sábado, 30 de septiembre de 2017

253. “El remanente iluminado”: el discurso pseudomesiánico que engaña a muchas personas

Romanos 11:5 RVC
5 De la misma manera, aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia.

En Latinoamérica hemos observado una tremenda penetración política en las iglesias evangélicas en los últimos años; necesitamos encontrar respuestas y soluciones a ello. Por un lado ha habido una corriente dentro de la misma iglesia en favor de la participación política de los cristianos, como una forma de redimir dicha actividad. Estoy de acuerdo con ello. Pero junto con este movimiento, ha habido una estrategia “desde el otro lado” para ganar a las crecientes multitudes de cristianos evangélicos. Esa estrategia tiene varios elementos, pero uno de ellos es el concepto de “remanente”.

Los hijos de Dios fieles siempre han sido un “remanente”, es decir, un pequeño grupo en comparación con “el resto”. Un pequeño grupo que, si lo miramos desde afuera, es el que conoce a Dios y conoce Su Palabra, es decir, un puñado de gente poseedora de un conocimiento especial, una misión única y el mandato de abrir los ojos al resto de la sociedad. Bueno, pero ¿no es así?

Sí, es exactamente así. Y por eso, el concepto de “pequeño grupo”, “misión”, “conocimiento especial” es algo profundamente arraigado en la mentalidad cristiana; de ahí migró hacia el resto de la sociedad occidental y con el correr de los siglos, despojado de su verdadera raíz espiritual y su inescindible motivación de servicio, se estableció como eje vertebral en cualquier ideología minoritaria.

Pero volvamos a la iglesia. Muy fácilmente esta estructura de pensamiento puede ser extrapolada al “recientemente aceptado” campo político. Entonces, ahora, somos un pequeño grupo que “sabe realmente cómo son las cosas” mientras que la gran masa está “engañada por los medios de comunicación y los dueños del poder”, tenemos “la misión” de traer este nuevo proyecto político, y somos los únicos que “tenemos el modelo de verdad”. No es más que el mismo esquema psicológico vaciado del contenido espiritual y rellenado del contenido político. Bueno, pero ¿no es así?

¡No, para nada!

Quizás deberíamos repasar un poco qué es esta cuestión del “remanente”, del pequeño grupo elegido. En la historia de Israel, el concepto no se estableció en el pensamiento de la manera más “feliz”, sino todo lo contrario:

2 Reyes 19:4 RVC
4 Tal vez el Señor tu Dios habrá oído todo lo que ha dicho el Rabsaces, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para blasfemar al Dios viviente y para ofenderlo con sus palabras, las cuales el Señor tu Dios habrá oído. Por lo tanto, eleva una oración por el remanente que aún queda.”»

Miqueas 7:18 RVC
18 ¿Qué otro Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su pueblo? Tú no guardas el enojo todo el tiempo, porque te deleitas en la misericordia.

Amós 5:15 RVC
15 Aborrezcan el mal; amen el bien. En los tribunales, impartan justicia. Tal vez entonces el Señor y Dios de los ejércitos tendrá piedad del remanente de José.

Romanos 9:27 RVC
27 También Isaías clama, en referencia a Israel: «Aunque los descendientes de Israel sean tan numerosos como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo;


Este pequeño grupo queda grabado a fuego en el corazón israelita como los pocos que en Su misericordia Dios permitió que escaparan de la destrucción, juicio merecido por las muchas maldades del pueblo. Claro que también tuvo un sentido espiritual:

Romanos 11:2-4 RVC
2 Dios no desechó a su pueblo, al cual conoció desde un principio. ¿No saben ustedes lo que dice la Escritura acerca de Elías, de cómo invocó a Dios contra Israel, cuando dijo:
3 «Señor, han dado muerte a tus profetas, y han derribado tus altares. Sólo yo he quedado, y procuran matarme»?
4 ¿Y cuál fue la respuesta divina? «Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.»

Aquí hay una cuestión teológica más compleja (para nosotros) pero es claro que:

Mateo 22:14 RVC
14 Porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos.»

Este grupo de escogidos, que lo son debido a su propia respuesta y no por algún extraño “capricho divino”, siempre ha sido pequeño y eso es un verdadero problema,

Mateo 7:13 RVC
13 »Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella.

Pero el problema del que estamos hablando aquí no tiene que ver con eso (¡cómo si fuera poco!) sino con la actitud de este “remanente”: es decir, si el camino de la salvación de por sí es angosto y difícil, los que caminan por él no deberían hacerlo más angosto y difícil aún…

Todos necesitamos pertenecer a un grupo que nos de identidad, una “familia ampliada”, gente que comparta nuestros mismos intereses, preocupaciones, lenguaje, historia de vida. Es una necesidad humana, por lo que el concepto de remanente encaja muy bien ahí. El problema es que este “grupo de pertenencia” en sí mismo es “cerrado”; nadie puede ser “amigo de todos”, ningún grupo puede mantener su identidad si se vuelve multitudinario; por ello, cuando la iglesia es mi grupo de pertenencia, estamos ante un límite muy cercano que impedirá, consciente o inconscientemente, la incorporación de nuevos.

