sábado, 30 de septiembre de 2017

256. El ministerio profético hoy: ¿para qué?

Lucas 1:70 RVC
70 tal y como lo anunció en el pasado por medio de sus santos profetas:

El ministerio profético es más que solo anunciar el futuro, en esencia consiste en “ver las cosas tal como las ve Dios” y hacerlas saber a la gente. Sin embargo, el principal tema en debate respecto del ministerio profético es inevitablemente el anuncio de las cosas futuras, lejanas o cercanas.

Como aquí entramos en el campo de lo más alejado a lo que consideramos normal, muchos tienen problemas con eso. En la “cotidianeidad” no tenemos a cada paso anuncios del futuro (hoy ya no es tan así) y como la mayoría de los cristianos no tienen el don profético (porque la mayoría de los cristianos NUNCA TIENE un don determinado, así como la mayoría de las personas no tienen tal o cual trabajo o profesión) entonces nos parece “extraño”.

Ahora bien, acá tenemos un tipo de razonamiento, una estructura de argumentación, que debemos analizar: ¿el hecho de que algo sea extraño implica que sea falso? No, aunque tampoco quiere decir que sea necesariamente verdadero, simplemente quiere decir eso, que es “extraño”, poco común a nuestra realidad. Pero, ¿por qué “nuestra realidad cotidiana”, o incluso lo que me enseñaron en la iglesia, o las experiencias que he vivido en mi vida cristiana, no importa cuán larga haya sido esta, se erige como “criterio de verdad”? Es claro que todos los seres humanos necesitamos “puntos de referencia” para movernos en nuestro mundo y determinar qué es cierto y que no, y es claro que lo cotidiano, lo que conocemos, lo que ya aprendimos se constituye en nuestra principal estructura para juzgar todo lo que se nos presenta “nuevo”, y que por lo tanto dudaremos de lo “extraño”; pero una cosa es dudar de algo y procurar tener más evidencias, y otra muy diferente es rechazarlo sólo porque sea ajeno a nuestra realidad.

En otro artículo cité varias referencias bíblicas que muestran que el ministerio profético sigue vigente (255.       El ministerio profético hoy: ¿continúa?). Por más “extraño” que nos resulte o que nos resulten sus mensajes actuales, la veracidad de ello debe ser determinada por algo objetivo, en nuestro caso, la Palabra de Dios, y no por razonamientos subjetivos.

Ahora bien, tenemos hoy ministerios proféticos que no tienen a autoridad de “escribir una nueva Biblia”, ¿entonces para qué están? Veamos precisamente en la Biblia qué función cumplieron.

Alrededor de un tercio del Antiguo Testamento está ocupado por los libros proféticos, pero los pasajes proféticos son más que eso, quizás la mitad o más, aunque algunos afirman que TODA la Biblia es profética y creo que en cierto sentido lo es, pero quedémonos con las secciones que claramente podemos identificar como tales y pensemos lo siguiente: ¿todos los mensajes que dieron los profetas tuvieron el propósito de definir doctrina? No.

Claro, uno piensa en un pasaje como Isaías 53, o Ezequiel 18 o muchos otros y concluye que necesariamente los profetas bíblicos estaban estableciendo doctrina cuando hablaban, sin embargo eso no es así. Muchas de las palabras de los profetas no necesariamente tenían la función de sentar una doctrina bíblica fundamental, sino que servían para propósitos mucho más inmediatos y concretos: salvar vidas, evitar peligros, guiar en el curso de acción, etc., es decir, cuestiones más o menos cotidianas de la vida de las personas o de los pueblos, importantes para ellos aunque no necesariamente definitorias de una doctrina universal:

2 Reyes 6:9-12 RVC
9 Entonces el varón de Dios mandó a decir al rey de Israel: «Ten cuidado de no pasar por tal lugar, porque los sirios van a acampar allí.»
10 Entonces el rey de Israel envió gente al lugar señalado por el varón de Dios, y éste una y otra vez advirtió al rey que debía tener cuidado.
11 El rey de Siria se molestó mucho por esto, así que llamó a sus oficiales y les dijo: «¿No me van a decir quién de ustedes está a favor del rey de Israel?»
12 Uno de sus oficiales dijo: «Ninguno de nosotros lo está. Lo que pasa, mi señor y rey, es que el profeta Eliseo está en Israel, y es él quien va y le cuenta al rey de Israel todo lo que Su Majestad dice, incluso en la intimidad de su alcoba.»

