domingo, 13 de agosto de 2017

114. Justicia necesaria

Apocalipsis 6:10 DHH
10 Decían con fuerte voz: santo y fiel, ¿cuándo juzgarás a los habitantes de la tierra y vengarás nuestra muerte?


Los cristianos nos hemos acostumbrado tanto al predominio del mal y de las injusticias que muchas veces ni les prestamos atención, las aceptamos como parte del “paisaje” (de hecho, en el mismo “paisaje” están grabadas).

Es cierto que nunca Jesús le comisionó a la Iglesia derrocar a los poderosos e instaurar el Reino Davídico restaurado, o mejor dicho, eso lo hará con su cuerpo glorificado luego del tiempo del juicio. Es cierto que Dios mismo permite que se levanten imperios opresores, durante un tiempo, como instrumentos de Su ira. Es cierto que está escrito que el mal crecerá enormemente hacia el final de los tiempos. Pero NADA DE ESO le quita presencia la justicia de Dios.

Dios sigue siendo un Dios de justicia y si se nos dice que no debemos vengarnos nosotros mismos NO ES porque la venganza en sí esté mal, sino porque solamente le corresponde al Señor, y:

Hebreos 10:31 RVC
31 ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!

Hermanos, no nos confundamos. Que en este tiempo seamos llamados a mostrar el amor y la misericordia de Dios, a sufrir antes que a pelear con armas terrenales, y algunos incluso a entregar sus vidas, no significa que Dios se haya olvidado de Su justicia. Simplemente significa que aún estamos en el tiempo de la gracia y la misericordia, que permite que el malvado tenga libertad (aunque acotada) para llevar a cabo sus planes y también para arrepentirse de ellos.

Así como no debemos caer en el lenguaje vengativo y revanchista que a veces se escucha desde los púlpitos, tampoco debemos olvidarnos de que la justicia de Dios está muy próxima.

Cuando el Señor dio ejemplo de humildad y mansedumbre, para que lo sigamos, no estaba diciendo que los hijos de Dios, y Dios por extensión, serían una alfombra que cualquiera pisoteara. Solo estaba mostrando una faceta de Su Padre, Su amor y paciencia, Su misericordia y tolerancia. Pero Dios no es solo eso, aunque sea la parte de sí que más le gusta mostrarnos.

Dios también es ira y justicia, y a cualquiera que lo dude le recomiendo que lea la Biblia, porque si no conoce eso es porque realmente no conoce casi nada de la Palabra de Dios.

Y llega el momento en que Él hará justicia a Sus elegidos, que hará justicia sobre toda la maldad cometida en el mundo. La paciencia “histórica” de Dios llega a su fin y cuando viene el momento del juicio, es traída a cuenta toda la sangre derramada. Así nos lo muestra cuando dice:

Lucas 11:50-51 RVC
50 Por lo tanto, a la gente de esta generación se le demandará la sangre de todos los profetas, que desde la fundación del mundo ha sido derramada,
51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo. Sí, les aseguro que será demandada de esta generación.

Aunque pasen los años e incluso los siglos, ninguna injusticia se pierde delante del Padre, y cuando llegue el momento exacto, y será pronto, todas y cada una de las gotas de sangre derramadas por Sus hijos, todas y cada una de las injusticias ejercidas contra la Novia del Cordero, serán demandadas de este mundo. Sepamos, sin dudas, que hay un Dios que juzga, que nada se olvida delante de él, y, si tenemos oportunidad, procuremos que los hombres se reconcilien con Su Creador antes que sea demasiado tarde.

¡Señor, que podamos vivir cumpliendo en Cristo toda Tu Justicia!


Danilo Sorti




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