Cuando el “remanente cristiano” se olvida de que sigue siendo tan pecador y miserable como cualquiera, y que es solo por pura gracia inmerecida que hemos encontrado la salvación, y que no tenemos ABSOLUTAMENTE NADA de que presumir ni sentirnos orgullosos, y que nada bueno ha ocurrido en nuestras vidas sino por el amor del Padre, cuyo sol sale sobre justos e injustos, ENTONCES empezamos a creernos que somos ese “pequeño grupo escogido y selecto”, los “dueños del a verdad”, los “más meritorios de todos los hombres”. ¡Y ahí está la raíz del problema y la piedra de tropiezo que ha permitido a unos cuantos políticos astutos capturar mucha voluntad cristiana!

Resumiendo: por un lado efectivamente los creyentes fieles siempre han sido un grupo relativamente pequeño, ¡y más pequeño a medida que pasan los años! Por otro, es claro que la Biblia habla de eso. Además, todos los seres humanos necesitamos pertenecer a un grupo propio que de alguna forma excluye a “los otros”. Entonces, cuando a esto le agregamos la ignorancia y la soberbia, unido a cierta frustración y resentimiento, tenemos el esquema mental de “pensamiento de remanente” perfectamente armado.

¿Cómo aprovechan determinadas propuestas políticas esta estructura? Por un lado se presenta un discurso que tiene muchos puntos de “enganche” con los principios bíblicos (claro, no con todos, sólo con un recorte de ellos), luego se plantea el panorama del “remanente iluminado” condimentado con un “objeto” causante de todos los males habidos y por haber, y al que hay que eliminar para llegar al mundo ideal (parecido a la lucha contra el Demonio), se aviva el orgullo de la persona ¡y listo!

Esta estructura de pensamiento – motivación reemplaza la verdad y el poder del Espíritu y funciona como una especia de auto justicia disfrazada de espiritualidad, por lo que puede ser algo muy motivador durante un cierto tiempo: la persona realmente encontró la causa para vivir, tiene una fuerza interna que la empuja a trabajar, esforzarse, hablar; está apasionada y consagrada a eso. Pero toda esa energía y motivación, que está muy teñida de motivaciones espirituales e incluso pasajes bíblicos, NO ES DEL ESPÍRITU, y tarde o temprano empieza a “pasar factura” como decimos por acá, es decir, a generar una serie de problemas: emocionales, sociales, laborales, y, lo principal, espirituales.

Más allá del engaño, esa “fuerza motivante” actúa como un perfecto “distractor” que aleja el pensamiento de las realidades espirituales y de las disciplinas espirituales (oración, lectura, búsqueda de Dios) tildándolas de “poco efectivas”, y si el proceso continúa, el Espíritu llega a apagarse; y todo eso “en nombre de Dios”.

No tengo una respuesta fácil para todo eso más que reconocer que hay fuertes espíritus de engaño, de ira y de autojustificación operando por detrás, y de que, cuando el esquema de pensamiento termina “cerrando el círculo” de tal forma que “explica perfectamente todo lo que está adentro y todo lo que está afuera” y no hay nada que pueda ubicarse en una “zona gris” que exigiera una redefinición de la estructura de pensamiento adoptada, no es para nada sencillo penetrar; propiamente, se instala el espíritu de Leviatán:

Job 41:1, 8, 34 RVC
1 »¿Acaso puedes pescar a Leviatán con anzuelo? ¿Puedes atarle la lengua con una simple cuerda?

8 Haz el intento siquiera de tocarlo: ¡será una batalla memorable, que nunca más repetirás!

34 A los poderosos los mira con desprecio; ¡es el rey de todos los soberbios!»

Quizás lo único que quede sea esperar que se cumpla la Palabra cuando dice:

Proverbios 16:18 RVC
18 La soberbia precede al fracaso; la arrogancia anticipa la caída.

Es decir, esperar a que Dios tenga que quebrantar el orgullo para recién ahí ayudar a deconstruir el pensamiento erróneo y construir sobre principios correctos, aunque incluso en esas circunstancias puede no ser tan sencillo, es decir, aún después del quebrantamiento pueden quedar fragmentos remanentes de la estructura anterior que se “niegan a morir”.

Por ello, quizás lo más importante sea prevenir que este tipo de estructuras de pensamiento se extiendan libremente, lo cual significa tomar partido activo tanto en la guerra espiritual como en la confrontación directa para exponer la falsedad de estos argumentos. Hermanos, si no lo hacemos Satanás avanzará sobre todo el territorio que le dejemos. ¡Aquí necesitamos una ayuda especial del Señor!


Danilo Sorti




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