Dios lo hizo con el rey de Israel, a pesar de no era muy santo que digamos, ¿por qué no lo habría de hacer con Sus hijos hoy?

2 Reyes 8:1 RVC
1 Eliseo habló con la mujer a cuyo hijo él le había devuelto la vida, y le dijo: «Prepárate a partir con toda tu familia, y ve a vivir donde puedas. El Señor va a hacer que haya una gran hambruna en el país, la cual durará siete años.»

Dios previno a una mujer fiel, para que escapara de una crisis que habría de venir sobre la región.

2 Crónicas 25:6-10 RVC
6 Además, contrató a cien mil israelitas aguerridos, a los que pagaba un sueldo de tres mil trescientos kilos de plata.
7 Pero vino un hombre de parte de Dios, y le dijo: «Su Majestad, no conviene que el ejército de Israel lo acompañe, porque el Señor no está con los israelitas ni con ninguno de los efraimitas.
8 Si Su Majestad decide hacerlo así, e insiste en entrar en combate, Dios lo hará caer derrotado delante de sus enemigos, porque Dios tiene el poder de ayudar y de derrotar.»
9 Pero Amasías le dijo al hombre de Dios: «¿Y qué va a pasar con los tres mil trescientos kilos de plata que le he pagado al ejército israelita?» Y el hombre de Dios respondió: «El Señor puede dar a Su Majestad mucho más que eso.»
10 Entonces Amasías apartó a su ejército del ejército efraimita que había venido en su ayuda, y les ordenó que se fueran a sus casas. Ellos se enojaron grandemente contra Judá, y encolerizados volvieron a sus casas.

El profeta advierte al rey sobre una decisión errónea y éste la corrige.

Hageo 2:3-4 RVC
3 “¿Hay entre ustedes alguien que haya visto el esplendor que antes tuvo esta casa? ¿Qué les parece ahora? ¿No es verdad que la ven como muy poca cosa?
4 Pues esfuérzate ahora, Zorobabel, y esfuérzate también tú, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y ustedes, pueblo todo de la tierra, ¡cobren ánimo y pónganse a trabajar, que yo estoy con ustedes! —Palabra del Señor de los ejércitos.


Estos pasajes, y muchísimos más, propiamente dicho no están determinando ninguna doctrina “capital” de la salvación sino principalmente ilustrando una de las funciones básicas del ministerio profético: fundamentalmente advertir, pero también animar, exhortar, guiar en lo cotidiano. Ahora bien, ¿estas personas no tenían acaso la Ley de Dios, los registros proféticos anteriores a ellos? Sí. En el relato de II Reyes 6, por más Biblia que tuviera el rey, no había forma en que supiera que no debía pasar por tal o cual lugar; lo mismo para el capítulo 8, ¿qué pasaje bíblico le anunciaba la hambruna que habría de venir? Si no era por revelación profética no podía saberlo.

El caso de II Crónicas 25 es un poco distinto, realmente no hacía falta que un profeta le dijera eso, ¡debía haberse dado cuenta! Bueno, no ocurrió, y Dios en Su misericordia le envió un profeta para que le recordara lo que ya debía saber. El argumento que muchas veces se usa contra la profecía actual es que “ya está escrito”, y sí, es verdad que muchísimas cosas en las que somos exhortados por los profetas YA ESTÁN ESCRITAS Y YA DEBERÍAMOS SABERLAS, ¡pero no las sabemos, o incluso las ignoramos voluntariamente! La exhortación profética es una muestra más de la enorme misericordia y paciencia de Dios para con nosotros, ¿acaso algo le impide repetirnos lo mismo, hasta que lo entendemos? ¡GLORIA A DIOS POR SU CUIDADO!

Algo parecido vemos en el pasaje de Hageo: era obvio que al estar haciendo la voluntad de Dios iban a recibir protección y bendición, ¿por qué hacía falta repetirlo? ¡Pues porque somos seres humanos débiles, que nos desanimamos fácilmente!

