Deuteronomio 13:1-5 RVC
1 »Cuando en medio de ti surja algún profeta,
o soñador visionario, y te anuncie señales o prodigios,
2 si acaso se cumple la señal o el prodigio
anunciado y él te dice: “Vayamos en pos de dioses ajenos, que tú no conoces, y
sirvámosles”,
3 no prestes oído a las palabras de tal
profeta o soñador visionario. Seguramente el Señor su Dios los está poniendo a
prueba, para ver si ustedes aman al Señor su Dios con todo su corazón y con
toda su alma.
4 Ustedes deben ir en pos del Señor su Dios,
y temerlo sólo a él. Deben cumplir sus mandamientos y atender su voz. Sólo a él
deben servir; sólo a él deben seguir.
5 En cuanto a ese profeta o soñador
visionario, será condenado a muerte por haberlos aconsejado a rebelarse contra
el Señor su Dios. Porque el Señor te sacó de Egipto, te rescató del país donde
eras esclavo; en cambio, aquél habrá intentado apartarte del camino que el
Señor tu Dios te mandó seguir. Así acabarás con el mal que haya en medio de ti.
¿Satanás hace “milagros”? ¡Por supuesto que
sí! ¿Puede hacerlos en el “ámbito” de la Iglesia? Seguro. Notemos una cosa:
este falso profeta del que está hablando Moisés estaban en el mismo pueblo de
Dios, Israel. Y la señal o milagro se cumplía. ¡No todo poder viene de lo alto!
La verdadera clave está en las palabras del
tal profeta: puede haber señales, que pueden ser falsas pero también
“verdaderas”; puede haber sanidades, milagros económicos u otras cosas más sorprendentes,
¡pero eso no determina su veracidad! Sólo una cosa es la fundamental y se trata
del mensaje. Si el mensaje que acompaña las señales milagrosas nos acerca más a
Dios, si es una palabra llena del Espíritu, si exalta a Cristo por encima de los
hombres, si está en conformidad con la Palabra, entonces esa señal es genuina.
Pero si el mensaje termina con una
manipulación a fin de sacar dinero, que es lo más común hoy, o exaltando a un
hombre por encima de Cristo (lo que frecuentemente hacen los predicadores
invitados con el pastor anfitrión) o alguna otra cosa, entonces estamos, nada
más y nada menos, que en presencia de señales satánicas.
De acuerdo, hay un límite que a veces es
sutil: ningún predicador es perfecto y difícilmente su mensaje lo sea, no me
refiero a eso sino a situaciones claramente desviadas.
Mateo 24:24 RVC
24 Porque surgirán falsos cristos y falsos
profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que, de ser
posible, engañarán incluso a los elegidos.
Estos mentirosos no podrían intentar engañar
a los elegidos si no estuvieran “adentro” de la Iglesia, si no ostentaran
títulos ni ocuparan lugares de autoridad. Un hermanito desarrapado sentado en
el banco de atrás difícilmente podría arrastrar a muchos tras de sí, pero un
elocuente predicador de saco y corbata, invitado del extranjero y con un amplio
reconocimiento, probablemente sí. Y si además realiza milagros, el engaño está
servido con moño y todo.
Como siempre digo, no pretendo con esto
“echar tierra” sobre todos, sino simplemente animar a que abramos nuestros ojos
para, como dijo el Espíritu en Su Palabra hace mucho tiempo atrás, no dejarnos
engañar ni por las apariencias ni incluso por las “señales”.
Danilo Sorti
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