martes, 19 de septiembre de 2017

236. Y seguimos siendo sal y luz…

Juan 9:4-5 RVC
4 Mientras sea de día, nos es necesario hacer las obras del que me envió; viene la noche, cuando nadie puede trabajar.
5 Mientras que estoy en el mundo, soy la luz del mundo.»

2 Pedro 1:13-14 RV1995
13 Tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación,
14 sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.

1 Samuel 12:23 RVC
23 Lejos estará de mí pecar contra el Señor dejando de rogar por ustedes; al contrario, me comprometo a instruirlos en el camino bueno y recto,


Al repasar algunas cosas que escribí en los últimos meses encontré que en varios artículos repetí la frase “seguimos siendo sal y luz”. No es casualidad, es algo que el Señor mismo me ha remarcado repetidamente, ¿por qué? Simple, frente a la avalancha de pecado, es muy fuerte la tentación para “tirar la toalla” y simplemente dejar que todo siga su curso hasta que el Señor se lleve a Su Iglesia… si es que en tal Iglesia permanecen los que “tiran la toalla”, claro…

Mateo 24:12 RVC
12 y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se enfriará.

2 Tesalonicenses 2:3 RVC
3 De ninguna manera se dejen engañar. Porque ese día no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, es decir, el hijo de perdición,

Estos pasajes dan un panorama de los últimos tiempos, y su descripción coincide con el presente. Hay mucho más para decir, pero bastan como muestra para darnos cuenta de que serían tiempos ESPECIALMENTE DIFÍCILES, pero ya hemos sido advertidos sobre eso desde hace casi dos mil años, por lo que no hay sorpresas.

En medio de este contexto, SEGUIMOS SIENDO SAL Y LUZ, tal como Jesús lo aclaró, poco tiempo antes de ser crucificado, “Mientras que estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. Pedro no dejó de instruir a los hermanos a pesar de que sabía que le quedaba poco tiempo. El mismo Samuel, mucho tiempo antes, no dejó de cumplir su función sacerdotal a pesar de que Israel había rechazado el sistema de gobierno de Dios y se había procurado un rey conforme a sus propios deseos.

Mientras la avalancha de rebelión y pecado se acrecienta cada día, es innegable que nos sentimos como esos guerreros que se quedan solos en medio de un monte rodeado por todo el ejército enemigo… y si tenías alguna duda al respecto, ¡es exactamente así! Pero la Biblia tiene una escena muy interesante sobre eso:

2 Samuel 23:11-12 RVC
11 Le seguía Samá hijo de Age, el ararita. Los filisteos se reunieron en Lehí, donde había un sembradío de lentejas, y el ejército israelita huyó por temor a los filisteos.
12 Pero Samá se paró en medio de ese terreno y lo defendió; derrotó a los filisteos, y el Señor les dio una gran victoria.

Samá no era cualquier soldado, en la lista del capítulo es el cuarto en orden de mérito “de los soldados más valientes”. ¡Necesitamos ese valor que viene del Espíritu! Es simple, no busques ser valiente por tus propios méritos ni “autoconvencerte” ni absolutamente ninguna otra estrategia de pensamiento positivo, ¡el valor viene del Espíritu!

Jueces 14:6 RVC
6 Entonces el espíritu del Señor vino sobre Sansón, y éste despedazó al león como si fuera un cabrito, sin más armas que sus manos: Pero a sus padres no les dijo lo que había hecho.

Jueces 14:19 RVC
19 Y el espíritu del Señor vino sobre Sansón, y éste fue hasta Ascalón, y allí mató a treinta hombres, y de lo que les arrebató tomó los vestidos para dárselos a los que le explicaron el enigma. Pero regresó a la casa de su padre muy enojado,

Jueces 15:14 RVC
14 Cuando llegó a Lehí, los filisteos salieron a su encuentro gritando con furia; pero el espíritu del Señor vino sobre Sansón y las cuerdas que ataban sus brazos se rompieron como lino quemado, y las ataduras cayeron al suelo.

Cuando el Espíritu vino sobre Sansón, un hombre que decididamente NO FUE ningún ejemplo de moralidad y rectitud, pudo hacer increíbles proezas.

Miqueas 3:8 RVC
8 En cambio, yo estoy lleno del poder del espíritu del Señor; lleno de justicia y de fuerza, para denunciar la rebelión de Jacob y el pecado de Israel.

Lucas 1:67 RVC
67 Lleno del Espíritu Santo, Zacarías, su padre, profetizó:

Cuando el Espíritu vino sobre ellos, proclamaron palabra de juicio y salvación, que resonaron en todo el mundo espiritual.

Lucas 4:1-2 RVC
1 Jesús volvió del Jordán lleno del Espíritu Santo, y fue llevado por el Espíritu al desierto.
2 Allí estuvo cuarenta días, y el diablo lo estuvo poniendo a prueba. Como durante esos días no comió nada, pasado ese tiempo tuvo hambre.

Lleno del Espíritu, el Hijo de Dios hecho hombre enfrentó al mismo Satanás y venció.

Hechos 4:8 RVC
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Gobernantes y ancianos del pueblo:

Cuando el Espíritu del Santo vino sobre Pedro, se paró frente a los perros sedientos de sangre del Sanedrín (que no se diferenciaba demasiado con algunos, no todos, de nuestros modernos “sanedrines” que suelen llamarse “consejo de pastores”) y los dejó callados.

Hechos 7:55-56 RVC
55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, levantó los ojos al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús a su derecha.
56 Dijo entonces: «Veo los cielos abiertos, y que el Hijo del Hombre está a la derecha de Dios.»

Lleno del Espíritu, Esteban entregó su vida victoriosamente y de esa semilla, como diría tiempo después Tertuliano, “nació” Pablo.

Nada de esto fue posible sin el Espíritu y tampoco será posible “salar y alumbrar” sin el Espíritu, pero en este tiempo, mientras la puerta de la gracia permanece abierta, el Espíritu y Su poder están disponible para el que crea y esté dispuesto a obedecer. Si aún Sansón fue lleno del Espíritu, ¿no lo seremos nosotros, que hemos sido lavados con la sangre del Cordero?

Sí, somos sal y luz y, en fidelidad al Señor, podemos reclamar la promesa dicha hace ya mucho tiempo:

Levítico 26:8 RVC
8 Bastarán cinco de ustedes para poner en fuga a cien; un centenar de ustedes pondrá en fuga a diez mil, y sus enemigos caerán ante ustedes a filo de espada.

Mientras la Iglesia fiel está sobre la tierra, sigue habiendo sal y sigue habiendo luz.




Danilo Sorti




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