viernes, 18 de agosto de 2017

165. No todos tienen fe

2 Tesalonicenses 3:2 RVC
2 y para que seamos librados de los hombres perversos y malvados; porque no todos tienen fe.

¿Pueden creer todos los hombres?

Génesis 3:15 RVC
15 Yo pondré enemistad entre la mujer y tú, y entre su descendencia y tu descendencia; ella te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el talón.»

Hay una descendencia que propiamente no viene de Adán, aún genéticamente no es exactamente “hombre”; es lo que llamamos la “simiente de la serpiente”, la semilla de Satanás. Son aquellos contaminados desde su mismo origen (que no tiene nada que ver con lo que la iglesia católica llama “el pecado original”), un linaje distinto. Estos son aquellos que Juan llamaba:

Lucas 3:7 RVC
7 A las multitudes que acudían para ser bautizadas, Juan les decía: «¡Generación de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera?

Y que Jesús, más exactamente identificó:

Mateo 23:31-33 RVC
31 Con esto dan testimonio contra ustedes mismos, de que son hijos de aquellos que mataron a los profetas.
32 ¡Terminen de hacer lo que sus padres comenzaron!
33 ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparán de la condenación del infierno?

Estos no son simplemente hombres pecadores, acá hay una línea generacional, algo que se transmite de padres a hijos, algo que trasciende en mucho a la simple decisión individual. Y éstos ya han sido condenados, no hay salvación posible para ellos. Y porque no hay salvación posible, es que son tan perversos y mentirosos, “actores” perfectos y perfectamente pecadores.

Digo esto, hermanos, para que no seamos engañados, precisamente porque ellos son los maestros del engaño, y nunca debemos olvidarnos de lo que dijo Jesús:

Lucas 16:8 RVC
8 Y el amo elogió al mal mayordomo por haber actuado con tanta sagacidad, pues en el trato con sus semejantes los hijos de este mundo son más sagaces que los hijos de la luz.

Lo más normal es que los hijos de Dios seamos inocentes y cándidos a comparación de estos perversos, y por eso es que han causado tanto daño en el mundo y tanto daño dentro de las iglesias, porque de estos son también los que se meten en las congregaciones, aparentando ser hombres y mujeres con unción y dones (que no vienen precisamente del Espíritu de Dios),  con elocuencia de palabras, y muchos inocentes van en pos de ellos. Ahora bien, el problema no es ser inocentes, sino ser necios, es decir, no darnos cuenta de que podemos ser fácilmente engañados si no buscamos fervientemente al Señor. Por algo Él mismo nos dijo:

Mateo 10:16 RVC
16 »Tengan ustedes en cuenta que los estoy enviando como a ovejas en medio de lobos; así que sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas.

Las serpientes naturales (no las espirituales) son animales muy indefensos, algunas tienen veneno para protegerse, muchas no (las culebras y las constrictoras), pero de todas formas son animales muy expuestos a ser pisados, aplastados o atrapados por una rapaz. Si dejamos de lado a las venenosas, son animales muy indefensos, y que por lo tanto deben ser muy cuidadosos y prudentes antes de asomarse o hacer algo. Y las “serpientes espirituales” también lo son en otro sentido: son muy prudentes a la hora de desarrollar sus ardides y engaños, para no ser descubiertas.

Nosotros debemos seguir este consejo y no ser necios, porque:

Proverbios 10:21 DHH
21 Los labios del justo instruyen a muchos,
pero el necio muere por su imprudencia.


Resumiendo: no todos pueden creer, algunos tienen la “semilla de la maldad” en sí mismos y nunca creerán, algunos de ellos penetran las iglesias y alcanzan puestos de autoridad. De ellos debemos cuidarnos, no ser necios ni desprevenidos; no creer que lo que vemos o lo que nos dicen o incluso aparentes milagros que son hechos constituyen señal de aprobación divina. Y mucho menos aceptar sus mensajes de juicio y condenación para los que no los siguen.

¡Señor, líbranos de ellos!


Danilo Sorti




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