martes, 19 de septiembre de 2017

239. Las palabras de Dios a través de las palabras de Sus enemigos

Juan 11:49-52 RVC
49 Uno de ellos, Caifás, que ese año era sumo sacerdote, les dijo: «Ustedes no saben nada,
50 ni se dan cuenta de que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.»
51 Pero esto no lo dijo por cuenta propia sino que, como aquel año era el sumo sacerdote, profetizó que Jesús moriría por la nación;
52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en un solo pueblo a los hijos de Dios que estaban dispersos.

Sabemos que Dios habla y no tendríamos dificultades en mencionar varias de las formas en que lo hace pero, ¿hablar por medio de Sus enemigos? De Satanás Jesús dijo:

Juan 8:44 RVC
44 Ustedes son de su padre el diablo, y quieren cumplir con los deseos de su padre, quien desde el principio ha sido un homicida. No se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de lo que le es propio; porque es mentiroso y padre de la mentira.

De ahí que no resulta nada extraño que sus siervos hablen tal como su amo, ¿podría haber alguna verdad en sus bocas? Es medio difícil…. En la Palabra de Dios encontramos muchas veces las palabras que el Señor mismo habló a través de Sus siervos, a veces lo vemos hablando directamente, pero también encontramos muchas de las palabras de Sus enemigos.

Estas últimas aparecen normalmente en confrontación contra los propósitos del Señor, es decir, mostrando cómo piensan y cuáles son sus planes; aunque parezca extraño, por eso mismo se “transforman” en “palabras del Señor”. Claro, ¡no porque sean los propósitos de Dios!, sino porque a través de ellas nos está revelando los secretos de las tinieblas para que estemos alertas y no seamos engañados.

Eso mismo que está registrado en las páginas bíblicas se aplica hoy: a través de sus escritos, el reino de las tinieblas, en sus múltiples expresiones, revela al ojo con discernimiento cuáles son sus planes y sus próximos movimientos. Por supuesto, yo no estoy diciendo que debamos leer cuanto libro de magia negra exista ni tampoco todas las planificaciones gubernamentales y geoestratégicas que existen (que, al fin y al cabo, no son tan diferentes…), ni tampoco que sea todo tan “evidente y manifiesto”; simplemente que a través de ellos, conforme el Espíritu nos guíe, Dios nos puede hablar.

Así como en la Biblia no están registradas todas las palabras y los planes de todos los enemigos del Pueblo de Dios que aparecen a lo largo de su historia (ni tampoco de los siervos del Señor), tampoco debemos pensar que necesitamos saber “todo” lo que los enemigos actuales del Reino de Dios planean. De hecho hay un peligro ahí: concentrarse tanto en el mundo de las tinieblas, en los hechos de la maldad humana, que se termina cayendo en la desesperanza e incredulidad, se pierde la fe y se intenta realizar la obra, pero ahora supuestamente, de Dios por medios humanos; o incluso más de uno termina siendo captado por el reino de las tinieblas en alguna de sus variantes: desde la más sutil como la política o la acción social, hasta la más profunda brujería.

Si las palabras de los enemigos de Dios aparecen en la Biblia, no podemos ignorarlas ni podemos ignorar el principio que ello encierra: debemos estar atentos hacia los planes actuales del enemigo. Pero cuidado, según el límite que nos da el Espíritu. ¿Cuál es ese límite? Aquí una regla sencilla: si no podés discernir en tu espíritu claramente la voz del Espíritu indicando hasta donde sí y hasta donde no, ¡no te metas! Cuando puedas escucharlo con claridad, avanzá hasta donde te permita.

Hermanos, si bien la Biblia contiene muchas de las palabras de los enemigos de Dios, la mayor parte lo constituyen las mismas palabras de Dios. Eso es también una enseñanza; necesitamos que:

Colosenses 3:16 RV1960
16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

Colosenses 3:16 TLA
16 No se olviden nunca de las maravillosas enseñanzas de Cristo. Y cuando se enseñen unos a otros, o se corrijan, háganlo de manera inteligente. Canten salmos, himnos y cantos espirituales, dando gracias a Dios de todo corazón.

Pero hay algo más, ¿pueden los siervos de Satanás profetizar los planes de Dios? Sí, y el texto que leímos al principio lo deja en claro. Es más, estoy convencido de que más de una vez, los que están espiritualmente atentos, se enteran de los planes de Dios por boca de los enemigos de Dios, o al menos reciben confirmación de ellos.

Por supuesto que Caifás no sabía exactamente lo que decía, ni lo hacía con el sentido que el Espíritu le dio, ¡pero finalmente lo dijo! La unción de servicio que había recibido como sumo sacerdote, por más corrupto que fuera, lo capacitó para profetizar.

Algo parecido encontramos, por ejemplo, en el siguiente relato:

Jueces 7:13-14 RVC
13 Cuando Gedeón llegó al campamento, un hombre le contaba a su compañero lo que había soñado. Le decía: «Tuve un sueño, en el que veía que un pan de cebada venía rodando hasta el campamento de Madián, y cuando llegó, golpeó tan fuerte la tienda de campaña, que la derribó.»
14 Y su compañero le respondió: «Esto no es sino la espada de Gedeón hijo de Joás, el israelita. ¡Dios ha puesto en sus manos a los madianitas y a todo su campamento!»

Dado que Gedeón era reacio a creerle a Dios, ¡el Señor lo mandó para que escuchara el testimonio de sus enemigos! Bueno, aquí nos encontramos con la incómoda verdad, después de todo lo que dijimos, deberemos reconocer que el Señor a veces utiliza las palabras de Sus enemigos para hablarnos a través de ellas cuando estamos “un poco duros de cabeza” para aceptar Sus palabras. Y es que:

1 Corintios 1:18 RVC
18 El mensaje de la cruz es ciertamente una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan, es decir, para nosotros, es poder de Dios.

El Mensaje no solamente resulta “extraño” a los que no creen (precisamente porque no creen), ¡también a nosotros!

Bueno, finalmente en Su misericordia el Señor nos hablará de una u otra forma, y a esta altura sinceramente no me preocupa mucho cómo lo haga ni por medio de quién lo haga; ¡ni mucho menos me interesa “aparentar” santidad delante de Él! ¡Cómo si alguien pudiera hacerlo! (pero no falta quien lo intenta). Por boca de quien sea, el Espíritu hablará, ¡Él es Dios! Que el Señor permita que nuestros oídos estén atentos a escuchar Su voz, venga en el envase que venga.



Danilo Sorti




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