domingo, 3 de septiembre de 2017

187. ¿Tiempo para hablar de bendiciones o tiempo para hablar de juicio?

Miqueas 2:6 DHH
6 “¡Que no nos vengan con profecías! —dicen ellos—.
¡La desgracia no podrá alcanzarnos!”


A medida que los avisos de los juicios por venir se multiplican, a medida que las “contracciones” de los dolores de parto se van sucediendo cada vez más rápidamente, también muchos cristianos e iglesias permanecen empecinadamente aferradas a una falsa confianza. Y no son pocos los mensajeros de esta esperanza vana, tal como le pasó a Jeremías:

Jeremías 28:15-17 RVC
15 Entonces el profeta Jeremías le dijo al profeta Jananías: «Escucha bien, Jananías: Tú has llevado a este pueblo a confiar en tus mentiras, aunque el Señor no te ha enviado.
16 Por lo tanto, así ha dicho el Señor: “Voy a borrarte de la faz de la tierra, y este mismo año morirás, pues has llevado al pueblo a rebelarse contra mí.”»
17 Y en el mes séptimo de ese mismo año murió Jananías.

Jeremías 29:31-32 RVC
31 «Envía este mensaje a todos los cautivos: “Así ha dicho el Señor acerca de Semaías de Nejelán: Puesto que Semaías les profetizó sin que yo lo hubiera enviado, con lo que hizo que ustedes confiaran en una mentira,
32 el Señor ha dicho que va a castigar a Semaías de Nejelán y a su descendencia, por haberlos incitado a rebelarse contra él. No tendrá descendientes varones entre este pueblo, ni vivirá para ver el bien que él hará a su pueblo.”» —Palabra del Señor.


Es interesante notar que en ambas situaciones, la falsa esperanza condujo a la rebelión contra Dios. ¿Es posible que las promesas bíblicas puedan ser usadas para apartar a los creyentes del Señor? Por supuesto, estos dos pasajes lo demuestran. Y es que no fueron pocas las veces que el Señor, a lo largo de la historia, les había dado promesas de protección y salvación, ¡y las había cumplido! Claro que había “donde buscar” en la memoria histórica del pueblo.

Pero también había mucha historia sobre los juicios de Dios, también había muchas advertencias en el pasado, ¡y también se habían cumplido!

Tanto lo uno como lo otro son parte de la Palabra de Dios, ya sea en la más completa revelación del Nuevo Testamento como en la parcial revelación del Antiguo. Pero cuando el pueblo de Dios llega al endurecimiento máximo, su capacidad de razonamiento es nublada de tal forma que no puede ver, ni entender, ni recordar aquellos largos y frecuentes pasajes que muestran la Justicia Divina. Sencillamente, llegan al punto de no poder escuchar esas palabras.

Pero como decimos en el título, hay “tiempos y tiempos”, hay momentos para la manifestación de la Misericordia de Dios y momentos para la manifestación de Su Justicia. Aunque nunca deja de ser misericordioso y nunca deja de ser justo, en Su trato con los hombres lo uno y lo otro pueden ocupar momentos distintos. Y entonces el error está en hacer absoluta una sola de las facetas de Dios.

Esta posición se vuelve realmente combativa y muy agresiva contra los “mensajeros del desastre”, los que “solo tienen palabras de juicio”, que terminan siendo condenados cuando no expulsados. Y uno realmente se queda maravillado de cómo no pueden ver algo tan obvio en la Palabra, pero Pablo ya lo había dicho:

2 Corintios 4:3-4 RVC
3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, lo está entre los que se pierden;
4 pues como ellos no creen, el dios de este siglo les ha cegado el entendimiento para que no resplandezca en ellos la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Estos que se pierden pueden ser los que una vez escucharon y creyeron, o al menos, dijeron creer.

Una lectura honesta de la Biblia nos muestra que hubo momentos en que el mensaje divino solo podía ser de juicio, y que resultó ampliamente rechazado. La historia no ha cambiado en esencia, el patrón es el mismo aunque la “cantidad” es hoy mucho mayor, y la rebeldía, mucho más profunda.

Yo esperaría que este artículo sirviera para que alguno de los que hoy están en esa falsa confianza cambiara de opinión, pero creo que es muy inocente de mi parte… Pero al menos puede servir para que no nos desanimemos ni pensemos que somos “bichos raros”; ya Jeremías tuvo que pasar por ese proceso y Dios demostró que, lamentablemente, tenía toda la razón. Pero cuidado, si leemos bien la predicación de Jesucristo, no fue tan diferente lo que anunció, también había un juicio inminente, que la historia nos dice que se desató algunas décadas después. Y también en Sus palabras está contenido el anuncio del juicio para estos días.

Es difícil que los pastores hoy quieran enfatizar en estos mensajes: no es lo que la gente quiere, deberían enfrentar muchos reclamos y pérdida de miembros. Literalmente, significaría “cambiar la iglesia” a la que ellos se unieron en un primer momento, cambiar el mensaje que ellos escucharon y creyeron, cambiar la perspectiva y la esperanza… y eso necesariamente lleva a “cambiar” miembros… Pero los tiempos han cambiado, o mejor dicho, hoy se nos hace más urgente el mensaje que SIEMPRE ESTUVO ALLÍ pero que durante siglos el cristianismo se olvidó de predicar. Anunciar los juicios inminentes no es, en el fondo, cambiar nada, es simplemente volver a las raíces que perdimos y que no sabíamos que habíamos perdido… pero sí, eso lleva a un trastorno congregacional.

No podemos evitar que esto sea difícil, y que se resienta incluso la base económica del ministerio, ¿pero acaso no supimos desde un primer momento que había un alto precio que pagar por seguir a Cristo? Si el Señor permitió que durante un tiempo viviéramos en relativa paz, ¿no deberíamos estar agradecidos más bien por esa excepción que hizo con nosotros? Quiero advertir seriamente que si los líderes y los pastores callan deliberadamente lo que saben de sobra que está por venir, la sangre de sus congregaciones será demandada de sus manos, y dudo mucho que sean llevados en el arrebatamiento. ¿”Ganar” el presente para perder la eternidad? Muy mal negocio…

Si persisten en ocultar lo que Dios está hablando, las divisiones ocurrirán inevitablemente, y de manera mucho más traumática. Hermanos, es hora de revisar seriamente qué estamos creyendo y qué estamos predicando, y de ser advertidos que la falsa esperanza no nos llevará a ningún lado.

¡Señor, ten misericordia de Tu pueblo! ¡Espíritu Santo, abre nuestros ojos!


Danilo Sorti




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprima aquí para enviarnos tu ofrenda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario