1 Juan 5:19-20 RVC
19 Sabemos que somos de Dios, y que el mundo
entero está bajo el maligno.
20 Pero también sabemos que el Hijo de Dios
ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y
estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la
vida eterna.
Puedo estar diciendo algo errado pero me
parece que últimamente se ha extendido entre los cristianos el concepto de que
“el Señor gobierna el mundo”, lo cual es absolutamente cierto en términos
absolutos pero no en términos relativos. Me explico: por supuesto que Dios
sigue siendo Dios y nada ni nadie le ha quitado Su autoridad, pero en Su
voluntad permisiva, cuando Él le entrega la autoridad de la Tierra al hombre y
luego éste se la da, engañado, a Satanás, Dios mantuvo Su palabra y “respeta”
en líneas generales la autoridad que el hombre mismo decidió para el mundo:
Satanás.
El “sistema mundo” está bajo el control de
Satanás y se aproxima hacia su desenlace en las manos del ya próximo a
aparecer, el Anticristo. El Señor no ha perdido nunca el control, pero permitió
que esto ocurriera por diversas razones de las que no hablaremos aquí.
El hecho es que “el mundo entero está bajo el
maligno” y no podemos ignorar esta verdad. Cuando muy inocentemente afirmamos
que “el mundo es del Señor” estamos cayendo en una confusión por demás de
peligrosa. Estamos mezclando dos niveles de autoridad, dos niveles de competencia
y principalmente dos momentos históricos: uno presente y otro que todavía es en
parte futuro.
Este mensaje es particularmente fuerte cuando
lo leemos de las letras del apóstol Juan, aquel que tuvo la revelación más
profunda del Hijo de Dios, de Su autoridad y Su gloria, junto con Su
sufrimiento y sacrificio. Quizás nadie mejor que Juan conocía a Jesucristo, y
nadie hubiera podido hablar más de Su poder, pero pudo decir sin ningún
problema que el “mundo” no lo obedecía.
Ahora bien, este “mundo” del que habla Juan
no es precisamente la Tierra física, que si bien está deteriorada y sufriendo
por el pecado del hombre, pertenece a Dios y obedece Su voluntad, sino que es
más exactamente la humanidad, el sistema de vida, “las cosas como son” entre
las personas hoy. ESE mundo claramente NO OBEDECE a Dios y se encuentra bajo el
poder del Maligno, y por extensión, todo lo que ese mundo afecte (el mundo
natural) también estará afectado por el Maligno.
Ignorar esta verdad u ocultarla detrás de un
latiguillo que parece por demás de espiritual es nublar la realidad espiritual
que nos rodea. Y si esta idea fuerza avanza, nos expondremos “muy alegremente”
a las influencias y la cultura del mundo, porque, total, “todo es de Dios”, “si
Dios es el dueño de todas las cosas, esto también viene de Él”. Así, terminamos
víctimas de los muy diversos productos de “consumo masivo” que ofrece el
sistema mundo de hoy: desde los cantantes “illuminatis”, hasta los espectáculos
deportivos (también illuminatis, por supuesto); los medios de des – información
masivos con su exagerado recorte de la realidad en eso que ellos llaman
“noticias”, las peleas políticas que suben cada vez más de tono en todo el
mundo debido a una “grieta” que es más profunda que las fosas oceánicas, incluso
la preocupación por el medio ambiente, la sociedad y la naturaleza
(perfectamente válidas pero contaminadas también con el error). También Juan lo
dijo claramente:
1 Juan 2:16 DHH
16 porque nada de lo que el mundo ofrece
viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los
malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los
ojos y el orgullo de las riquezas.
“Nada de lo que el mundo ofrece”, es decir,
¡NADA! Y no porque necesariamente sean cosas malas en su naturaleza, sino
porque todas están (por lo menos) contaminadas, conducidas por motivaciones
incorrectas.
Pero aquí tenemos otro problema grave:
Juan 17:15-16 DHH
15 No te pido que los saques del mundo, sino
que los protejas del mal.
16 Así como yo no soy del mundo, ellos
tampoco son del mundo.
Después de mostrarnos lo corrupto del sistema
mundo y de alertarnos contra mantener una actitud ingenua hacia él, ¡somos
llamados a permanecer en ese mismo sistema y afectarlo con el Reino de los
Cielos! Estamos en un verdadero problema…
Pero no es tan difícil de entender: no
debemos aceptar lo que el mundo ofrece, es decir, no debemos “meterlo en
nuestro corazón”; debemos llevar a las personas de ese mundo al corazón del
Padre, y en lo que podamos afectar las estructuras y “ofertas” de ese mundo
para que contengan parte del Reino Venidero. Sin ingenuidades: será algo del
Reino y por un tiempo.
Hermanos, no mantengamos una actitud de
“apertura y receptividad” hacia las ofertas del sistema mundo; al único que debemos
abrirnos es al Señor, y es Él quien pude darnos las indicaciones específicas
para afectar positivamente a ese sistema mundo mientras esperamos Su regreso
glorioso. Allí será establecido el Reino del Mesías sobre esta tierra, pero
mientras tanto, quién reina sobre la mayoría de los hombres sigue siendo el
Adversario. ¡Que el Señor lo reprenda!
Danilo Sorti
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