domingo, 13 de agosto de 2017

113. Embajadores

2 Corintios 5:20 RVC
20 Así que somos embajadores en nombre de Cristo, y como si Dios les rogara a ustedes por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: «Reconcíliense con Dios».

La función del embajador era conocida desde tiempos muy antiguos, y no ha cambiado mucho, con la excepción de que en aquel entonces, debido a las dificultades para la comunicación, éstos tenían más poder y capacidad de decisión que en la actualidad.

Pablo era muy consciente de su función de embajador. Notemos que él no está diciendo que todos los cristianos lo son, pero muy bien podemos interpretar que todos los cristianos PUEDEN SERLO si es que cumplen con su función de extender el Reino de los Cielos, tal como lo hacía el apóstol.

En otras partes se dice que somos extranjeros, es decir, que nuestra patria no es esta, sino que estamos de paso. También se dice que somos peregrinos, que no tenemos una morada fija ni se supone que debamos tenerla. Un embajador también es un extranjero y en cierto sentido, un peregrino, porque normalmente no está en un mismo lugar toda su vida. Pero es más que eso: representa otro Reino, tiene que velar por los intereses de ese Reino y por ello tiene la autoridad conferida para hacerlo.

Esto debería ser un recordatorio para nosotros, no sea que nos acomodemos tan bien a este reino, es decir, al sistema y valores del mundo actual, que nos olvidemos de nuestra función y del Reino muy superior que representamos.

Un embajador vuelve cada tanto a su país. Nosotros debemos (y podemos hacerlo) vivir en los dos Reinos: estamos en el mundo, pero en espíritu estamos en el Reino Venidero. Si no pasamos tiempo habitando espiritualmente en nuestra verdadera patria, ¿qué vamos a representar aquí?

Un embajador representa los intereses de su país de origen, ¿sabemos nosotros cuáles son los intereses del Rey? No digo los intereses terrenales de la congregación, que pueden ser perfectamente válidos, sino los intereses del Reino Celestial.

Un embajador mantiene el estilo de vida de su país de origen, y creo que no hace falta hacer muchas comparaciones aquí.

Cuando hay un embajador es porque existen relaciones diplomáticas entre ambos países y una de las funciones principales de una embajada es establecer acuerdos y tratos mutuamente beneficiosos. En nuestro caso, los Embajadores del Reino son los que traen la reconciliación con Dios y las bendiciones subsiguientes. Cuando las relaciones diplomáticas se cortan, los embajadores son retirados, y eso es prácticamente una declaración de guerra. Tal cosa ocurrirá en breve cuando la Iglesia verdadera, es decir, los que son verdaderos embajadores, sea retirada de esta Tierra. Pero mientras tanto, los embajadores deben continuar cumpliendo su función.

¡Que el Señor nos ayude a mantenernos fieles!



Danilo Sorti




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