades increíbles, ¿quién podrá resistir siquiera las noticias que nos
llegan sin sucumbir emocionalmente o insensibilizarse cauterizando su corazón?
Es necesario profundizar en el amor de Dios como no lo hicieron las
generaciones anteriores.
Hoy, las manifestaciones diabólicas y la
opresión de los espíritus malignos se está extendiendo y profundizando en todo
el mundo, en especial sobre países que otrora estuvieron relativamente
abiertos. Temo que esto está tomando por sorpresa a muchos cristianos y los
está dejando fuera del camino.
Los planes mundiales de Satanás, el
advenimiento del Anticristo y el Falso Profeta, la marca de la Bestia, y todo
lo que estas cosas significan, están ya en marcha, ocurriendo ante nuestros
ojos y siendo leídas en el diario de la mañana. Es imposible no “sucumbir” a
eso si no estamos fuertemente afirmados en la esperanza del Nuevo Reino, de la
Venida Gloriosa de nuestro Señor, de la victoria final de Cristo.
Los sucesos horribles de la Tribulación
permanecieron durante siglos como una oscura y lejana imagen profética, casi
sin importancia práctica para la mayoría de los cristianos. Hoy están a la
vuelta de la esquina y los creyentes somos confrontados con la posibilidad de
ser “dejados atrás” en el arrebatamiento. ¡Pero casi toda la iglesia sigue
dormida!, como si eso no fuera a ocurrir, manteniéndose en el estilo de
predicación que hubo durante siglos en los que, efectivamente, el arrebatamiento
no ocurrió, sin darse cuenta de que “las cosas nunca pasan… hasta que pasan”.
La realidad que se nos viene encima es
demasiado abrumadora para la mayoría de los cristianos, líderes históricos
inclusive. Pero, tal como ha sido profetizado, Dios se encargó de preparar a
Sus especialistas para ESTA HORA, ¡y quizás nunca mejor dicho “hora”! Juan el
bautista fue uno de ellos, su ministerio fue breve y muy específico, pero fue
el “partero” de una nueva época. Él mismo perteneció a la vieja y podríamos decir
que tampoco “cruzó” a la nueva, pero fue el eslabón fundamental. Durante un
tiempo breve pero decisivo, la continuidad del plan de Dios dependió de él.
Jesús mismo tuvo un ministerio breve, más
largo que el de Juan pero breve si lo comparamos con la mayoría de los
apóstoles y el resto de los siervos del Señor a lo largo de los siglos. Breve,
pero aún así, el punto de inflexión en la historia de la creación.
Hay muchos ejemplos de estos “ministerios de
partera” en la Biblia, breves pero cruciales. Este es el tiempo en que,
aquellos que han podido entender estos cambios y permanecer en la fe,
normalmente ignorados o despreciados en sus iglesias, más “afuera” que
“adentro”, muchos todavía heridos y preguntándose dolorosamente por qué tanto
tiempo perdido y tantas experiencias dolorosas, por qué tan pocas oportunidades
de servir, por qué fueron tácita o expresamente expulsados de la vida de
iglesia; entiendan que fue parte del proceso, que a ellos se les dio el “vino
nuevo” para este tiempo, es decir, son los llamados a ayudar a sus hermanos.
De acuerdo, entiendo que el lector se esté
riendo en este momento, pero por lo menos puedo tener el “beneficio de la
duda”, ¿y si fuera cierto? No podemos negar que es urgentemente necesario otro
“formato” de Evangelio, otro enfoque. Tampoco podemos negar que los viejos, o
no tan viejos, pero exitosos líderes del modelo anterior difícilmente puedan
cambiar con la rapidez requerida (no digo que sea imposible). Entonces, ¿quién
queda?
¡Señor, habla a los corazones!
Danilo Sorti
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