Romanos 11:5 RVC
5 De la misma manera, aun en este tiempo ha
quedado un remanente escogido por gracia.
En Latinoamérica hemos observado una tremenda
penetración política en las iglesias evangélicas en los últimos años;
necesitamos encontrar respuestas y soluciones a ello. Por un lado ha habido una
corriente dentro de la misma iglesia en favor de la participación política de
los cristianos, como una forma de redimir dicha actividad. Estoy de acuerdo con
ello. Pero junto con este movimiento, ha habido una estrategia “desde el otro
lado” para ganar a las crecientes multitudes de cristianos evangélicos. Esa
estrategia tiene varios elementos, pero uno de ellos es el concepto de
“remanente”.
Los hijos de Dios fieles siempre han sido un
“remanente”, es decir, un pequeño grupo en comparación con “el resto”. Un
pequeño grupo que, si lo miramos desde afuera, es el que conoce a Dios y conoce
Su Palabra, es decir, un puñado de gente poseedora de un conocimiento especial,
una misión única y el mandato de abrir los ojos al resto de la sociedad. Bueno,
pero ¿no es así?
Sí, es exactamente así. Y por eso, el
concepto de “pequeño grupo”, “misión”, “conocimiento especial” es algo
profundamente arraigado en la mentalidad cristiana; de ahí migró hacia el resto
de la sociedad occidental y con el correr de los siglos, despojado de su
verdadera raíz espiritual y su inescindible motivación de servicio, se
estableció como eje vertebral en cualquier ideología minoritaria.
Pero volvamos a la iglesia. Muy fácilmente esta
estructura de pensamiento puede ser extrapolada al “recientemente aceptado” campo
político. Entonces, ahora, somos un pequeño grupo que “sabe realmente cómo son
las cosas” mientras que la gran masa está “engañada por los medios de
comunicación y los dueños del poder”, tenemos “la misión” de traer este nuevo
proyecto político, y somos los únicos que “tenemos el modelo de verdad”. No es
más que el mismo esquema psicológico vaciado del contenido espiritual y
rellenado del contenido político. Bueno, pero ¿no es así?
¡No, para nada!
Quizás deberíamos repasar un poco qué es esta
cuestión del “remanente”, del pequeño grupo elegido. En la historia de Israel,
el concepto no se estableció en el pensamiento de la manera más “feliz”, sino
todo lo contrario:
2 Reyes 19:4 RVC
4 Tal vez el Señor tu Dios habrá oído todo lo
que ha dicho el Rabsaces, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para
blasfemar al Dios viviente y para ofenderlo con sus palabras, las cuales el
Señor tu Dios habrá oído. Por lo tanto, eleva una oración por el remanente que
aún queda.”»
Miqueas 7:18 RVC
18 ¿Qué otro Dios hay como tú, que perdona la
maldad y olvida el pecado del remanente de su pueblo? Tú no guardas el enojo
todo el tiempo, porque te deleitas en la misericordia.
Amós 5:15 RVC
15 Aborrezcan el mal; amen el bien. En los
tribunales, impartan justicia. Tal vez entonces el Señor y Dios de los
ejércitos tendrá piedad del remanente de José.
Romanos 9:27 RVC
27 También Isaías clama, en referencia a
Israel: «Aunque los descendientes de Israel sean tan numerosos como la arena
del mar, tan sólo el remanente será salvo;
Este pequeño grupo queda grabado a fuego en
el corazón israelita como los pocos que en Su misericordia Dios permitió que
escaparan de la destrucción, juicio merecido por las muchas maldades del
pueblo. Claro que también tuvo un sentido espiritual:
Romanos 11:2-4 RVC
2 Dios no desechó a su pueblo, al cual
conoció desde un principio. ¿No saben ustedes lo que dice la Escritura acerca
de Elías, de cómo invocó a Dios contra Israel, cuando dijo:
3 «Señor, han dado muerte a tus profetas, y
han derribado tus altares. Sólo yo he quedado, y procuran matarme»?
4 ¿Y cuál fue la respuesta divina? «Me he
reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.»
Aquí hay una cuestión teológica más compleja
(para nosotros) pero es claro que:
Mateo 22:14 RVC
14 Porque son muchos los llamados, pero pocos
los escogidos.»
Este grupo de escogidos, que lo son debido a
su propia respuesta y no por algún extraño “capricho divino”, siempre ha sido
pequeño y eso es un verdadero problema,
Mateo 7:13 RVC
13 »Entren por la puerta estrecha, porque
ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son
los que entran por ella.
Pero el problema del que estamos hablando
aquí no tiene que ver con eso (¡cómo si fuera poco!) sino con la actitud de
este “remanente”: es decir, si el camino de la salvación de por sí es angosto y
difícil, los que caminan por él no deberían hacerlo más angosto y difícil aún…
Todos necesitamos pertenecer a un grupo que
nos de identidad, una “familia ampliada”, gente que comparta nuestros mismos
intereses, preocupaciones, lenguaje, historia de vida. Es una necesidad humana,
por lo que el concepto de remanente encaja muy bien ahí. El problema es que
este “grupo de pertenencia” en sí mismo es “cerrado”; nadie puede ser “amigo de
todos”, ningún grupo puede mantener su identidad si se vuelve multitudinario;
por ello, cuando la iglesia es mi grupo de pertenencia, estamos ante un límite
muy cercano que impedirá, consciente o inconscientemente, la incorporación de
nuevos.
