2 Corintios 5:20 RVC
20 Así que somos embajadores en nombre de Cristo,
y como si Dios les rogara a ustedes por medio de nosotros, en nombre de Cristo
les rogamos: «Reconcíliense con Dios».
La función del embajador era conocida desde
tiempos muy antiguos, y no ha cambiado mucho, con la excepción de que en aquel
entonces, debido a las dificultades para la comunicación, éstos tenían más
poder y capacidad de decisión que en la actualidad.
Pablo era muy consciente de su función de
embajador. Notemos que él no está diciendo que todos los cristianos lo son,
pero muy bien podemos interpretar que todos los cristianos PUEDEN SERLO si es
que cumplen con su función de extender el Reino de los Cielos, tal como lo
hacía el apóstol.
En otras partes se dice que somos
extranjeros, es decir, que nuestra patria no es esta, sino que estamos de paso.
También se dice que somos peregrinos, que no tenemos una morada fija ni se
supone que debamos tenerla. Un embajador también es un extranjero y en cierto
sentido, un peregrino, porque normalmente no está en un mismo lugar toda su
vida. Pero es más que eso: representa otro Reino, tiene que velar por los
intereses de ese Reino y por ello tiene la autoridad conferida para hacerlo.
Esto debería ser un recordatorio para
nosotros, no sea que nos acomodemos tan bien a este reino, es decir, al sistema
y valores del mundo actual, que nos olvidemos de nuestra función y del Reino
muy superior que representamos.
Un embajador vuelve cada tanto a su país.
Nosotros debemos (y podemos hacerlo) vivir en los dos Reinos: estamos en el
mundo, pero en espíritu estamos en el Reino Venidero. Si no pasamos tiempo
habitando espiritualmente en nuestra verdadera patria, ¿qué vamos a representar
aquí?
Un embajador representa los intereses de su
país de origen, ¿sabemos nosotros cuáles son los intereses del Rey? No digo los
intereses terrenales de la congregación, que pueden ser perfectamente válidos,
sino los intereses del Reino Celestial.
Un embajador mantiene el estilo de vida de su
país de origen, y creo que no hace falta hacer muchas comparaciones aquí.
Cuando hay un embajador es porque existen
relaciones diplomáticas entre ambos países y una de las funciones principales
de una embajada es establecer acuerdos y tratos mutuamente beneficiosos. En
nuestro caso, los Embajadores del Reino son los que traen la reconciliación con
Dios y las bendiciones subsiguientes. Cuando las relaciones diplomáticas se
cortan, los embajadores son retirados, y eso es prácticamente una declaración
de guerra. Tal cosa ocurrirá en breve cuando la Iglesia verdadera, es decir,
los que son verdaderos embajadores, sea retirada de esta Tierra. Pero mientras
tanto, los embajadores deben continuar cumpliendo su función.
¡Que el Señor nos ayude a mantenernos fieles!
Danilo Sorti
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