Apocalipsis 2:2 RVC
2 »Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y
tu paciencia. Sé que no soportas a los malvados, que has puesto a prueba a los
que dicen ser apóstoles y no lo son, y que has descubierto que son unos
mentirosos.
El primer ministerio, aquél que fundó la
iglesia sobre LA PIEDRA PRINCIPAL, Jesucristo, fue el apostólico. Más adelante
en la historia de Hechos vemos que el Señor levantó a otros apóstoles y Pablo
pudo decir que había un don espiritual
relacionado con la función apostólica.
El ministerio apostólico rápidamente menguó
en la historia de la iglesia a medida que los líderes de las congregaciones
locales adquirían más renombre y poder, y terminó por extinguirse. Siempre hubo
en las iglesias roles y personas que más o menos se correspondían con el
ministerio apostólico, pero éste no volvió a ser ampliamente reconocido sino
hasta finales del siglo XX.
El don / ministerio apostólico es de tremenda
bendición para la iglesia, ya que puede darle a la iglesia una visión y
ministración que el liderazgo local normalmente no puede, no por incapacidad
sino por la propia definición de su rol
y sus funciones.
Sin embargo, junto con el resurgir genuino
del ministerio apostólico, aparecieron un montón de otros así llamados
apóstoles, algunos falsos y otros salidos antes de tiempo. El ministerio
apostólico, que debe ser ejercido solo cuando se tiene el don de apóstol, se
transformó en un “título nobiliario” ganado por antigüedad o trayectoria,
llamando “apóstol” a ministros que pueden ser muy buenos con sus dones pero
desastrosos en esa función.
El panorama actual, en diversos círculos
cristianos, es de gran confusión, en algunos se acepta libremente a cualquiera
que venga con una tarjetita de “apóstol” mientras que en otros lugares se
rechaza absolutamente todo lo que tiene que ver con dicho nombre.
En la época de la iglesia primitiva la
realidad no era muy diferente, y la iglesia que quedó luego de la muerte de los
primeros apóstoles tuvo un serio problema para contrarrestar las falsas
doctrinas que pretendían introducir los falsos apóstoles.
En este contexto, la iglesia de Éfeso es
alabada por el Señor en el sentido de “poner a prueba” a los apóstoles. Esta es
la actitud que debemos tener hoy en día; veamos que los hermanos de Éfeso ni
rechazaron por a todos los que decían ser apóstoles ni los aceptaron así nomás;
los pusieron a prueba.
A medida que se aproxima el fin, el Señor va
a perfeccionar a Su Iglesia muy rápidamente, y para ello enviará a Sus
verdaderos apóstoles. Junto con ellos, vendrá un ejército de falsos. Si
rechazamos a los verdaderos, probablemente nos quedemos mirando desde la tierra
como nuestros hermanos son arrebatados en un futuro próximo; si aceptamos a los
falsos, ¡sin duda que nos vamos a quedar mirando desde la tierra! La solución
está en “poner a prueba” bajo la guía del Espíritu.
¡Qué el Señor nos dé Su discernimiento!
Danilo Sorti
No hay comentarios:
Publicar un comentario