Bueno, de acuerdo, esto era obviamente necesario durante la época del Antiguo Pacto, cuando el Espíritu no había sido derramando sobre todos los hijos de Dios, ¿sigue siendo necesaria esta función en el Nuevo? ¡Claro que sí! Sino no aparecería el don en las tres listas principales de dones espirituales: Romanos 12, I Corintios 12 – 14, Efesios 4. El ministerio profético también es ilustrado en las páginas de Hechos, y debemos aclarar algo: cuando una verdad ya ha sido convenientemente establecida en el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo no le dedica demasiado espacio en el Nuevo, sólo lo necesario para validarla y actualizarla.

 Hechos 11:27-30 RVC
27 Por aquellos días, unos profetas salieron de Jerusalén para visitar Antioquía.
28 Uno de ellos, llamado Agabo, se levantó para anunciar la hambruna que estaba por llegar a toda la tierra, y que el Espíritu le había dado a saber. Esto sucedió en los días del emperador Claudio.
29 Entonces los discípulos acordaron socorrer a los hermanos que vivían en Judea, según lo que cada uno tuviera,
30 y por medio de Bernabé y de Saulo enviaron ayuda a los ancianos.

Hechos 13:1-3 RVC
1 En la iglesia de Antioquía eran profetas y maestros Bernabé y Simón, al que llamaban Niger; Lucio de Cirene; Manaén, que se había criado con el tetrarca Herodes, y Saulo.
2 Como ellos servían al Señor y ayunaban siempre, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme a Bernabé y a Saulo, porque los he llamado para un importante trabajo.»
3 Y así, después de que todos ayunaron y oraron, les impusieron las manos y los despidieron.

Hechos 15:32-33 RVC
32 Como Judas y Silas también eran profetas, con mucho afecto fraternal consolaron y confirmaron en la fe a los hermanos,
33 y después de haber pasado un tiempo con ellos, los hermanos los despidieron en paz, para que regresaran con quienes los habían enviado.

Hechos 21:10-11 RVC
10 Durante los días que allí permanecimos, un profeta llamado Agabo llegó de Judea,
11 pues venía a vernos. Agabo tomó el cinto de Pablo, se ató con él las manos y los pies, y dijo: «El Espíritu Santo ha dicho: “Así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cinto, y lo entregarán a los no judíos.”»

De nuevo vemos a los profetas haciendo lo que vimos en el Antiguo Pacto: advirtiendo, dando dirección a la iglesia, ministrando, escuchando la voz de Dios en directivas específicas del ministerio, consolando, animando. En ninguno de estos casos se está estableciendo ninguna nueva doctrina sino que se está guiando para la vida cotidiana, para que los propósitos de Dios se desarrollen adecuadamente, para que los peligros sean evitados. Una mención aparte merece el caso de Pablo; ¿acaso Pablo necesitaba que un profeta le dijera lo que iba a pasar? Probablemente no, algunos piensan que era la voluntad de Dios que fuera a Jerusalén, otros que no; supongo que no nos queda mucha más solución que esperar hasta encontrarnos con él para preguntárselo, pero lo cierto es que Dios le envió un profeta para que le recordara algo que él sabía perfectamente:

Hechos 20:22-23 RVC
22 Ahora voy a Jerusalén, llevado por el Espíritu, pero no sé lo que allá me espera,
23 a no ser lo que el Espíritu Santo me ha confirmado en todas las ciudades, de que me esperan cárceles y tribulaciones.

El genuino ministerio profético es una tremenda bendición para la vida diaria, ya no andamos “como a tientas”, no tenemos que “adivinar” nada ni basarnos en nuestra frágil mente y más frágil aún razonamiento.

Creo que no hay mucho problema en reconocer esta función del ministerio profético. Ahora bien, ¿qué diremos de los mensajes proféticos respecto de los juicios que vendrán sobre la tierra, respecto de las motivaciones ocultas de los gobernantes, de los eventos cósmicos y planetarios que ocurrirán? ¿Son bíblicamente posibles? ¿Tenemos fundamento suficiente como para decir que pueden ser genuinos? ¿O deberíamos descartarlos de plano? ¿Acaso no están cometiendo el error de “establecer nueva doctrina”? Bueno, eso será motivo de otro artículo.



Danilo Sorti




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