2 Corintios 5:20 RVC
20 Así que somos
embajadores en nombre de Cristo, y como si Dios les rogara a ustedes por medio
de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: «Reconcíliense con Dios».
Este artículo es uno de una
serie sobre las iniquidades nacionales. Aquí hablo específicamente de Argentina
porque es del país que puedo escribir con conocimiento. Probablemente este sea
uno de los más específicos de la serie, junto con el que menciona la corrupción
del don de misericordia, y las características expresadas no sean comunes a
muchos otros países, sin embargo, en la página web citada más abajo se pueden
encontrar otras tipologías propias de las distintas naciones.
En otro artículo hablo
sobre el don redentor de Misericordia y expongo que, según entiendo, es una de
las corrientes de propósito (y su contrario, iniquidad al ser pervertido) de
Argentina. Sin embargo, probablemente no sea lo más característico de la nación
sino más bien lo que Arthur Burk define como el don de Exhortador. En su
clasificación, que es como una lista de “temperamentos espirituales”, Moisés,
Jeremías y Pablo se ubican dentro de este don, y entre las naciones que lo
tienen figura Argentina.
Voy a tomar algunas frases
de su definición para caracterizarlo:
“Este es el cuarto de los
dones, y parece ser el primero creado por Dios con la intención de traer
cambios en el mundo. Muchas cosas estratégicas que han ocurrido en la historia
secular y espiritual del hombre; han sucedido de la mano de un exhortador. … Hay
un enfoque horizontal, hacia las relaciones con los demás. Saben sentarse junto
a un extraño y encontrar la llave de su corazón en poco tiempo. Tiene la capacidad de cruzar todo tipo de
barrera; social, racial, económica, y religiosa. … Puede tener la más larga
discusión, o desacuerdo; sin llegar a pelearse. … Tiende a ser el mejor
comunicador de todos. … Es muy flexible, y rápido para visualizar nuevas
oportunidades … Tienden a ser gobernados por relaciones y persuasión, más que
por principios. … tiende a achicarse
ante lo que Dios quiere que haga, por la tendencia de llegar con la aprobación
de las personas a su alrededor. El profeta es totalmente opuesto, si esto es de
Dios, y Dios me lo dijo; lo hago, y lo hago ahora; no importa si me siguen o
no. … Muchas veces encontramos a un profeta
trayendo una nueva palabra en una comunidad; causando un cierto tipo de
reacción; la cual, si luego es tomada por un exhortador, quien también es visionario;
va a tener un mayor impacto al presentarla y explicarla en forma comprensible;
y por tener la habilidad de llegar a sus corazones.
“¿Qué es lo que el
exhortador tiene que dar a la gente?, ¿ cuál es ese fruto, ese entendimiento
que la gente necesita? Y la respuesta es simplemente; el conocimiento de Dios.
El exhortador debe conocer a Dios, debe entender de la escritura y por sus
propias experiencias quien es Dios. Y es ésta revelación de Dios, la aplicación
de su persona a cada caso en particular, en cada cultura; lo que el exhortador aporta.
Esa es la llave perdida, que el exhortador trae a nosotros, para gobernar,
controlar, moldear el mover de Dios en el cuerpo de Cristo. … Mucho de lo que
sucede en la iglesia hoy en día no es muy diferente al mundo de los negocios;
en lo secular, los individuos pueden ser inspirados, movilizados; pero Dios no
está buscando organizaciones, no necesita de la intervención humana para mostrar Su poder; Él está buscando
a exhortadores que conocen a su Dios, que pueden mostrarlo al pueblo y llevarlo
a conocerlo. … Otra característica del exhortador es que él puede ver a Dios a
través de la Escritura. No le es difícil abrir la Palabra y encontrar los
tesoros escondidos.
“El tiempo es el campo de
batalla del exhortador. … La primogenitura y la unción no van a venir hasta que
el exhortador pase suficiente tiempo en la presencia de Dios, descubriéndole en
Su Palabra; y conociendo que es lo que Dios quiere revelar a través de su vida;
para las generaciones futuras.
“El tema no es la situación
en la cual te encuentras, sino en cómo ves a tu Dios. Gedeón trajo el mensaje a
Israel en cuanto a que Dios estaba presente, a que Él era Su Dios; y les iba a
dar la victoria.”
