Apocalipsis 8:1-6 RVC
1 Cuando el Cordero abrió el séptimo sello,
hubo silencio en el cielo durante una media hora.
2 Vi entonces que a los siete ángeles que
estaban de pie ante Dios se les dieron siete trompetas,
3 y otro ángel vino con un incensario de oro,
y se detuvo ante el altar. A ese ángel se le dio mucho incienso para que lo
añadiera a las oraciones de todos los santos, y lo ofreciera sobre el altar de
oro que estaba delante del trono.
4 De la mano del ángel subió el humo del
incienso a la presencia de Dios, junto con las oraciones de los santos.
5 El ángel tomó el incensario, lo llenó con
fuego del altar, y ese fuego lo arrojó a la tierra. Hubo entonces truenos,
voces, relámpagos y un terremoto.
6 Los siete ángeles se dispusieron a tocar
las siete trompetas que tenían.
Que haya silencio en el cielo es algo
realmente extraño. Allí TODO alaba a Dios, es decir, TODO; no solamente los
ángeles y los redimidos, sino todos los seres que allí se encuentran, aún las
piedras (de oro) de las calles. Si todos los seres guardaron silencio es porque
algo muy terrible estaba por pasar, y en efecto así fue, porque se está por dar
inicio a la serie de trompetas y de copas, los juicios de la ira de Dios, en
los cuales se completa su enojo.
Es verdaderamente muy difícil que Dios deje
de hablar, es algo “casi imposible”, si entendemos bien lo que Él es.
Hebreos 1:1-2 RVC
1 Dios, que muchas veces y de distintas
maneras habló en otros tiempos a nuestros padres por medio de los profetas,
2 en estos días finales nos ha hablado por
medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y mediante el cual hizo el
universo.
Romanos 10:18 RVC
18 Pero yo pregunto: ¿En verdad no han oído?
¡Por supuesto que sí! «Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y sus
palabras han llegado hasta los confines de la tierra.»
Salmos 19:1 RVC
1 Los cielos proclaman la gloria de Dios; el
firmamento revela la obra de sus manos.
Dios habla de tantas y tan diversas formas, a
través de tantos mensajeros, su amor por esta creación rebelde es tan grande,
que resulta prácticamente imposible que deje de llamarnos al arrepentimiento.
Pero hay un límite, el último, una línea que parece muy lejana y que incluso el
mismo Padre “estira” más de una vez, para seguir teniendo paciencia, pero que
tarde o temprano llega. Es la línea de no retorno. A partir de ella ya no hay
vuelta atrás para la generación rebelde, ya no hay salvación posible, ya no hay
más dilación en los tiempos, y Dios calla… pero no la naturaleza.
Dios Padre ha permitido a la humanidad vivir
como si todo estuviera seguro por más que hiciera lo que hiciera; la naturaleza
siempre seguía su curso “natural”, con lo que las personas se confiaron
pensando que nada les pasaría y que Dios finalmente no los castigaría por sus
pecados. Pero cuando llega ese límite, que como dijimos, cuesta tanto y el
Padre mantiene lo más lejos posible, ¡ay!
“¡Ay!” es la expresión más breve y más
terrible de toda la biblia. No muchas veces se dice, pero en dos letras
contiene la mayor dimensión de terror posible de experimentar para la gente
sobre esta tierra. Cuando Dios calla es porque ya nada más puede decir, porque
ya ha dicho todo, porque los hombres se han vuelto ya absolutamente insensibles
a Su voz y porque su condenación está sellada y es irrevocable. Cuando ya no
hay absolutamente nada más que hacer, Dios calla. Y ese es el breve preludio
del juicio de destrucción, no un juicio liviano para arrepentimiento, sino el
juicio de destrucción, el juicio que literalmente barre de la tierra a los
perversos, es decir, el juicio de purificación de la creación cuando ya no se
puede hacer más para que los organismo patógenos (nosotros, en este caso) dejen
de serlo.
1 Samuel 28:5-6 RVC
5 Pero cuando Saúl vio el campamento de los
filisteos, tuvo mucho miedo y se descorazonó por completo.
6 Por eso fue y consultó al Señor, pero el
Señor no le respondió ni por medio de sueños ni por el Urim, ni por medio de
ningún profeta.
No vemos muchos ejemplos en los cuales Dios
expresamente no haya respondido una oración, aunque sea con un anuncio de
juicio, pero Saúl ya había sido desechado y no había más nada para él. De todas
las formas intentó obtener una respuesta y no la hubo.
Hermanos, quiero advertirles seriamente que
si en algún momento Dios “deja de molestarte” a través de profetas, mensajeros
o personas que te están reconviniendo sobre algún pecado, ¡ay! Más vale ir corriendo
a pedir perdón todavía que la puerta de la gracia no se ha cerrado.
Pero cuidado que lo mismo pasará con la
iglesia. Dios está advirtiendo de los juicios que vendrán, los juicios del
Padre, y la mayoría de la iglesia o bien no los escucha o bien se dedica a
criticar y desautorizar a los mensajeros de esos juicios (¡como si los
mensajeros fuéramos algo importante!). Pues bien, llegará el día en que ya no
serán más “molestados” por esos anuncios, el día en que callarán esas voces
para buena parte de los que se dicen ser cristianos. ¡Ay de ese día! ¡Ay de ese
día! Llegará el día cuando los profetas del Altísimo se retiren de la voz
pública y el mismo Espíritu les impida hablar en las congregaciones. ¡Ay de ese
momento!
Con todo, la misericordia de Dios perdura aún
en medio de Sus juicios, pero cuando llegue ese día, lo que inmediatamente
ocurrirá serán las catástrofes previas al arrebatamiento, tal como vienen
anunciando los mensajeros del Señor en este tiempo. Será el último llamado a
una iglesia dormida y autocomplaciente, ya no a través de palabras, sino a
través de la creación; ya no a través de la suave voz del Espíritu Santo, sino
a través de la estruendosa voz de los cuerpos celestes.
No, el “curso natural de la Naturaleza” no
tiene nada de “natural”, es simplemente una expresión de la misericordia de
Dios, pero cuando esa misericordia se acaba y Su voz calle; hablará la creación
misma, hastiada de soportar el pecado de los seres humanos. Que el Señor nos
encuentre resguardados bajo Su mano de protección en ese día.
Danilo Sorti
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