martes, 8 de agosto de 2017

88. Cuando las promesas no se cumplen

1 Corintios 1:9 DHH
9 Dios siempre cumple sus promesas, y él es quien los llamó a vivir en unión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

No todas las promesas se cumplen. Esta es una verdad práctica que normalmente no nos enseñan en la iglesia y que tenemos que descubrir a los golpes luego de convertidos. Muchos cristianos nuevos no logran pasar esta prueba y simplemente se apartan, ¿por qué? Sencillamente porque les enseñaron mal.

Ahora bien, ¿no empezamos esta reflexión con un versículo que dice que Dios SÍ cumple sus promesas? ¿Cómo es que en realidad vemos que no siempre ocurre?

Uno de los principales puntos a tener en cuenta es que Dios dice que cumple SUS promesas, pero hay que ver si las promesas que nosotros creemos o que nos predicaron son realmente las promesas de Dios. Puede haber una gran diferencia.

Nunca tenemos que olvidarnos que en la Biblia hay más de 31.000 versículos. Si el camino cristiano fuera tan simple como muchos predican y muchos más quieren vivir, ¿para qué habría dejado el Espíritu Santo tanto escrito? Espiritualmente todos podríamos coincidir en que si la Biblia es inspirada por el Espíritu (y si no creemos eso, ¿para qué estamos leyendo este artículo?) entonces todo lo que dice es Palabra de Dios, y si está escrito es necesario para nosotros, ¡todos los 31.000 versículos! Y si hay tanto que fue escrito, y todo ello es necesario, es porque la vida con Dios no puede resumirse en unas pocas frases, no al menos si queremos lo mejor que el Señor tiene para nosotros.

¿Qué tiene que ver esto con las promesas? Simplemente que la mayoría de las veces que se predica o enseña sobre el tema, se toma algunos pocos versículos bíblicos y se refuerza lo que dicen, sin tomar en cuenta otros muchos que agregan más información sobre el tema. Cuando uno aprende a interpretar la Biblia le enseñan que: “un texto fuera del contexto es un pretexto”, y las promesas divinas constituyen quizás los textos más descontextualizados que puedan escucharse desde los púlpitos.

Mucho de lo que se enseña y afirma con total seguridad, y que genera multitudes enfervorizadas en las congregaciones (y abultadas ofrendas después, claro) no tiene el adecuado fundamento bíblico.

¿Entonces las promesas de Dios no son ciertas? ¿Debemos dudar de todo lo que nos dice en Su Palabra? De ningún modo; simplemente debemos entender bien qué es lo que promete, a quién y cuándo, y con qué condiciones.

Hay promesas que son eternas, pero hay muchas promesas para esta vida que son condicionales; Dios SIEMPRE cumple SUS promesas, pero no necesariamente lo que prometen los hombres en Su nombre.

Sería muy largo desarrollar aquí todo el tema, pero hay un capítulo clave en toda la Biblia, Deuteronomio 28, que nos resume con mucha claridad el obrar de Dios; y empieza diciendo:

Deuteronomio 28:1 DHH
1 Si de veras obedeces al Señor tu Dios, y pones en práctica todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy, entonces el Señor …

Prácticamente todas las promesas de bendición sobre esta tierra son condicionales; dependen de nuestra obediencia en primer lugar, de nuestro corazón para con Dios. Leyendo el resto del capítulo vemos que así como hay promesas de bendición hay muchas promesas de juicio, ¡y también son promesas de Dios que se van a cumplir!

Muy amados del Señor, Dios quiere nuestro bien, pero Él no es un “dios mágico”, ni lo podemos resumir en pocas frases. Es necesario conocer qué es lo que realmente promete (y lo que no), cuándo y en qué condiciones. Hay promesas que son para todos en todo tiempo y lugar, pero hay otras que no; debemos saber qué nos está diciendo el Espíritu específicamente a nosotros.

Seamos diligentes en leer Su Palabra y en buscarlo en oración para entender sus promesas y aceptar sus “negativas”.

Danilo Sorti




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