Cuando el “remanente cristiano” se olvida de
que sigue siendo tan pecador y miserable como cualquiera, y que es solo por
pura gracia inmerecida que hemos encontrado la salvación, y que no tenemos
ABSOLUTAMENTE NADA de que presumir ni sentirnos orgullosos, y que nada bueno ha
ocurrido en nuestras vidas sino por el amor del Padre, cuyo sol sale sobre
justos e injustos, ENTONCES empezamos a creernos que somos ese “pequeño grupo
escogido y selecto”, los “dueños del a verdad”, los “más meritorios de todos
los hombres”. ¡Y ahí está la raíz del problema y la piedra de tropiezo que ha
permitido a unos cuantos políticos astutos capturar mucha voluntad cristiana!
Resumiendo: por un lado efectivamente los
creyentes fieles siempre han sido un grupo relativamente pequeño, ¡y más
pequeño a medida que pasan los años! Por otro, es claro que la Biblia habla de
eso. Además, todos los seres humanos necesitamos pertenecer a un grupo propio
que de alguna forma excluye a “los otros”. Entonces, cuando a esto le agregamos
la ignorancia y la soberbia, unido a cierta frustración y resentimiento,
tenemos el esquema mental de “pensamiento de remanente” perfectamente armado.
¿Cómo aprovechan determinadas propuestas
políticas esta estructura? Por un lado se presenta un discurso que tiene muchos
puntos de “enganche” con los principios bíblicos (claro, no con todos, sólo con
un recorte de ellos), luego se plantea el panorama del “remanente iluminado”
condimentado con un “objeto” causante de todos los males habidos y por haber, y
al que hay que eliminar para llegar al mundo ideal (parecido a la lucha contra
el Demonio), se aviva el orgullo de la persona ¡y listo!
Esta estructura de pensamiento – motivación
reemplaza la verdad y el poder del Espíritu y funciona como una especia de auto
justicia disfrazada de espiritualidad, por lo que puede ser algo muy motivador
durante un cierto tiempo: la persona realmente encontró la causa para vivir,
tiene una fuerza interna que la empuja a trabajar, esforzarse, hablar; está
apasionada y consagrada a eso. Pero toda esa energía y motivación, que está muy
teñida de motivaciones espirituales e incluso pasajes bíblicos, NO ES DEL
ESPÍRITU, y tarde o temprano empieza a “pasar factura” como decimos por acá, es
decir, a generar una serie de problemas: emocionales, sociales, laborales, y,
lo principal, espirituales.
Más allá del engaño, esa “fuerza motivante”
actúa como un perfecto “distractor” que aleja el pensamiento de las realidades
espirituales y de las disciplinas espirituales (oración, lectura, búsqueda de
Dios) tildándolas de “poco efectivas”, y si el proceso continúa, el Espíritu
llega a apagarse; y todo eso “en nombre de Dios”.
No tengo una respuesta fácil para todo eso
más que reconocer que hay fuertes espíritus de engaño, de ira y de
autojustificación operando por detrás, y de que, cuando el esquema de
pensamiento termina “cerrando el círculo” de tal forma que “explica
perfectamente todo lo que está adentro y todo lo que está afuera” y no hay nada
que pueda ubicarse en una “zona gris” que exigiera una redefinición de la estructura
de pensamiento adoptada, no es para nada sencillo penetrar; propiamente, se
instala el espíritu de Leviatán:
Job 41:1, 8, 34 RVC
1 »¿Acaso puedes pescar a Leviatán con
anzuelo? ¿Puedes atarle la lengua con una simple cuerda?
8 Haz el intento siquiera de tocarlo: ¡será
una batalla memorable, que nunca más repetirás!
34 A los poderosos los mira con desprecio;
¡es el rey de todos los soberbios!»
Quizás lo único que quede sea esperar que se
cumpla la Palabra cuando dice:
Proverbios 16:18 RVC
18 La soberbia precede al fracaso; la
arrogancia anticipa la caída.
Es decir, esperar a que Dios tenga que
quebrantar el orgullo para recién ahí ayudar a deconstruir el pensamiento
erróneo y construir sobre principios correctos, aunque incluso en esas
circunstancias puede no ser tan sencillo, es decir, aún después del
quebrantamiento pueden quedar fragmentos remanentes de la estructura anterior
que se “niegan a morir”.
Por ello, quizás lo más importante sea
prevenir que este tipo de estructuras de pensamiento se extiendan libremente,
lo cual significa tomar partido activo tanto en la guerra espiritual como en la
confrontación directa para exponer la falsedad de estos argumentos. Hermanos,
si no lo hacemos Satanás avanzará sobre todo el territorio que le dejemos.
¡Aquí necesitamos una ayuda especial del Señor!
Danilo Sorti
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