domingo, 13 de agosto de 2017

103. Peligros del ministerio apostólico

Apocalipsis 2:2 RVC
2 »Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y tu paciencia. Sé que no soportas a los malvados, que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles y no lo son, y que has descubierto que son unos mentirosos.

El primer ministerio, aquél que fundó la iglesia sobre LA PIEDRA PRINCIPAL, Jesucristo, fue el apostólico. Más adelante en la historia de Hechos vemos que el Señor levantó a otros apóstoles y Pablo pudo decir que había un don espiritual  relacionado con la función apostólica.

El ministerio apostólico rápidamente menguó en la historia de la iglesia a medida que los líderes de las congregaciones locales adquirían más renombre y poder, y terminó por extinguirse. Siempre hubo en las iglesias roles y personas que más o menos se correspondían con el ministerio apostólico, pero éste no volvió a ser ampliamente reconocido sino hasta finales del siglo XX.

El don / ministerio apostólico es de tremenda bendición para la iglesia, ya que puede darle a la iglesia una visión y ministración que el liderazgo local normalmente no puede, no por incapacidad sino  por la propia definición de su rol y sus funciones.

Sin embargo, junto con el resurgir genuino del ministerio apostólico, aparecieron un montón de otros así llamados apóstoles, algunos falsos y otros salidos antes de tiempo. El ministerio apostólico, que debe ser ejercido solo cuando se tiene el don de apóstol, se transformó en un “título nobiliario” ganado por antigüedad o trayectoria, llamando “apóstol” a ministros que pueden ser muy buenos con sus dones pero desastrosos en esa función.

El panorama actual, en diversos círculos cristianos, es de gran confusión, en algunos se acepta libremente a cualquiera que venga con una tarjetita de “apóstol” mientras que en otros lugares se rechaza absolutamente todo lo que tiene que ver con dicho nombre.

En la época de la iglesia primitiva la realidad no era muy diferente, y la iglesia que quedó luego de la muerte de los primeros apóstoles tuvo un serio problema para contrarrestar las falsas doctrinas que pretendían introducir los falsos apóstoles.

En este contexto, la iglesia de Éfeso es alabada por el Señor en el sentido de “poner a prueba” a los apóstoles. Esta es la actitud que debemos tener hoy en día; veamos que los hermanos de Éfeso ni rechazaron por a todos los que decían ser apóstoles ni los aceptaron así nomás; los pusieron a prueba.

A medida que se aproxima el fin, el Señor va a perfeccionar a Su Iglesia muy rápidamente, y para ello enviará a Sus verdaderos apóstoles. Junto con ellos, vendrá un ejército de falsos. Si rechazamos a los verdaderos, probablemente nos quedemos mirando desde la tierra como nuestros hermanos son arrebatados en un futuro próximo; si aceptamos a los falsos, ¡sin duda que nos vamos a quedar mirando desde la tierra! La solución está en “poner a prueba” bajo la guía del Espíritu.

¡Qué el Señor nos dé Su discernimiento!


Danilo Sorti




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