Aquí tenemos una
descripción resumida del Exhortador, y luego de esta serie de artículos sobre las
iniquidades, podemos leerla no solo a nivel personal sino también nacional, y
creo que podemos concordar en mucho de lo que dice, y también en como esas
características aparecen torcidas otras tantas veces en la nación y en la
iglesia. Creo que no hace falta decir que los argentinos tenemos fama de
charlatanes y de que “lo sabemos todo”, y de hecho hay unos cuantos videos
graciosos circulando por la web al respecto. Esa es una “perversión” del don de
exhortador. Pero hacia el “interior” del país sucede lo mismo: no es raro
encontrarse con alguien en la calle que en una charla informal te dé una
cátedra de un tema, analizando, definiendo y cerrando el asunto con seguridad,
e indicándote qué tenés que hacer… ¡y ninguno de nosotros está libre de eso!
El potencial para
relacionarse, para comunicar, para llegar a los otros, la amplitud del área de
acción puede ser algo maravilloso en las manos del Señor, o puede ser
totalmente insoportable cuando son palabras humanas. El pasaje que leímos al
principio de Pablo muestra lo mejor que puede tener el don de Exhortador: nada
menos que ser “vocero” de Dios, llevar Su mensaje y comunicarlo con persuasión.
Pero hay algo más y que
ayuda a explicar buena parte de nuestra historia. ¿Por qué Argentina ha tenido
que pasar por todo lo que pasó? Más de una vez hemos sido el hazmerreír del
mundo, y más de una vez el mundo se sorprendió de como la nación volvió a
levantarse. ¿Qué sentido tiene haber pasado por tantas vicisitudes? Ninguna
duró “para siempre” y aunque hemos tenido episodios sangrientos, no hemos
llegado al extremo de otras naciones, tal como está ocurriendo, por ejemplo, en
otra nación latinoamericana al momento de escribir este artículo. ¿Es muestra
de nuestra propia necedad o hay propósito de Dios allí? ¡Ambas cosas!
Antes hablamos de la raíz
de orgullo, característica de Argentina o al menos, de una parte de ella (no
voy a mencionar de dónde para que no se ofendan mis conciudadanos…).
Inevitablemente el orgullo trae necedad, especialmente cuando va unido a un cierto
nivel de conocimiento o de bienestar material que lleva a las personas a no
sentirse claramente “inferiores” a otros.
Romanos 1:21-22 RVC
21 Pues a pesar de haber
conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que
se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad.
22 Aunque afirmaban que
eran sabios, se hicieron necios,
El orgullo acarrea
destrucción:
Proverbios 16:18 DHH
18 Tras el orgullo viene el
fracaso;
tras la altanería, la
caída.
Y la necedad, hija
preferida del orgullo, también:
Salmos 38:5 DHH
5 Por causa de mi necedad,
mis heridas se pudren y
apestan.
Proverbios 5:23 DHH
23 Su indisciplina lo
llevará a la muerte;
su gran necedad, a la
perdición.
Proverbios 19:3 DHH
3 La necedad del hombre le
hace perder el camino,
y luego el hombre le echa
la culpa al Señor.
Y es tan persistente que
Proverbios afirma:
Proverbios 26:11 DHH
11 El perro vuelve a su
vómito
y el necio a su necedad.
Así que, cuando vemos la
historia argentina y sus innumerables contradicciones, no es necesario que
busquemos la principal fuente de culpa en ciertos países extranjeros (que por
supuesto la tienen), sino en nosotros mismos.
Pero Dios, quien restaura
todas las cosas y saca bendición de donde nadie podría pensar que la hubiera,
había dispuesto algo distinto.
Antes de citar el texto de
Burk, voy a citar un “profeta vernáculo”, el “Nostradamus argentino”: Benjamín
Solari Parravicini. Obviamente que sus textos tienen una contaminación
espiritual, pero una vez que filtramos las impurezas con el cedazo del
Espíritu, y aún reconociendo que a veces resulta bastante confuso, es
asombrosamente cierto: lo que pasó resulta tal cual lo describió, y lo que
viene para el futuro está en consonancia con los últimos mensajes que está
trayendo el Señor. Por supuesto, de ninguna manera quiero elevar sus profecías
por encima de LA PROFECÍA, que es la Biblia, pero creo que el Señor, en Su
misericordia, dejó a la nación una guía de lo que pasaría tanto para creyentes
como para incrédulos.
