domingo, 13 de agosto de 2017

102. Los dones espirituales y nuestra visión de las cosas

Romanos 14:5-8 RVC
5 Algunos creen que ciertos días son más importantes que otros. Otros consideran que todos los días son iguales. Cada uno está plenamente convencido de su propio pensamiento.
6 El que da importancia a ciertos días, lo hace para el Señor; y el que no les da importancia, también lo hace para el Señor. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que deja de comer, lo hace para el Señor, y también da gracias a Dios.
7 Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí,
8 pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor.


Este pasaje no habla específicamente de los dones espirituales, pero ilustra una verdad que se aplica a ellos: “cada uno está plenamente convencido en su propio pensamiento”.

Notemos que aquí Pablo no está hablando de la tozudez humana ni de poner la voluntad propia por encima de los propósitos de Dios, lo cual es pecado, sino de la forma de pensar en relación con la obra del Señor. Pablo no está juzgando al que piensa de una u otra manera. Si bien en los versículos anteriores hablaba de la inmadurez espiritual, no es lo que dice aquí.

Los dones espirituales que tenemos nos predisponen a “ver” determinadas cosas y a “no ver” otras; eso implica fortalezas y debilidades: fortalezas en lo que podemos ver pero debilidades en lo que no. Y eso debería dejarnos lo suficientemente humildes como para aceptar, valorar e incluso buscar las opiniones de hermanos crecidos que tengan otros dones espirituales;

Proverbios 15:22 RVC
22 Los planes fracasan por falta de consejos, pero triunfan cuando hay muchos consejeros.

También nos debería dar una sana autoestima: cada uno tiene algo valioso que ofrecer. Puede ser que no esté desarrollado aún, a veces por timidez o vergüenza, a veces por cobardía; pero Dios ha puesto algo allí, ¡nada menos que una parte de SU naturaleza!, para que ministremos a los otros.

Pero también hay algo más sutil: como dije más arriba, los dones espirituales que recibimos nos capacitan para “ver” y valorar determinadas cosas y no otras, el resultado es que armamos una lista de prioridades, qué es lo verdaderamente (según nosotros) importante en el Reino de Dios y, por inmadurez, pretendemos obligar a los otros a conformarse a nuestra propia lista de prioridades espirituales, considerando que es la única válida porque “no podemos ver nada más importante que eso”. Y de ahí surgen problemas, divisiones, discusiones, frustraciones e incluso pecados más graves aún. Eso es de lo que habla Proverbios cuando dice:

Proverbios 26:12 RVC
12 ¿Has visto gente sabia en su propia opinión? ¡Más esperanza tiene el necio que esa gente!

Aquí vale una aclaración importante: Pablo no está hablando de doctrinas fundamentales de la fe, no hay “flexibilidad” en los fundamentos bíblicos: son verdades eternas, más inconmovibles y duraderas que el mismo universo. Hoy vemos como avanza velozmente la aceptación del “matrimonio” entre personas del mismo sexo, no me refiero a la sociedad secular, sino a muchas (así llamadas) iglesias. Bueno, no hay nada para discutir ahí, Dios es bien claro en Su Palabra. Por otro lado, hoy también hay distintas opiniones respecto de si los niños deben quedarse en la reunión o deben tener una reunión aparte. La Biblia no habla específicamente sobre ello sino que nos deja principios que se pueden aplicar en cada caso.

¿Cuáles son los asuntos de doctrina y cuáles los de opinión? No hay una respuesta sencilla, se requiere mucho tiempo de comunión y conocimiento de la Palabra para saberlos. Por lo pronto, he visto que cuanto menos sabemos, más dogmáticos y terminantes somos en lo que decimos, y más convencidos estamos de que “tenemos” la verdad. Cuanto más conocemos (de verdad) más humildes nos ponemos.

Pensar distinto en relación con la obra del Señor es una bendición para el crecimiento de la Iglesia, pero necesitamos tener humildad y madurez para que nuestras diferencias de visión sean unidas por el Espíritu conforme a Su propósito.

¡Señor, danos tu gracia para lograrlo!

Danilo Sorti




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