Eclesiastés 4:12 RVC
12 Uno solo puede ser vencido, pero dos
presentan resistencia. El cordón de tres hilos no se rompe fácilmente.
Este sabio consejo se nos ha pasado
desapercibido durante dos mil años de cristianismo, precisamente porque la
Iglesia ha estado dividida en tres líneas teológicas: la línea enfocada en la
acción social, las buenas obras y la ecología; la línea enfocada en la Palabra,
su estudio y aplicación, y la línea enfocada en las realidades espirituales.
Cada una de ellas, según otros ya lo han escrito, se enfoca preferentemente en
una de las tres Personas de la Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu
Santo, en ese orden. Cada una, también, ha discurrido por la historia y hasta
el presente de manera más o menos separada, casi incapaz de reconocer las cosas
buenas del otro y decididamente sin incorporar nada de lo que le haya sido
revelado. Cada una ha tenido sus “errores favoritos” y cada una ha “fracasado”
en hacer la obra integral. Pero cada una ha recibido una parte de la revelación
total de Dios. Lo que expongo en este artículo está basado en lo que sabiamente
escribió sobre el tema Christian Shwarz, y recomiendo que sea leído.
Todos los cristianos nos ubicamos en alguna
de ellas. Yo nací en una iglesia de la línea “bíblica”, es decir, enfocada en
la Palabra, y aunque he cambiado mucho desde aquel entonces, es fácil darse
cuenta de que esa es la orientación del Evangelio a la que sigo perteneciendo,
y no creo que eso esté mal. Sin embargo, el Espíritu ha trabajado mucho (y lo
sigue haciendo…) conmigo para llevarme a un equilibrio con las otras dos
corrientes, por lo que a pesar de que sigo estando “ubicado” en una, creo que
he podido avanzar mucho hacia una comprensión integral de la revelación.
Todavía me falta, sé que seguiré aprendiendo y creciendo por el resto de la
eternidad. Pero mientras tanto, antes de que venga el fin y durante el poco
tiempo que nos queda para completar la obra, entiendo que se nos hace imperioso
resolver esta triple división del cristianismo para llegar a la Iglesia santa
digna del Novio.
Probablemente esta cuestión de las tres
líneas del cristianismo suene extraño para la mayoría de los lectores porque
normalmente nacemos en la fe en una de ellas y allí permanecemos, sin demasiado
contacto con la otra, o incluso viéndola con sospecha y recelo. También es
cierto que dentro de cada una de ella encontramos hoy iglesias (¿muchas?) que
han caído en grandes excesos de tal forma que el Espíritu Santo se apartó de
ellas (su candelero fue quitado); y estos son los aspectos que las iglesias de
las otras líneas enfatizan para mantenerse en su posición.
Las iglesias preocupadas por la dimensión
social y de la creación en su conjunto han terminado cayendo en el humanismo
sin Dios, carentes de Biblia y de poder, siendo poco más que un club social con
muy buenas intenciones y aplaudiendo las nuevas herejías que se ponen de moda.
Las iglesias preocupadas por la dimensión espiritual y de poder se fueron hacia
un show de manipulación humana, cuando no literalmente se aliaron con otros
espíritus que efectivamente manifiestan su “poder”. Las iglesias preocupadas
por la Palabra fácilmente profundizaron en sus estudios y enseñanzas, pero
temerosas del genuino poder del Espíritu y del involucramiento social.
Por supuesto, aquí estoy simplificando casos
más extremos, pero que lamentablemente son comunes. Las iglesias que han caído
en esa categoría ya están apartadas de la verdadera gracia. Otras están siendo
empujadas hacia alguna de esas líneas, sin la capacidad de resistir
adecuadamente porque los ejemplos que tienen de las otras líneas no son buenos,
no tienen en la práctica un modelo de equilibrio.
De nuevo, esto también es una simplificación,
porque además de las tres líneas principales, existen muchas variantes dentro
de cada una de ellas que puede ser exagerada hasta llegar a la apostasía.
Es necesario reconocer que, en su “ideal”,
cada una de estas tres líneas fracasó: fracasó el evangelio de la
transformación social porque en realidad depende de la voluntad de la sociedad,
y está claro que la mayoría de los hombres no quieren saber nada ni con Dios ni
con sus principios. Fracasó el evangelio del “estudio bíblico” porque el
conocimiento sin poder y sin compromiso sólo sirve de nido para los espíritus
de religiosidad y autojusticia. Fracasó el “evangelio de poder” porque sin
palabra y sin dirección pronto se transforma en brujería y satanismo
disfrazado, y sin compromiso social lo único que genera es egoísmo.
Pero decir “fracasó” no es una mera categoría
teológica, es decir que todos aquellos que de alguna manera nos “aferramos” a
una de esas líneas también fracasamos. No fracasa una formulación teológica, ¡fracasa
la gente que la sigue!
Pero Dios ha dado a cada una de esas líneas
una parte de Su revelación, y lo que se nos da es para compartir, y a su vez,
el hecho de “tener algo” implica que “no tenemos todo”, por lo que compartir a
otro lo que recibí necesariamente implica estar abierto a recibir lo que el
otro tiene para darme. No creo que esto sea posible ya en las iglesias que
claramente se han desviado, pero sí lo es en aquellas que todavía no, pero que
si se mantienen cerradas en su posición muy pronto serán empujadas hacia alguno
de los extremos.
¿Cambia la iglesia o cambio yo? En el pueblo
de Dios son los líderes quienes tienen una responsabilidad mayor, sin embargo
no estamos bajo el Antiguo Pacto y ahora todos somos hechos reyes y sacerdotes,
y esto no es una posición de privilegio y autoridad, sino de responsabilidad; a
todos se nos llama a buscar diligentemente al Señor y aplicar Sus verdades. No
podemos escudarnos detrás de lo que el pastor dijo o dejó de decir, él dará
cuentas a Dios de sí, pero nosotros somos responsables por nuestra propia vida,
porque ya hay UNO que es nuestro Pastor y Guía, por encima de cualquier
autoridad humana que el Señor haya puesto.
Hermanos, no estoy diciendo que
necesariamente todas las iglesias deberán estar ubicadas en un punto central de
estas tres corrientes, no sé si realmente será posible para muchas de ellas, en
vista del poco tiempo que nos queda. Pero nosotros, los que podemos leer y
entender esto, aquellos que por la gracia de Dios tenemos la posibilidad de
disponer de tiempo y recursos para buscarlo con libertad, creo que deberíamos
esforzarnos en hacerlo. No creo que debamos cambiar nuestros puntos fuertes
porque en esencia vienen de Dios mismo, pero sí equilibrar nuestros excesos en
el entendimiento y práctica de la revelación.
¡Señor, líbranos del miedo a conocer y vivir
otras dimensiones de Tu Revelación!
Danilo Sorti
No hay comentarios:
Publicar un comentario