lunes, 14 de agosto de 2017

144. Bienaventurados cuando los rechacen

Mateo 5:10-12 DHH

10  “Dichosos los perseguidos por hacer lo que es justo,
porque de ellos es el reino de los cielos. 
11  “Dichosos ustedes, cuando la gente los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataquen con toda clase de mentiras.
12  Alégrense, estén contentos, porque van a recibir un gran premio en el cielo; pues así también persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes.


Los primeros cristianos no consideraban a las pruebas y el sufrimiento como “algo que no debía estar allí”, sino todo lo contrario; era un privilegio sufrir por Cristo, era una honra ser rechazados, insultados y maltratados, y era una recompensa llegar a morir por su Señor.

Filipenses 3:10-11 DHH
10 Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección y la solidaridad en sus sufrimientos; haciéndome semejante a él en su muerte,
11 espero llegar a la resurrección de los muertos.

¿Por qué? Porque:

2 Corintios 4:17-18 DHH
17 Lo que sufrimos en esta vida es cosa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante.
18 Porque no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve, ya que las cosas que se ven son pasajeras, pero las que no se ven son eternas.

El falso evangelio de la prosperidad y de la “buena vida cristiana” ha quitado la vista de las cosas eternas, de la recompensa que tendremos y del Reino que vendrá. Por lo tanto, si “solo” queda esta vida, si lo de más allá se vuelve nebuloso o difuso, si se pierde el interés en ello, ¿Qué queda sino pasarla lo mejor posible en esta tierra y llegar a una “buena vejez”? ¡Pero ese nunca fue el centro del mensaje cristiano!

Ellos sabían, al igual que Pablo:

2 Corintios 4:11 DHH
11 Pues nosotros, mientras vivimos, nos vemos expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también su vida se muestre en nuestro cuerpo mortal.

Aquellos que tanto se llenan la boca hablando de prosperidad y bendiciones, pidiendo dinero, joyas y autos, ¿serían capaces de predicar lo mismo a la iglesia subterránea, perseguida y torturada, del Medio Oriente? ¿Sirve de algo ese supuesto evangelio allá? Y si no sirve allá, ¿por qué habría de servir acá?

Puede ser que en la gracia del Señor, durante un tiempo más largo o más corto, pasemos épocas de paz y relativa libertad, pero eso no es lo normal y de ningún modo debemos pensar que Dios TIENE LA OBLIGACIÓN de bendecirnos materialmente, darnos riquezas, paz y seguridad en esta tierra. Repito, cuando eso ocurre es por gracia especial, inmerecida, y con un propósito muy claro: ser de bendición al resto de nuestros hermanos en el mundo que no están pasando por la misma situación. En el momento en que empezamos a pensar que “lo merecemos”, que es por nuestros méritos o nuestra justicia, empezamos a deslizarnos.

Y si nos toca pasar por diversas aflicciones por la causa de Cristo, que en nuestros contextos a veces vienen de manera más sutil o encubierta, pero no menos real, debemos gozarnos grandemente.

Sabemos que a medida que se aproxime el fin la persecución irá en aumento, aunque yo sería cuidadoso en afirmar que eso ocurrirá por igual en todos los países; probablemente no, pero creo que va a aumentar. Por ello, debemos estar preparados para esos momentos. Mientras tanto, vale la recomendación de Hebreos:

Hebreos 10:32-34 DHH
32 Pero recuerden ustedes los tiempos pasados, cuando acababan ustedes de recibir la luz y soportaron con fortaleza los sufrimientos de una gran lucha.
33 Algunos de ustedes fueron insultados y maltratados públicamente, y otros se unieron en el sufrimiento con los que fueron tratados así.
34 Ustedes tuvieron compasión de los que estaban en la cárcel, y hasta con alegría se dejaron quitar lo que poseían, sabiendo que en el cielo tienen algo que es mucho mejor y que permanece para siempre.

Y debemos alentarnos unos a otros con estas palabras:

2 Corintios 4:17 DHH
17 Lo que sufrimos en esta vida es cosa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante.




Danilo Sorti




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