Salmos 34:19 RVC
19 El justo pasa por muchas aflicciones, pero
el Señor lo libra de todas ellas.
En algún momento estuvo de moda esa frase
bien marketinera, y diría que aún se sigue predicando. A los cristianos que
hemos “sobrevivido” a los duros tiempos de pruebas de los primeros años a veces
nos resulta hasta graciosa la afirmación que utilicé por título, y lo es… si no
fuera terriblemente satánica.
Por un lado, es una mentira que Cristo NUNCA
predicó. Claro, se soluciona nuestro principal problema que es con Dios, porque
nos reconciliamos; y se solucionan unos cuantos de los problemas terrenales, si
es que obedecemos Sus mandamientos, y tenemos la paz que viene de lo alto, y
tenemos la provisión y protección del Señor. Pero NADIE DIJO que no habría
problemas, y a veces, realmente muchos.
Esa frase es un exponente del falso evangelio
de la prosperidad, es la “puerta de entrada” de gente que nunca debió estar
adentro. Es cierto que el Evangelio debe ser predicado a todos para que todos
tengan oportunidad de escuchar, pero:
2 Tesalonicenses 3:2 RV1960
2 y para que seamos librados de hombres
perversos y malos; porque no es de todos la fe.
No, decididamente no todos creerán. Aunque
todos deben tener la oportunidad, Dios sabe perfectamente quienes nunca lo
aceptarán. Esa gente no debe estar en la iglesia, no hay que meterlos por la
fuerza, no es necesario que estén adentro para que conozcan la “vida cristiana”
y se entusiasmen con ella porque nadie se convierte por la “buena vida
cristiana” sino por conocer a Cristo, y si no es por Cristo, ¿para qué los
queremos adentro?
Esos muchos que se han metido por medio de
promesas falsas de bienestar son los que después deben seguir siendo
“mantenidos adentro” por medio de otras tantas falsas promesas, y ahí se ve la
extrema creatividad de algunos predicadores para seguir teniendo a la gente
convencida (es decir, engañada) de que, a pesar de que su vida ha sido un
desastre y lo sigue siendo, hay un “futuro maravilloso” que está a la vuelta de
la esquina, bien cerquita. Claro, en todo este proceso, el evangelio que se
termina enseñando está muy lejos del verdadero.
Aquí tenemos que hablar de los Evangelistas,
que de todos los ministerios, son los que más frecuentemente tienen una
santidad bastante escasa (y casi nula en ocasiones), y que por lo tanto pueden
desviarse más fácilmente hacia un mensaje exitista y “fácil”.
Pero esta frase también engaña a aquellos que
sí deben estar adentro, que están destinados para salvación pero que, como
todos, necesitan ser enseñados en la verdad. Y así, viven en tropiezos y
frustraciones, heridos, enojados y peleando con sus familias porque las
“maravillosas promesas” no se cumplen.
Hermanos, creo que con amor y decisión,
debemos luchar contra ese mensaje, recordando que nuestras armas no son
carnales pero sí poderosas para destruir argumentos. No permitamos que ese
falso evangelio se difunda, no hay que suavizar la verdad, no hay que “meter
adentro” a cualquiera, aunque tampoco tenemos que presentar un Evangelio
artificialmente difícil. Creo que podemos difundir la verdad a través de los
medios de comunicación y exponer el error, sin herir innecesariamente a los que
están en ese error.
¡Que el Señor nos dé la sabiduría y el valor!
Danilo Sorti
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