Volviendo a nuestro tema,
Parravicini lo expresó de manera suscita cuando dijo:
"El mundo será preso
por el afán de la conquista espacial. Subirá el hombre, se descubrirán
fenómenos de altura. Hablarán más de la verdad y serán castigados. La Luna será
meta. Marte será meta, pero serán metas no tocadas hasta el final del siglo. No
verá el hombre al ser planetario y le despreciará y mas aún le negarán. El
mundo entonces se confundirá en lucha de extremos. Hambre caerá en occidente.
Oriente no aprenderá y caerá en hambre. Argentina si a tiempo es salvada
salvará. Argentina sufrirá en pequeño lo que el mundo sufrirá después.
¡Argentina será luz!". (1938)
“Argentina sufrirá en
pequeño lo que el mundo sufrirá después.” Que hemos pasado (y seguimos
pasando…) una variedad de situaciones, es innegable. Que los profesionales y
directivos argentinos son valorados en el mundo porque están adaptados a
contextos de incertidumbre y cambio continuo, también. ¿Pará qué tantas cosas
en nuestra historia? Para algo. Volvamos al texto de Burk:
“Pensemos en esto un
momento, en II de Corintios 1:4 dice que Dios nos consuela, para que nosotros
consolemos a los que están en tribulación. Dios no necesita a ninguna persona
para revelarse a otros, se le reveló a Saulo en el camino a Damasco, a Gedeón,
a Jonás; es decir, es perfectamente capaz de revelarse uno por uno. Pero a Dios le agrada
revelarse a una persona, para que esta a su vez, comparta su experiencia vivida
con otros, y así llegar a muchos. Porque, ¿quién puede retarnos o desafiarnos a
que lo que decimos no es verdad; cuando nosotros lo hemos vivido en carne
propia?, cuando Dios se nos ha revelado en experiencias de nuestras vida
cotidiana, cuando la autoridad se refleja en nuestras palabras por la vida que
se transmite a través de nuestros relatos Y esto es lo que Dios hace con el
exhortador; lo pone en medio de situaciones difíciles para revelarse a él,
porque la verdad vivida en carne propia, es transmitida efectivamente, y
construye autoridad en la vida del exhortador. Y puede pararse delante de 300
hombres y decirles: “vamos a la guerra”, y escuchar la respuesta; “vamos”.
“Por lo que la revelación
de Dios como Jehová-Shalom es para el exhortador, Yo soy tu Dios, yo me
revelaré a ti a través de las experiencias, y compartirás el mensaje de tus
experiencias con los que te rodean. Pero si no conoce a su Dios, y no vive las
experiencias, si las verdades extraídas de la Palabra no le son reveladas y
vividas en carne propia; no va a tener la autoridad para cambiar las vidas de
los que están a su alrededor. Debes tener tu tiempo a solas con Dios, dejar las
relaciones horizontales por momentos; para desarrollar tu relación vertical con
Dios, para ser efectivo en el cumplimiento de tu llamado.”
Volvamos al texto citado:
2 Corintios 1:4 DHH
4 Él nos consuela en todos
nuestros sufrimientos, para que nosotros podamos consolar también a los que
sufren, dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado a nosotros.
Hay un tremendo propósito
de bendición puesto en Argentina para las naciones, pocas veces lo hemos visto
en acción, más bien, por egoísmo y por disputas internas, nos hemos centrado en
nosotros mismos. Es urgente que nos arrepintamos de esta perversión del
propósito de Dios y llevemos el vino nuevo, de la Cepa Real, a las naciones
sedientas. Como escuché una vez: ¡no por casualidad Argentina es conocida por
sus buenos vinos!, porque es la tierra en donde el Dueño del Viñedo ha decidido
preparar un vino exquisito para las naciones. ¿Estaremos a la altura del llamado?
Danilo Sorti
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