domingo, 6 de agosto de 2017

86. ¿Así que quieres ser “Dios”?

Job 38:8, 12, 23, 31, 36, 41; 40:11,12 RVC

8 »Cuando las aguas del mar se desbordaban, ¿quién les puso compuertas para controlarlas?
12 »¿Alguna vez le has dado órdenes a la mañana? ¿Le has señalado al alba cuál es su lugar,
23 Yo los guardo para momentos angustiosos, para los días de combate y de batalla.
31 »¿Puedes atar los lazos de las Pléyades, o desatar las ataduras de Orión?
36 »¿Quién le dio sabiduría al ibis? ¿Quién le dio inteligencia al gallo?
41 ¿Quién alimenta al cuervo y sus polluelos, cuando éstos saltan de un lado a otro y graznan hambrientos pidiendo a Dios su comida?

11 Deja sentir todo el ardor de tu ira; fija tu mirada en los orgullosos, y humíllalos.
12 Fíjate en los soberbios, y abátelos; quebranta a los malvados; ¡ponlos en su lugar!

La respuesta de Dios a Job resulta bastante extraña a primera vista, pero si la analizamos en profundidad podríamos decir que el Señor le está diciendo: “¿Así que quieres ser Dios?”. Al juzgar a Dios y criticar sus intenciones, se está poniendo por encima de Él o al menos, a su mismo plano.

La respuesta divina consiste en mostrar una serie de acciones necesarias para mantener el Universo en orden (el “equilibro cósmico” como era común en varias civilizaciones de entonces); que solamente pueden ser llevadas a cabo por Dios.

Por un lado, estas palabras del mismo Señor no avalan la idea de un Universo “automático”, del cual el “Gran Relojero” es solo un observador, tampoco la de un Universo “títere”. Dios está en el control de todo, tanto de los fenómenos físicos, creacionales, universales, de la vida, de la justicia entre los hombres. Él no renuncia a su función, a ninguna de ellas, ¡y de verdad que son innumerables, en todo el sentido de la palabra!

Criticar el obrar de Dios, cosa que generalmente los cristianos no hacemos en público ni en voz alta, pero sí en nuestros corazones; pretender asumir el control sobre determinadas circunstancias y fenómenos que no nos corresponden, en esencia es querer ser como Dios… ¿no les recuerdan ciertas palabras dichas hace mucho tiempo atrás, en un hermoso jardín?

Dios es Dios y no podría ser de otra manera. Querer “quitarle” a Dios la autoridad o el control sobre determinadas cosas lo ÚNICO que acarrea es desastre (miremos al sistema mundo, sino), pero esta acción puede ocurrir de formas muy sutiles.

Job tenía muy buenas preguntas que hacer y en el relato no vemos que les hayan sido respondidas; porque Dios también tiene el derecho de responder o no a nuestras preguntas.

¿Por qué pasó lo que pasó? Dios lo sabe, pero el problema es si podríamos llegar a entenderlo nosotros, al menos en el momento en que formulamos la pregunta. La sabiduría divina es infinita, nuestra mente no.

Cuando llega el dolor, las dudas y las preguntas existenciales, probablemente hay “silencio” más arriba. No es el momento de criticar a Dios, es el momento de confiar y esperar. Dios NUNCA nos desampara, y en realidad, TAMPOCO nos deja sin respuesta; simplemente hay un tiempo y una preparación necesaria para recibir la respuesta y la restauración.

Danilo Sorti




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