Mateo 24:4 RVC
4 Jesús les respondió: «Cuídense de que nadie
los engañe.
Es interesante ver como Jesús responde lo que
es realmente importante que nosotros escuchemos y no necesariamente lo que le
preguntamos.
Al inicio del capítulo 24 los discípulos le
preguntan por los acontecimientos finales; el Señor les responde, pero el principal
énfasis no está en la información sobre los hechos que ocurrirían sino en el
peligro de ser engañados.
La principal característica de esos tiempos
que vendrían, por lo menos, aquello a lo que los discípulos debían prestar
principal atención, no eran los eventos catastróficos y las señales de los
cielos, sino el poder de engaño desatado a lo largo de este tiempo.
Los apóstoles repetirían la misma advertencia
una y otra vez en sus cartas. De hecho, hay temas doctrinales muy importantes
de la vida de iglesia que no se repiten tanto como el asunto del engaño. Y creo
que es algo a lo que solemos prestar tan poca atención…
Pero cuidado, no me estoy refiriendo al
engaño en el mundo, porque de alguna manera sabemos que es obvio, aunque creo
que no hemos aún dimensionado en qué profundidad, sino que me refiero al engaño
dentro del Cuerpo de Cristo.
Un gran “problema” para los cristianos
relativamente nuevos es cuando se crían en una iglesia en la que se cuidad la
verdad y hay coherencia, es decir, en la que no hay engaño voluntario
(imposible es que no tengamos aunque sea algún pequeño engaño involuntario);
porque adquieren la mala costumbre de ser muy “crédulos”, y si no se han
afirmado bien en la verdad, es fácil que se vayan detrás de algún “canto de
sirena”.
Como siempre, la Palabra de Dios nos ha
dejado advertencias suficientes, si queremos hacerles caso.
Los últimos tiempos traerán una
intensificación de todos los procesos que comenzaron más lentamente al inicio
de la era de la Iglesia, y entre ellos, los procesos del engaño. Por supuesto,
el “engaño” nunca ocurre “en el aire”, siempre va de la mano de “engañadores”,
algunos de ellos bien conscientes de lo que hacen y otros igualmente engañados,
sinceros pero engañados. De todas formas son engañadores.
Y ahí es donde tenemos el principal problema
con el engaño, porque entran a jugar los factores humanos: simpatías,
sentimientos de lástima, deseo de progreso, identificación con la otra persona,
etc.
Mateo 24:5 RVC
5 Porque muchos vendrán en mi nombre, y
dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos.
Hermanos, no estamos hablando de uno o dos,
sino de muchos. Por lo tanto, debemos estar alertas.
Por último una advertencia: como siempre,
toda verdad bíblica puede ser exagerada, y en este caso, si hemos entendido lo
que estuvimos diciendo más arriba, Satanás va a intentar sembrar una paranoia
en nosotros para que dudemos de todos y de todo, con lo cual logra alejarnos
aún de lo genuino.
El ejemplo de los billetes falsos nos da una
solución para este problema: puede haber cientos de falsificaciones de
billetes, pero uno no necesita conocerlas a todas, basta con conocer al
verdadero billete para poder descartar a los falsos. No debemos entrar en
ninguna paranoia, basta con buscar cada día más a Dios y conocerlo más a Él, y
el engaño progresivamente queda demasiado en evidencia. ¡Gracias Señor por Tu
amor!
Danilo Sorti
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